Noviembre 16, 2024

Una mirada académica a la crisis del liberalismo moderno

Las líneas que siguen a continuación son un apretado resumen de las ideas sobre el liberalismo y analizado brillantemente por el profesor Patrick Deneen en su reciente libro titulado: Why liberalism failed, publicado recientemente por la prensa universitaria de la Universidad de Yale.

 

 

         Durante los últimos cuatro siglos, el liberalismo ha sido capaz de vencer a todas las otras idolologías. Pero hoy día se está desintegrando debido a sus gigantescas contradicciones internas. Las ruinas de esta ideología se ven por todos lados, especialmente en los Estados Unidos. Los principios básicos de esta ideología han sido hechos pedazos. Por ejemplo, el principio de igualdad de oportunidades ha producido una nueva oligarquía que tiene como principio fundamental un total desinterés en la suerte de los demás. Esto es similar al egoísmo de la nobleza antigua, pero en este caso es aún peor ya que la actual oligarquía carece del sentido ético básico que producía el principio “nobleza obliga”. La democracia se ha degenerado y se ha transformado en un teatro de lo absurdo. El gobierno de la mayoría, con la mayoría y para el beneficio de todos, se ha transformado en el gobierno de los ricos, con los ricos y sólo para los ricos.

         Los enormes avances tecnológicos de las últimas décadas han reducido grandes áreas del campo ocupacional a trabajo sin sentido, aburrido y mal pagado.  El abismo entre lo que promete el liberalismo y la realidad de los ciudadanos que lo padecen, es ahora tan grande que sus mentiras ya no pueden ser aceptadas por personas con un mínimo de inteligencia y educación. Una aplastante prueba de estas gigantescas contradicciones son el espectáculo anual y deprimente de mil carísimos aviones privados llegando al aeropuerto de Davos y trasladando a sus riquísimos dueños, para que se junten a discutir sobre el tema “crear un futuro compartido en un mundo fragmentado y dividido”.

         Deneen utiliza el concepto de “liberalismo” en su sentido filosófico y académico y no en su sentido usado por el pueblo y la prensa popular. Deneen discute y analiza el liberalismo como una de las importantes teorías políticas inventadas por el ser humano. En otras palabras, se refiere al liberalismo discutido y analizado por Thomas Hobbes y John Locke, y no al liberalismo con vagas tendencias izquierdistas utilizado en las discusiones políticas de calle en los Estados Unidos. Se señala que, para los expertos en teoría política, el liberalismo como ideología política tiene dos grandes vertientes independientes y a veces contradictorias entre sí. Está, por un lado, el liberalismo clásico que promueve y endiosa el libre mercado. Por otro lado, está el liberalismo de izquierda que lucha por los derechos civiles de los ciudadanos comunes. Para Deneen el liberalismo es un cuerpo ideológico que une estas dos vertientes y las transforma en un río inseparable. Para Deneen la ideología liberal reina suprema en los Estados Unidos, y ella influye de manera determinante en todos los aspectos de la vida del país. El liberalismo dicta y determina la conducta de las cortes de justicia y también determina la conducta de las grandes empresas, así como la conducta de sindicatos y también la conducta de los burócratas.  En otras palabras, esta filosofía dominante determina el actuar de los ciudadanos estadounidenses.  Aquí definitivamente la teoría se transforma en práctica real.

         Tanto los liberales clásicos como los liberales de izquierda piensan e imaginan a los seres humanos como individuos con derechos inalienables y que a estos individuos se les debe dar todo el apoyo y espacio posible para que ellos alcancen sus sueños y ansiadas aspiraciones. El rol más importante del Estado es garantizar que estos derechos individuales se defiendan y respeten. La legitimidad del sistema político está basada en la creencia compartida de que existe un “contrato social” entre ciudadanos adultos y libres. Al Estado y al gobierno se le obedece y respeta siempre que estas instituciones protejan y respeten los derechos individuales.

         Pero todo esto produce una gigantesca paradoja. Esto ocurre porque el espíritu liberal mecánicamente destruye cultura y costumbres heredadas y también importantes tradiciones locales. Toda esta destrucción de valores y creencias tradicionales se hace con el fin de permitir la eficiencia del mercado y garantizar los derechos individuales.  De esta forma como se expande el rol del Estado como un creador y defensor de mercados y como un policía que hace cumplir la ley.  La verdadera cara del liberalismo moderno está magistralmente dibujada en la cubierta del libro que Hobbes tituló El Leviatán.  Aquí se representa al super poderoso soberano, es decir, el Estado, como una enorme figura conformada por cientos de miles de atomizados y pequeñísimos individuos.

         Deneem insiste y enfatiza algunos conceptos cruciales que los liberales del siglo XXI aparentemente han olvidado. Les recuerda a sus lectores que antes de la implantación del liberalismo moderno, los filósofos liberales señalaban con fuerza que la verdadera libertad era un ético y verdadero autocontrol de la conducta propia.  La libertad no era el libertinaje ni la egoísta autoexpresión.  La verdadera libertad era la supresión y autocontrol de los deseos hedonistas y no la satisfacción de dichos deseos eminentemente egoístas. Aquí la ética puritana y protestante era el contrapeso básico y esencial del espíritu de lucro y el hedonismo desatado. También el autor recuerda que el concepto de libertad para los griegos clásicos no era hacer lo que uno quisiera y como le diera la gana. Sino que la verdadera libertad era poder, activamente, participar como miembro activo en el gobierno o en algún cargo público y naturalmente al servicio de la comunidad y del bien común.

