Noviembre 15, 2024

Acumulación Primitiva y Espíritu Capitalista (*)

Las conformaciones de la acumulación primitiva y el espíritu capitalista, ligadas a la transición del feudalismo al capitalismo, tímidamente tratadas por diferentes autores, inclusive por aquellos de orientación crítica, es producto de un discurso dominante, y eurocéntrico de la historia y del capitalismo. Timidez que seguramente esconde la vergüenza del despojo y la esclavitud.

 

 

Tratar la conformación de la acumulación primitiva, tomando como hilo conductor el espíritu capitalista, hacen ir abordando diferentes características del discurso dominante sobre el espíritu capitalista, así como también, instituciones a las cuales algunos autores atribuyen una fundamental importancia en el desarrollo del capitalismo. En este proceso de descripción, se van incorporando manifestaciones de las relaciones de poder, que ayudan a descomponer en parte, desde una perspectiva económica crítica, lo que Foucault denomina gubernamentalidad capitalista. Este artículo trata la conformación de la acumulación primitiva, como parte de la gubernamentalidad capitalista.

Es así, como a través de las características e instituciones del espíritu capitalista, con el respaldo de aspectos económicos e históricos, se encuentran los elementos institucionalizados reales del origen del capitalismo y de la acumulación primitiva, como son el despojo, la esclavitud, la corrupción, la especulación y la perpetuación de las diferencias sociales. El Big Bang real del desarrollo del capitalismo, es la llegada casual a un nuevo continente, del cual se extrajeron de forma violenta sus recursos, se apoderaron de sus tierras mediante la invasión, se destruyeron sus culturas y en términos económicos, se inyectó a Europa de una gran masa monetaria (oro y plata) que incrementó la actividad económica y a su vez generó nuevos mercados.

Para Foucault, “A mediados del siglo XVIII se hizo evidente que el mercado ya no era un lugar de jurisdicción o, más bien, ya no debía serlo”,… “el mercado debe revelar algo semejante a la verdad”, un lugar “que a través del intercambio permite vincular la producción, la necesidad, la oferta, la demanda, el valor, el precio, etc., constituye un lugar de veridicción y con ello quiero decir un lugar de verificación y falseamiento de la práctica gubernamental” (Foucault, 2012, p.45-49). Este Estado al servicio del mercado revelador de la verdad (gubernamentalidad capitalista), es conformado a través de la acumulación primitiva.

Esta acumulación primitiva, a su vez, obedece a comportamientos históricos y a coyunturas específicas, que desatan el despojo y la esclavitud a nivel global. Son los comienzos de la globalización, los comienzos de la transformación o conformación de instituciones como la religión, el estado,  las organizaciones político-militares, etc.

Tomando diferentes aportaciones sobre estas instituciones de diferentes autores, se podría decir que la religión, el estado,  las organizaciones político-militares, etc., reprimen, limitan o permiten las actividades de los hombres y por tanto, influyen en la conformación del espíritu capitalista y del capitalismo, pero también este (el capitalismo) influye en la conformación de estas instituciones, es decir, hay una conformación recíproca.

Sin embargo, estas instituciones no son el origen de la acumulación primitiva, como el discurso dominante y eurocéntrico nos ha querido hacer creer. El verdadero origen de la acumulación primitiva, que da a su vez origen al capitalismo, es la llegada a América de españoles y portugueses. La transformación de las instituciones, características, fuentes y elementos del espíritu capitalista, sufren cambios profundos en los siglos XVI y XVII, consolidándose en el siglo XVIII, producto en gran parte de una mayor actividad económica. Muchos se han centrado en las interpretaciones de carácter demográfico, como elemento esencial del desarrollo medieval, como lo expresó Hilton (Hilton, 1977a, 35), sin embargo, el incremento poblacional, puede ser considerado una consecuencia de la mayor actividad económica, junto a la mayor aglomeración poblacional, debido al desplazamiento del campo a la ciudad, lo que a su vez, vuelve a incrementar la actividad económica. Pero por si sola, la expansión demográfica no justifica el desarrollo del capitalismo.

