Noviembre 15, 2024

¿Nos vamos a tirar la paz?

El domingo pasado, el candidato a la Presidencia Humberto de la Calle hizo una declaración que le puede salir cara a su campaña: que Uribe y su más reciente encarnación, Iván Duque, y varios funcionarios del Gobierno, “¡se están tirando la paz!”. La declaración fue motivada por una historia de The Wall Street Journal en donde afirman que hay pruebas para investigar a Iván Márquez por narcotráfico. Frente a esto y los cargos contra Jesús Santrich también por narcotráfico –que pueden provocar su extradición–, Márquez ha regresado al Caquetá y dice que no se posesionará como congresista. ¿Qué quiere decir esto? Que mientras se sabe si lo que dice The Wall Street Journal es cierto (la Fiscalía colombiana lo ha desmentido) e investiga si estos líderes de las Farc incurrieron o no en un delito, el Acuerdo de Paz se puede caer en cualquier momento. Si los extraditan a Estados Unidos, no se someterán ni a la JEP ni a la justicia ordinaria en Colombia, y nos quedaremos sin saber qué pasó en el conflicto. De la Calle no pide que queden impunes si llegasen a ser culpables, pide paciencia y que sean juzgados en Colombia, para que rindan cuentas a las víctimas del conflicto, que son las principales interesadas en saber si los excabecillas cumplieron o no con las promesas del acuerdo. La declaración es peligrosa para la candidatura de De la Calle, pues recientemente afirmaba que si Santrich era culpable debía ser extraditado, pero desde entonces las circunstancias han cambiado, y ahora lo que está en juego no es el futuro de un exguerrillero, sino el derecho de las víctimas a la verdad y reparación, y de paso de todo el acuerdo.

 

 

El Acuerdo de Paz es el tema que subyace a estas elecciones presidenciales. Se trata de escoger entre los candidatos que quieren aniquilar el acuerdo y los que lo quieren conservar. Y aunque el sentido común dicta que prolongar un conflicto tan doloroso es una pésima idea, el Acuerdo de Paz significa un golpe al statu quo colombiano y por eso genera tanta resistencia. Mejor dicho: el Acuerdo de Paz afecta los monopolios de la tierra en Colombia, entre otras cosas, porque mientras haya conflicto armado, los campesinos y pequeños propietarios seguirán siendo desplazados y nadie les podrá hacer resistencia a los terratenientes. Es un motivo tan antiguo como la Violencia en Colombia y que también ha sido siempre una pugna por la tierra. Porque la tierra es poder. Y eso lo saben muy bien los candidatos que quieren hacer trizas el acuerdo: saben que a muchas personas en este país les importa más la plata que la vida de las personas. Por eso De la Calle invitó al candidato de Uribe a que “vaya y le ponga la cara a Bojayá, a El Salado, a La Chinita y a Montes de María, y les diga, frente a frente a cada una de las víctimas, cómo es que piensa hacer trizas el acuerdo”.

Se necesita mucha valentía para decir esto tan claro, especialmente porque estoy segura de que a De la Calle muchos asesores le dijeron que esto era lo menos conveniente para su campaña. Son declaraciones que nos dejan claro, más allá de toda duda, que aunque varios candidatos están a favor del acuerdo, De la Calle es quizás el único candidato que pone el país primero. Se lanzó a presidente, a regañadientes, para conservar el Acuerdo de Paz, y está dispuesto a perder por la misma razón. Que no es cualquier razón. El Acuerdo de Paz redujo a cero las muertes en conflicto. A cero, en un país que lleva una franja roja en la bandera por toda la sangre que se ha derramado. Si mantener el acuerdo, que a diario salva y cambia la vida de tantos colombianos, no es nuestra prioridad, entonces somos un país miserable.

Las declaraciones del domingo eran lo que yo necesitaba para definir mi voto por De la Calle. No se trata solo de que sea el mejor preparado o de que sea intachable. Ni siquiera que sea el único que pueda darnos pruebas de sus capacidades para mediar en un país polarizado. Se trata, sobre todo, de que con estas elecciones a presidente sí podemos decidirnos a cambiar la historia de Colombia, y eso solo se puede si se mantiene el acuerdo. Más allá de los cálculos de póker que todos estamos haciendo para definirnos en primera vuelta, yo decido irme por el candidato que con sus actos mejor representa lo que yo quiero que diga mi voto: que la paz de Colombia está primero.

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