Noviembre 15, 2024

20 de Agosto de 1940, asesinan a Trotsky: el mayor crimen político del siglo XX

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trotsky-5El asesinato de un exiliado -León Trotsky-  en México, el 20 de agosto de 1940, fue un brutal crimen de tónica política que estremeció al orbe y supuso la participación en él de José Stalin, entonces líder máximo del Partido Comunista y jefe de estado en la Unión Soviética , región que desde 1917 se convirtió en el primero y único país socialista del planeta que permaneció como tal hasta 1990.

 

 

 Una declaración del gobierno soviético negó cualquier relación con en el delito, pero muchas fuentes creíbles señalaron que el misterioso homicida que hundió un afilado punzón en el corazón de Trotsky y conocido como Ramón Mercader actuó por órdenes de la policía secreta de la URSS (GPU).

 

Led Davidovich Bronstein, nacido en Ucrania en 1879 y que utilizaba en la lucha política clandestina el nombre de Trotsky (LT), fue miembro del Partido Socialdemócrata Ruso (PSDR) y al triunfo de la revolución ejerció como Comisario (ministro) del Exterior y también de Guerra. Fallecido Lenin (1924) perdió en la batalla interna por la sucesión y fue alejado de la dirección partidaria y luego marginado de lo que era el Partido Comunista.

 

Trotsky, según testigos cercanos a él, era un egocéntrico que proclamaba su auto estima. Decidió salir de la URSS en 1929 y viajó a Estambul (Turquía) con su familia. Se instalaron en Prinkipo, una isla en el mar de Mármara. De inmediato comenzó su activa labor de contra propaganda hacia la URSS y particularmente atacó a Stalin.(1) Al mismo tiempo planteó su tesis de la “Revolución Permanente ” que fue acompañada con la fundación de una fantasmal “Cuarta Internacional” que se opondría a la Tercera que reunía a los partidos comunistas del orbe. Esa tarea dirigida en contra de un Estado constituido como era la URSS se tradujo en hostilidad hacia Trotsky quien debió instalarse sucesivamente en Francia, Noruega y finalmente México.

 

¿Qué fueron realmente los pseudos partidos trotskistas? Según un testimonio válido, el de Jean Van Heijenoort, quien fuera secretario de LT durante siete años, “Había grupos trotskistas en una treintena de países. Cada uno de esos grupos estaba, la mayoría de las veces, dividido en dos o tres fracciones. El grupo mexicano contaba con veinte o treinta miembros verdaderamente activos. A pesar de esa pequeña cantidad estaba dividido en fracciones” (2)

 

El contingente formado por la familia de LT, sus ayudantes y guardaespaldas se instaló en la colonia (división administrativa) de Coyoacán de la capital mexicana (Ciudad de México) en una propiedad que les cedió el famoso pintor Diego Rivera quien, en esa etapa decía compartir el ideario trotskista. La vivienda -que se mantiene hoy como museo– poseía innumerables medidas de seguridad en tanto que en el exterior vigilaban permanentemente una treintena de policías estatales. Sin embargo, sería allí donde fructificaría el aleve plan de eliminar a una persona como “solución” política.

 

El propósito que dio resultados consistió en que el ejecutor fuera un personaje que tuviera fácil y normal acceso al interior del hogar y más que eso que fingiera ser un amigo más de LT y familia. Relata Van Hejenoot antes mencionado:

 

 “El futuro asesino, Ramón Mercader, seleccionado por la GPU , se ligó en Paris con una joven trotskista norteamericana, Sylvia Ageloff, y se convirtió en su amante. Esta había sido bien elegida, pues tenía una hermana, Ruth Ageloff, por quien Trotsky tenía mucha simpatía. Ella era huésped frecuente en  la casa de Trotsky. Luego, una hermana de Ruth no podía ser sino bien recibida por él y por Natalia” (esposa de LT)(3)

 

En breve, aquello se produce y la pareja visita a LT en varias ocasiones luego de viajar desde Francia a México. En breve, Mercader conoce los detalles de la vida cotidiana de LT y luego, cuando se presenta la ocasión, actúa como verdugo.

 

SIQUEIROS: ASALTO FRUSTRADO

 

En México era conocida la rivalidad, y a veces enemistad, entre los notables muralistas Diego Rivera y David Alfaro Siqueiros, pero nadie habría podido imaginar que esa característica se expresaría también en torno al trotskismo.

 

Rivera y su esposa de entonces, la también notable pintora Frida Khalo, respaldaron a LT en los planos materiales y propagandísticos y sólo tres meses antes del asesinato, el 24 de mayo te 1940, Sequeiros encabezó un asalto armado a la residencia de Coyoacán, acción fracasada por la cual sería juzgado y condenado a prisión.

 

En su libro de Memorias (4) publicado después de su fallecimiento, dedica un capítulo al tema que titula “Por Qué el ‘Atentado contra Trotsky’”.Adelantemos que el autor, aparte de su arte, tenía vastos conocimientos militares y operó con las armas en la Revolución Mexicana y en la guerra civil de España en la cual logró el grado de teniente coronel.

 

Siqueiros (DAS) reconoce que el Partido Comunista no fue advertido del proyecto pues, apunta, lo habría rechazado. Se lamenta del apoyo que prestó el Presidente Cárdenas a LT al proporcionarle asilo, protesta agrega, que también formularon todos quienes fueron combatientes en España. Acerca del suceso escribió:

 

“Nunca negué, y no niego ahora, que mi participación en el asalto a la casa de Trotsky el 24 de mayo de 1940, objetivamente, conforme a la ley imperante, constituyó un delito y que por ese delito he pasado largos períodos de cárcel, más de tres años de exilio” (4)

 

TROTSKY ÍNTIMO

Trotsky, al parecer, se consideraba a si mismo como un infalible cuyas tesis no podían ni siquiera discutirse. En el plano humano, nos informa Van Hejenoort, era un enamoradizo, un donjuan sin remedio, y al respecto confirma sus amores con Frida Khalo, la pareja real y legal de Diego Rivera. Ese romance, apunta, provocó un gran problema con Natalia.

Y el alejamiento de Rivera del trotskismo lo atribuye, asimismo, a ese episodio pasional…

 

(*)Periodista/escritor chileno

 

Notas:

(1)Nombre real: José Visarionovich Chugachvili, nacido en Gori, Georgia.

(2) Heijonnort, Jean Van. Con Trotsky, de Prinkipo a Coyoacán, México, Nueva Imagen, 1979.

(3) Heijonnort, op.cit.

(4) David Alfaro Siqueiros. Me llamaban el coronelazo. Memorias, México

 

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