Una interpretación diferente hace Dobb, basado en Marx, atribuible al aumento de los metales preciosos, lo que incrementó el ingreso de los burgueses, por el incremento de precios que este fenómeno provocó (Dobb, 1976, p.220). Aunque Dobb defiende este argumento con poca claridad, ya que se refiere principalmente al incremento de la actividad económica, pero no enlaza claramente con el origen del dinero que permitió este incremento (p.215-262 y 465-496). Más clarificador aún es el propio texto de Marx y Engels:

“las cosas no deben entenderse como si primero se formara una masa atesorada suficiente y luego comenzara la producción capitalista; lejos de ello, esta se desarrolla al mismo tiempo que el desarrollo de sus condiciones, y una de esas condiciones es un aporte adecuado de metales preciosos. De ahí que el aumento en el suministro de los metales preciosos a partir del siglo XVI constituya un factor esencial en la historia del desarrollo de la producción capitalista” (Marx y Engels, 2017b, p.387).

 

De aquí se pueden extraer tres elementos esenciales en el desarrollo de la acumulación primitiva, en la transición del feudalismo al capitalismo y de la posterior producción capitalista: 1) existen varias condiciones, 2) estás condiciones no operan solo de forma correlativa, sino que también de forma conjunta y simultánea y 3) una condición y factor esencial es el suministro de metales preciosos (moneda de cambio y atesoramiento).

De ahí la importancia de lo que expresa Spengler, ya que además existen un conjunto de condiciones adicionales, que se transmiten entre los imperios, como son: la corrupción, desigualdad social, especulación, apropiación y apropiación con violencia (despojo) y la esclavitud. Esto debido a que los imperios (egipcio, chino, romano, indio, islámico) reproducen petrificaciones “que perduran siglos y siglos, pasando de las manos de un conquistador a las de otro… El sino del Occidente condena a éste irremediablemente a tomar el mismo aspecto” (Spengler, 1944, p.63).

 

De esta forma, el impacto del oro y la plata o incremento de la masa monetaria en Europa, provoca tanto en el incremento de las actividades económicas existentes, como en actividades económicas nuevas, donde conviven y se potencian la corrupción, desigualdad social, especulación, apropiación y apropiación con violencia (despojo) y la esclavitud:

       Préstamos a las expediciones hacia a América con intereses especulativos,

       Incremento de la demanda de bienes, tanto de los bienes existentes antes del despojo, producto del incremento de masa monetaria, como de nuevos productos despojados,

       Monopolio de puertos y en diferentes actividades económicas, a través de privilegios otorgados a las clases dominantes,

       La corona exigía un quinto de todo el metal apropiado o despojado de América. Esto incrementa la estructura burocrática del Estado, al servicio de las clases dominantes,

       El incremento de los precios en España, provoca un incremento de las importaciones y los flujos monetarios comienzan inicialmente a circular por los países más cercanos y proveedores (Francia e Italia) y luego al resto de Europa,

       La Inquisición es seguramente, la que influye en el casi exterminio de los aborígenes de América, junto a los ejércitos (con una tradición guerrera de años, por la Reconquista española) que acompañaban a las expediciones, más las enfermedades que los invasores llevaban (Galeano, 1988, p.17 y 79). “El descubrimiento de las comarcas auríferas y argentíferas en América, el exterminio, esclavización y soterramiento en las minas de la población aborigen, la conquista y saqueo de las Indias Orientales, la transformación de África en un coto reservado para la caza comercial de pieles negras caracterizan los albores de la era de la producción capitalista” (Marx, 2017a, p843-844),

       La apropiación y despojo de tierras de estos siglos de transición (siglos XV, XVI y XVII), y en siglos anteriores en Europa, incrementan la población de las ciudades, que junto a las nuevas actividades comerciales que comienzan a emerger, producto de la actividad económica que generan las colonias y las riquezas despojadas, generan un incremento de la población,

       América también atrajo a otros europeos, además de españoles y portugueses, Inglaterra, Francia, Holanda, también se suman al despojo y al colonialismo (esclavitud). Estos se hicieron de grandes extensiones de tierras que posteriormente irán cultivando con esclavos y exterminando a los aborígenes en el proceso de despojo,

       En Europa occidental todas las naciones eran partidarias de una piratería organizada. Posteriormente de la llegada de Colon a América la piratería se convierte en meta declarada o secreta de muchas expediciones, muchas veces apoyada y desarrollada por la misma aristocracia,