         El autor hace un trabajo ejemplar en describir y explicar la gigantesca desilusión que hoy día existe hacia la ideología liberal. Señala con maestría las quejas que la sociedad hace contra el exagerado comercialismo de la vida cotidiana. También señala con claridad la degeneración y conducta matonesca de los actuales jóvenes universitarios. También hace referencia a la enorme preocupación del público en general sobre la enorme división social, la atomización de la existencia, el egoísmo patológico, la falta de cohesión social y la inexistencia del espíritu de comunidad. Concluye señalando que todos estos males sociales que hoy día afectan a la sociedad estadounidense son culpa de la corrupta implementación de principios liberales hechos por la elite norteamericana actual, y esto, particularmente en los últimos cuarenta años.

         Se podría criticar el excelente trabajo del profesor Deneen señalando que el autor ignora la tremenda capacidad de regeneración que la filosofía liberal actualmente tiene. Es preciso recordar que, a finales del siglo XIX, durante el periodo de la catastrófica era “era gilded”, el liberalismo estadounidense, cayó en un profundo proceso de corrupción ética, moral y política que duró varias décadas. Sólo en los años 30 del siglo XX, y gracias al presidente Franklin Delano Roosevelt, el liberalismo estadounidense pudo reformarse y así con éxito resolver los enormes problemas creados por la gigantesca crisis económica del año 1929. El presidente Roosevelt fue también capaz de convencer al congreso y a otras instituciones importantes del país sobre la urgente necesidad de crear y desarrollar un sólido y eficiente Estado de Bienestar.  Esto se hizo con altos impuestos para los ricos que crearon los fondos necesarios para que el Estado entregara buena educación, buena salud, buenos empleos, buenas jubilaciones, buena infraestructura y en general buenos servicios públicos para la inmensa mayoría de la población. Estados Unidos recuperó su poder industrial y le dio un adecuado estándar de vida a la mayoría de la población. Además de todo esto, junto con la Unión Soviética ganó la segunda guerra mundial y con esto el país se transformó en el líder del mundo libre, cuyo orden hoy día lo vemos desmoronarse. En otras palabras, la ideología liberal, fue capaz de salir con éxito de la gigantesca crisis ética a la cual lo había empujado la nefasta era gilded.

         ¿Qué posibilidades existen hoy día para que se repita el milagroso renacimiento liberal iniciado por el presidente Roosevelt en los años 30 y 40 del siglo XX?

         En mi opinión y siguiendo al profesor Deneen, las posibilidades existen, pero ellas son mínimas. En los últimos 40 años, la elite estadounidense, gracias al inteligente y brillante uso de su dinero, ha logrado controlar y dirigir tanto a políticos republicanos como demócratas. El sistema político en su totalidad está en manos de la plutocracia. Los ricos controlan el congreso nacional, las cortes de justicia y todas las instituciones que conforman el gobierno federal. De igual forma controlan la mayoría de los gobiernos estatales y gobiernos municipales. Todo esto se ha conseguido gracias a leyes que permiten el financiamiento de campañas electorales. Los super ricos estadounidenses financian las campañas de políticos tanto demócratas como republicanos. En ninguno de los dos partidos, hoy existen líderes capaces y honestos como los que salvaron al país después de la gran depresión del año de 1929.

         Es preciso recordar que la actual elite política estadounidense, en vez de castigar a los culpables de la crisis de los años 2007 – 2008; los salvó y los premió. Los grandes bancos responsables de dar crédito a destajo a individuos y empresas que no podían pagar sus deudas, en vez de ser castigados por su gigantesca irresponsabilidad, estos banqueros fueron premiados. Los ejecutivos de los bancos culpables, fueron jubilados con fortunas de varias decenas de millones de dólares para cada uno de ellos. La corrupta manera de salvar la economía fue imprimiendo trillones de dólares. Este dinero no se usó para reconstruir al país, pero sí se usó para aumentar aún más las fortunas de los super ricos. La desigualdad creció exponencialmente y una vez más, la enorme mayoría de la población pudo mantener su nivel de consumo gracias al crédito. Los super ricos han puesto su dinero en actividades especulativas. Hoy día los mercados de bonos y acciones y otros papeles bursátiles han inflado una nueva super burbuja que en cualquier momento puede explotar estrepitosamente.

         Si una nueva gigantesca crisis económica explota en los Estados Unidos, ella pronto se transformará en una nueva crisis global. Las crisis económicas globales siempre terminan en catastróficas guerras. La primera guerra mundial se produjo inmediatamente después de la enorme crisis de 1910 a 1914. La segunda guerra mundial se produjo después de la gigantesca recesión que duró entre 1929 y 1933. En la vida de los humanos la historia tiende a repetirse. Si el planeta cae en una nueva gran crisis económica parecida a la que se tuvo en el siglo XX; entonces es altamente probable que la ideología liberal sea sepultada por las cenizas de la historia y esta vez para siempre. ([i])

 


[i]  En un artículo escrito en 17 de enero del 2018 y titulado “La profunda Crisis de la Democracia Liberal” y publicado en El Clarín Digital, se discute el fenómeno analizado por la “FreedomHouse”.  Ahí se señala que el número de democracias liberales había disminuido violentamente en la última década y al mismo tiempo el número de países populistas y autoritarios había crecido en forma acelerada. Creo que el nuevo libro de Patrick Deneen analizado en este artículo hace una explicación adecuada de este fenómeno.

 

 

F. Duque Ph.D

Cientista Político

Puerto Montt, 29 de enero de 2018

 

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