Noviembre 15, 2024

Jueces de izquierda

¿Mal informado? ¿Mal intencionado? Todo puede ser, pero lo concreto es que los dichos del Ministro de Justicia del gobierno derechista, señor Hernán Larraín, quien afirmó que … “ la mayoría de los jueces del país son de izquierda…” han merecido con razón el más duro rechazo de quienes algo sabemos del poder judicial en nuestro país.

 

 

Incluída la propia Corte Suprema cuyo vocero, el Ministro Milton Juica, recordó que si hay instancias poco claras en los nombramientos de los magistrados es precisamente en el Ministerio de Justicia y en el Parlamento. También fueron rechazadas las palabras de Larraín por la Asociación de Magistrados a través de su presidente Alvaro Flores. Y en el mismo sentido se han pronunciado legisladores y abogados.

Miente también cuando afirma que la supuesta izquierdización de los jueces en este país se debe a que en los últimos años ha habido numerosos gobiernos de izquierda y uno solo de derecha.

¿Gobiernos de izquierda en Chile? Recordemos que el último gobierno de izquierda en este país fue el del Presidente Salvador Allende y la Unidad Popular cuyo trágico final y la masacre siguiente en contra del pueblo chileno la acometieron  precisamente los compañeros de ruta de quien hoy hace tales declaraciones.

Es efectivo que el segundo gobierno de la presidenta Bachelet llevó a cabo importantes reformas y, por fin,  había dado comienzo a la transición desde la dictadura, pero no era específicamente un gobierno de izquierda.

De los anteriores gobiernos basta con recordar lo sucedido en esos años. En síntesis, la  absoluta mantención del modelo de sociedad impuesto por la dictadura en lo político y en lo económico, además no tocar la Constitución pinochetista, ni el sistema binominal, ni el poder del empresariado y las transnacionales y, sobre todo asegurarle impunidad a Pinochet y los suyos.

¿O alguien ha olvidado que no sólo trajeron sano y salvo al dictador desde su prisión en Londres, sino que además lo ungieron como “Senador Vitalicio”, incluído aquel fuerte abrazo con ese personaje tan especial como es Andrés Zaldívar, el mismo del intento de pánico económico contra el electo Salvador Allende?

¿Eso es “ de izquierda “ para el señor Larraín?

Refresquemos la memoria en lo que al poder judicial se refiere. Sus altos mandos del año 1973 no son inocentes de todo lo ocurrido tras el golpe. Desde luego, téngase en cuenta la inconstitucional e ilegal declaración de 1973 de la Corte Suprema, apoyada por el Colegio de Abogados de la época, en la que poco antes del golpe culpaba al gobierno del Presidente Allende del “ perentorio e inminente quiebre de la juridicidad en el país”. Pronunciamiento que facilitó la deleznable conducta de los diputados golpistas que el 22 de agosto de ese año declararon que el gobierno de la Unidad Popular se había puesto al margen de la Ley. Maniobra que me consta personalmente, ya que me encontraba presente en la reunión en mi condición de Diputado.

El poder judicial no sólo fue parte del plan sedicioso sino que abrió de par en par las puertas al horror desatado. No acogió los Recursos de Amparo presentados por los valientes abogados de derechos humanos de esos años, o enviaba las causas a la justicia militar, es decir a los mismos responsables de los crímenes. El presidente de la Suprema de ese tiempo dijo “me tienen curco con esto de los detenidos desaparecidos”. En suma no sólo no actuaron en lo que era su deber, hacer justicia, sino que además fueron cómplices de esa terrible situación.

Tanto es así que años más tarde, concretamente en septiembre de 2013, el entonces presidente de la Corte Suprema, don Ruben Ballesteros, al que nadie podría acusar de ser  de izquierda, tuvo el gesto digno de pedir públicamente perdón por la conducta del poder judicial chileno durante los años de la dictadura de Pinochet. Por no haber hecho justicia, por haber permitido a ojos vista los secuestros y desapariciones de personas, las torturas, las ejecuciones ilegales, etc. ¿Puede haber algo más claro que la propia autocrítica de la Corte Suprema a 40 años desde el golpe?

Todavía más: este año se han cumplido 20 años desde que nuestra querella criminal contra Pinochet, la del rol 2182 – 98, fue acogida a tramitación dando inicio por vez primera a un proceso judicial en contra de los autores de los crímenes de lesa humanidad. Ese proceso, que desarrolló el juez Juan Guzmán  abrió las puertas a los más de Mil 300 juicios sobre violaciones a los derechos humanos en dictadura que hoy existen en el país. Pero ese juicio se inició recién en 1998, 25 años después del golpe. Es decir, el poder judicial asumió por fin su papel ¡¡un cuarto de siglo después de iniciados los horrorosos crímenes!!

¿Estos son los jueces de izquierda de que habla Larraín? ¿O será porque desde 1998 se empezaron a investigar los crímenes de la dictadura que al ministro “de Justicia” le parece entonces que los actuales jueces son  de izquierda?

Ni el ministro Juan Guzmán, ni los ministros Carlos Cerda o Victor Montiglio ni ninguno de los jueces que tramitan hoy juicios de derechos humanos podrían ser calificados de “jueces de izquierda”. Tampoco lo es don Ruben Ballesteros. 

Simplemente, los magistrados que llevan  causas por los crímenes de la dictadura cumplen la Constitución y la Ley más allá de cuales sean sus ideas personales en política contingente. Son hombres y mujeres honestos, dignos, como lo son todos los que han reconocido la aberrante conducta en general de los tribunales chilenos en dictadura y se esfuerzan hoy por cumplir cabalmente con sus funciones.

Lo que encierran las palabras de Larraín no son otra cosa que las peligrosas señales que en diversos escenarios sobre temas valóricos han empezado a advertirse apenas asumió su mandato presidencial un personaje al que nunca le han gustado los tribunales. Cuentan para eso con el apoyo de los mismos medios de comunicación que fueran en los negros años del fascismo criollo encubridores de los peores crímenes.

¿Un ejemplo de esto último? A propósito del reciente fallecimiento de René Cardemil, condenado como autor del asesinato de seis seres humanos, la prensa de siempre dijo que había fallecido en Punta Peuco en estado terminal una persona que había solicitado su indulto. En rigor, el autor de esos crímenes falleció de un cáncer prostático, rodeado de sus familiares y en el Hospital Militar. No le sucedió igual a sus víctimas.

Tal vez el ministro se quedó pegado en la época de la Corte Suprema del 73, de los años de la impunidad, al fin de cuentas él es militante de la derecha, del sector que impulsó y apoyó la dictadura de Pinochet, que era su dictadura, a la que la judicatura de esos años fue genuflexa.

Y, claro, resulta entonces natural que considere como izquierdistas a los jueces que, en función de sus legítimos deberes, trabajan por el respeto al Derecho nacional y al Derecho Internacional y, conforme lo que estudiaron en la Universidad, a su obligación del cargo y a la realidad que les corresponde juzgar, aplican la norma jurídica.

Digamos finalmente que. a la luz de la realidad actual y aunque él no se dé cuenta, las consideraciones del señor Ministro constituyen en el fondo una alta valoración de las personas de izquierda.

 

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