       El enorme estímulo del comercio de ultramar, “para la industria europea de la construcción de barcos y atrajo una gran variedad de artesanos, proveedores, comerciantes y aseguradores a los puertos de Londres, Bristol, Amberes, Ámsterdam y muchos otros” (Kennedy, 1989, p.58). La creación de nuevas actividades económicas, debido al comercio colonial, tales como el transporte marítimo (navieras como las compañías de las indias, tanto de Inglaterra, los Países Bajos y Francia, desde comienzos del siglo XVII), los seguros sobre la carga de estas navieras y otras actividades anexas al comercio internacional, desarrollan nuevas fuentes de captación de riqueza,

       El lujo ya existente en la aristocracia, se ve fuertemente incrementado con los nuevos flujos monetarios, las evidentes recaudaciones de impuestos ligadas a la mayor actividad y el endeudamiento creciente de la nobleza, generando a su vez una mayor actividad económica,

       El desarrollo de la banca, pilar fundamental del capitalismo, al igual que otras actividades crece al alero de la aristocracia, mediante concesiones especiales, en respuesta al financiamiento de los nobles. Pero también su desarrollo obedece a motivos especulativos,

       Globalización del colonialismo o universalización del despojo y la esclavitud. Una vez que España y Portugal hacen el desgaste, en recursos y hombres de la colonización no planificada de América, dada la casualidad de su encuentro. El resto de países de Europa, principalmente aquellos más cercanos al continente americano, inician su etapa de colonización planificada. La colonización de América con destrucción cultural y casi exterminio total de los aborígenes, deja sin la población local suficiente para la explotación de los recursos. Más aún, la propia destrucción de su cultura, hace imposible el encaje de estos aborígenes en el nuevo sistema productivo que los invasores imponen. Adam Smith lo expresa de la siguiente forma: “El monopolio del comercio colonial, por lo tanto, igual que todos los demás expedientes mezquinos y malignos del sistema mercantil, deprime la actividad de todos los demás países, pero especialmente la de las colonias, sin aumentar en lo más mínimo, sino por el contrario disminuyendo la actividad del país en cuyo beneficio fue impuesto” (Smith, 1776). “Las naciones se jactaban cínicamente de toda infamia que constituyera un medio para la acumulación de capital” (Marx, 2017a, p.851). Pero “Tampoco nos hemos detenido mucho en las espantosas crueldades impuestas por estos conquistadores europeos a sus innumerables víctimas de África, Asia y América” (Kennedy, 1989, p.57),

       La esclavitud caracterizada por la “privación de los derechos personales y reducción del trabajador a la condición de esclavo temporal y después definitivo, transmisión de esa esclavitud a su cónyuge y más adelante a su descendencia” donde la inferiorización jurídica fue una progresiva y estricta limitación de la movilidad laboral (Moulier-Boutang, 2006, p.189). La esclavitud crece en función de la actividad económica y del intercambio. Europa occidental al no enviar suficientes brazos a las colonias, se encontró con una “insuficiencia cuantitativa”, “la que constituyó la razón principal del recurso a la mano de obra africana” (Moulier-Boutang, 2006, p.284). Posteriormente, también se esclaviza a población procedente de la India y de origen chino (Moulier-Boutang, 2006, 729-731), y

       El paso posterior de la esclavitud al trabajo asalariado, no deja de ser una cuestión cuantitativa, donde se ha generado un “ejército industrial de reserva” (Marx, 2017a, p.722), en este caso de esclavos, pero ya dentro del modo de producción capitalista. Donde a su vez, los costes de traslado, mantenimiento, control, entre otros, que produce la propiedad de un esclavo, se iguala o es inferior a la retribución del trabajo asalariado, retribución que incluye el “trabajo social medio” y la “plusvalía” (Marx, 2017a, p.260-261).

Las distintas manifestaciones del espíritu capitalista, sin duda influyen por acción u omisión, determinan, colaboran o transforman elementos, que en su conjunto, en diferentes grados y de forma correlativa y/o simultanea, desarrollan determinadas actuaciones que construyen en parte, las bases para la acumulación primitiva. Sin embargo, se puede afirmar, que ninguna de estas manifestaciones, del discurso dominante del espíritu capitalista es concluyente.

En este proceso, resulta evidente que los grandes beneficiados iniciales son los países con salida al atlántico o con una ruta más expedita a América, como son los países de Francia, Inglaterra y Holanda, también como los siguientes grandes colonizadores, con todo lo que este término realmente significa. En cambio los países ibéricos son los que asumieron el desgaste de la primera gran colonización, tanto en recursos y hombres, no pudiendo capitalizar en el tiempo los beneficios obtenidos, además de recibir de forma impensada, una gran inflación producto del exceso de masa monetaria y que ingresó en sus economías, principalmente en el caso de España, que luego repercutió en el resto de Europa.

