Escribo el mismo día en que se conmemora el fallecimiento de Alberto Hurtado Cruchaga y en que es entregado a Piñera un nuevo listado de víctimas de la dictadura para que ellas sean en parte compensadas.
El padre Alberto Hurtado y monseñor Sergio Valech fueron curas que vivieron preocupados de sus prójimos desde su postura católica. Y no fueron “cristianos socialistas” como Camilo Torres o Fray Betto sino más bien personeros de centro, muy socialcristianos, de fuerte influencia en la centro derecha y en la centro izquierda. Ambos atacados en su tiempo por la extrema derecha.
Es el 18 de agosto de 2011.
Ratzinger ha llegado recién a Madrid a un Congreso Mundial de las Juventudes Católicas.
En España golpea la nueva crisis del capitalismo europeo y mundial. Hay más de un 20% de cesantía y marcha adelante un programa de recortes del gasto estatal y del gasto social. Habrá menos beneficios previsionales, de atención de salud y de becas y gratuidades educacionales. La socialdemocracia muestra sus limitaciones y la derecha política (incluidos los neofascistas) se apresta a gobernar.
“Menos crucifijos y más trabajos fijos” es la consigna de los críticos madrileños de Ratzinger.
En Londres se apagan a medias las cenizas de un duro levantamiento callejero que emuló a los de París y Lyon de hace dos años.
Londres y París están a una hora de vuelo del Estado Vaticano donde reside Ratzinger como Jefe de Estado y Sumo Pontífice.
En el mismo día 18 de agosto de 2011 alrededor de mil quinientos millones de personas sobreviven en la extrema pobreza. Mil quinientos millones. El Banco Mundial define la pobreza extrema como aquella que afecta a quienes “viven” con menos de $ 500 pesos chilenos diarios.
A Ratzinger se le ha preparado un banquete para el sábado 20 de agosto en la residencia del cardenal y arzobispo de Madrid, Antonio María Rouco, al que asistirán invitados unos 60 jerarcas eclesiásticos.
Se informa, el mismo día 18, que lo peor de la crisis humanitaria en Somalia está por llegar. Somalia está ubicada en el llamado “Cuerno Africano” muy cerca de Eritrea y de Etiopía, tan miserables como ella.
En el banquete de Ratzinger se degustará en el aperitivo aceitunas españolas, tostas de foie, cucharitas de corazón de alcachofa con salda holandesa y tabla de ibéricos y quesos, que estarán acompañados de bretzel, pan negro, pan de nueces y chapata. Para libar en el aperitivo habrá cerveza, zumos naturales, vinos de jerez y algunos refrescos, según ha informado el Centro Fuenllana de Alcorcón, Madrid.
De los mil quinientos millones de seres en extrema pobreza, mil millones son niños.
De primer plato Ratzinger y los cardenales comerán salmorejo cordobés con virutitas de jamón serrano, con vino blanco Pantosán, denominación de origen Rueda.
Boccato di Papa y di Cardenale.
De segundo degustarán salomillo de ternera con compota de cebolla, puré de patata y verduritas salteadas, regado con vino tinto Rioja Lealtanza Reserva.
Como postre habrá helado de limón con salsa de bayas de enebro y gelatina de gin tonic, acompañado de vino dulce, denominación de origen Pedro Ximénez.
Para acompañar, los comensales podrán elegir café descafeinado o infusiones. Además contarán con dulces típicos españoles como gominotas de cerveza originarias de Fuenllana, yemas de Santa Teresa, pestiños madrileños, mini rosquillas y tejas.
La gran mesa en que se servirá la comida estará adornada con centros florales azules y blancos, en homenaje a la bandera de Baviera, región natal de Ratzinger. Las flores que utilizarán son bromelia blanca, amilaceu blanco, agapanthus y verónica entre otras. La decoración del resto de la residencia se ha hecho en base a las tonalidades y colores que predominan y a la luz y adecuación de la mansión.
No se servirá frutas, posiblemente para no apurar la digestión. Se trata de comensales de setenta y ochenta. Ratzinger tiene 84.
Puede ser que Joseph Aloysius Ratzinger, el Papa Benedicto XVI, pase a la historia más que por sus tesis integristas, su alianza con el Opus Dei, su juventud nazi y su oscuro papel en la protección de la pederastia clerical, por haber sido el Pontífice Sibarita y por pertenecer a una aristocracia sorda y miope, que al alcance de la mano podía palpar la marginalidad y el hambre.
“Pero el hombre vestido de blanco
Ignora el misterio de la espiga,
Ignora el gemido de la parturienta,
Ignora que Cristo puede dar agua todavía,
Ignora que la moneda quema el beso de prodigio
Y da la sangre del cordero al pico idiota del faisán”.
(Federico García Lorca)