Noviembre 15, 2024

Falleció Nicanor Parra

Falleció un plebeyo coronado como príncipe.

Falleció, en fin, como no fallece la gente.

Falleció con la brutalidad de la muerte sobre la carne.

Falleció con la dulzura de madre de una muerte acogedora.

 

 

¿Cómo no recordar a Violeta? ¿Y el tío Roberto?

¿Cómo no recordar a los Parra? ¡Muertos y vivos los Parra!

Y, entonces Neruda, entonces Pablo de Rocka, Gabriela y Vicente;

Más yo quiero recordar también a Rojas por no interrumpir

A aquellos que aún hunden sus cascos de caballo en esta vida.

 

Mi Patria es demasiado enredosa, tan llena de muertos; tan llena

De vivos sinvergüenzas.

En mi Patria todo se vende para que todo sea ganancia para pocos.

Extrañamente se vende un Presidente para ganancia de él mismo.

Así, extraña, mi Patria muestra sus cadáveres para su propio orgullo.

 

Yo te saludo Nicanor antes que te paseen en bicicleta, antes que seas

Camiseta playera, antes que tus versos sean tarjeta de pitucos, antes,

Nicanor Parra, amigo, maestro, escribidor para lector, ahuevonado,

Malas pulgas y socarrón, grande entre los grandes, porque nadie te compare

Con los pequeños, con los chupainternet, con los del feis o Instagram.

 

Después de ti, como que no vale la pena vivir. Como que mejor es

Ir al mol, mirar chiquillas bonitas y jóvenes de músculos aceitados.

-Oye, murió Nicanor Parra.

-Putis, ¿Cuándo?

-Recién, murió recién.

-Pero ¿No es que ya había muerto? Disculpa, pero ¿Quién era Nicanor Parra?

 

Yo te saludo, porque  esta muerte tuya es la antimuerte, porque

Seguirás para siempre en la antivida de tus anti poemas y

De tus nadas mismas que nadie entiende, pero que a ti te divierte.

Y porque aún podemos reír juntos y sentir esa otra mano clandestina

Que toma nuestras manos y sonríe con nuestra sonrisa y miramos la Patria

Que como camisa vieja ondea para despedirte y darte la bienvenida.

 

No encuentro gracioso que te mueras.

 

Después de nada, no hiciste mucho por sobrevivirte.

 

Hoy por hoy somos los viejos los que leeremos tus versos a la vieja,

O la vieja mía leyendo tus versos para mi oído medio sordo.

Aprovechaste bien la oportunidad de los últimos días de Michelle Bachelet,

Porque o si no… quizás qué nombre te hubiera puesto en el cementerio.

Ahora es posible te despida en nombre de algunos nuestro mejor entre los vivos

Y la canción nacional tenga sabor a cueca brava contra la opresión.

En fin, endiai nos vemos, dijo el huaso sin tierra, tu compadre y guitarrero.

 

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