Un aspecto importante a destacar, es la implicación activa de la aristocracia de algunos países de Europa en la acumulación primitiva, producto de la actividad generada por la “colonización”. Esta implicación activa a su vez, hace que nobles se transformen en parte de la burguesía y estén tan íntimamente ligados a esta, que hacen perdurar a las monarquías incorporadas al sistema capitalista. Es decir, se produce una relación directa, entre mayor colaboración en el despojo y la acumulación por parte de la nobleza, mayor ha sido la posibilidad de su permanencia en el tiempo.

Por otra parte, el periodo de la acumulación primitiva en Europa, no hace más que mantener las diferencias sociales existentes en el feudalismo y a su vez, se siguen prolongando en el capitalismo industrial. En el caso de las colonias, las diferencias sociales se acentúan aún más, junto al sometimiento que se prolongará en la historia, como colonialismo económico.

En conclusión y principalmente, el despojo y la esclavitud (“colonización”), la apropiación mediante posteriores normativas legales que encubren el despojo, la corrupción que ayudó a la concentración de mercados y a posiciones monopólicas de empresas en determinados sectores de la economía, extrayendo los máximos excedentes de los consumidores, de los productores y el plusvalor del trabajo, junto a la especulación de productos y principalmente la especulación de carácter financiero, hacen posible que se genere la acumulación primitiva y el posterior desarrollo del capitalismo industrial, donde todos estos elementos pasan a formar parte integrante del capitalismo. Sin embargo, este trabajo también considera la existencia de otras variables que también han influido y que han sido desarrolladas en esta misma investigación, pero no son fundamentales en la acumulación primitiva. El capital viene “chorreando sangre y lodo, por todos los poros, desde la cabeza a los pies” (Marx, 2017a, p.852).

 

(*) Enlace al artículo completo:

https://www.researchgate.net/publication/323254290_Conformacion_de_la_Acumulacion_Primitiva_y_Espiritu_Capitalista

 

(**) Eduardo Rivera Vicencio (PhD) is Professor of the Department of Business and Economics at the Autonomous University of Barcelona, committee member of the ACCID Management Accounting Commission (Associació Catalana de Comptabilitat i Direcció/Catalan Accounting and Direction Association), Editorial board member of the International Journal of Critical Accounting (IJCA), Editorial board member of the African Journal of Accounting, Auditing and Finance (AJAAF), Editorial board member of the Journal of Governance and Regulation, and President South American Research Section of the Critical Accounting Society, and Business Consultant.

 

 

Referencias

Dobb, Maurice (1976) “Estudios sobre el desarrollo del capitalismo”, Coedición: Siglo XXI Argentina Editores S.A., Buenos Aires y Siglo XXI de España Editores, S.A., España.

 

Foucault, Michel (2012) “Nacimiento de la biopolítica”, Fondo de Cultura Económica, Buenos Aires.

 

Galeano, Eduardo (1988) “Las venas abiertas de América Latina”, Siglo XXI de España Editores, S.A., Madrid.

 

Hilton, Rodney (1977a) “Introducción”, Transición del feudalismo al capitalismo, (p.7-39), Editorial Crítica S.A., Barcelona.

 

Kennedy, Paul (1989) “Auge y caída de las grandes potencias”, Plaza & Janes Editores, S.A., Barcelona.

 

Marx, Karl (2017a) “El capital, crítica de la economía política”, Libro Primero, Siglo XXI de España Editores, S.A., España.

 

Marx, Karl y Engels Friedrich (2017b) “El capital, crítica de la economía política”, Libro Segundo, Siglo XXI de España Editores, S.A., España.

 

Moulier-Boutang, Yann (2006) “Dela esclavitud al trabajo asalariado. Economía histórica del trabajo embridado”, Ediciones Akal, S.A., Madrid.

 

Smith, Adam (1776)An Inquiry into the Nature and Causes of the Wealth of Nations”, Editor digital: Titivillus. Link: ceiphistorica.com/wp-content/uploads/…/Smith-Adam-La-Riqueza-de-las-Naciones.pdf Visualización: 7 de Febrero de 2018.

 

Spengler, Oswald (1944) “La decadencia de Occidente”, Volumen I, Espasa-Calpe, S.A., Madrid.

 

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