El Partido Demócrata cometió un enorme error al aceptar poner el fin al cierre de la Casa Blanca, sobre mera base de un acuerdo, muy discutible, con el Presidente Trump y, como siempre, tiene que haber un perdedor, en este caso lo fueron “los soñadores”. Es posible que los demócratas se hayan asustado ante el peligro de perder votos en las elecciones parlamentarias del presente año.
Donald Trump se siente triunfador sobre el Partido Demócrata, y aprovechó la ocasión para plantear un dilema: elegir entre “los soñadores” o el dinero para construir el muro en la frontera con México. El acuerdo dice relación con que un millón ochocientos mil soñadores tendrían residencia por diez años, con la condición de que el Congreso aprobase 25 mil millones de dólares, de los cuales, la mayor cantidad de dinero sería destinado a la construcción de dicho muro, así como también terminar con los encuentros familiares entre de los inmigrantes, sólo limitándolos a la línea directa de parentesco.
Por otra parte, las amenazas contra las ciudades y estados actuales, es decir, aquellos en los cuales no pueden actuar los organismos de inmigración a nivel nacional – el más conocido, el de California – que no admiten ninguna aplicación de las leyes federales anti-inmigrantes.
La política de Trump en contra de la inmigración puede ser calificada como de “limpieza étnica”. El enfermo mental que habita la Casa Blanca está cada día más seguro de él mismo y, además, cuenta con un 37% de fanáticos norteamericanos que, desafortunadamente, son pobres y fachos – los mismos imbéciles que siempre votan por las derecha en la mayoría de los países del mundo -.
En Davos (Suiza), donde se reúnen los Presidentes de países millonarios para ponerse de acuerdo en la dirección de la economía mundial, Trump, en un corto discurso hizo la apología de sus éxitos económicos, (claro, si los ricos gobiernan para sí mismos, no puede ocurrir otra cosa que unos pocos se enriquezcan ilimitadamente y los pobres se queden en la acera, esperando el chorreo).
Donald Trump alabó la reforma impositiva, que redujo los impuestos corporativos del 35% al 21%, es decir, que a las grandes empresas les ha llovido el maná del cielo; también hizo alarde de ir eliminando, paulatinamente, la regulaciones burocráticas que impiden el libre flujo del comercio. Según él, ha terminado con un promedio de 22 controles por cada mes.
Al igual que Sebastián Piñera en Chile, pretender haber creado millones de empleos reduciendo al 4% la cesantía; por otra parte, los índices de las Bolsas de Comercio han aumentado, en todas ellas, en más de un 20%, enriqueciendo así a los accionistas, sobre todo a los grandes inversionistas.
Según Trump, “América primero” no constituye un aislacionismo egoísta, por el contrario, si le va bien a América – según él – le va bien al mundo.
Afortunadamente, Trump no las tiene todas consigo, pues a su regreso de Davos al país lo espera el fiscal Robert Muller a fin de que haga sus descargos respecto a la acusación de obstrucción a la justicia en el caso de Rusia-Gate – será tema de la próxima entrega -.
Rafael Luis Gumucio Rivas (El Viejo)
27/01/2018