El joven Frente Amplio (FA) de Chile, con menos de un año de conformación, dio la gran sorpresa de las elecciones presidenciales y parlamentarias, al obtener votaciones que rompieron los pronósticos.
El exmandatario neoliberal Sebastián Piñera y el senador independiente de la alianza gobernante, Alejandro Guillier, disputarán la presidencia de Chile en segunda vuelta el próximo 17 de diciembre.
Empero, Beatriz Sánchez logró resultados inesperados, al ubicarse en tercer lugar de los comicios con 20,32% de los votos de una agrupación a la que las encuestas le daban como máximo un 8% en los sufragios.
Chile quiere cambios, un millón 200 mil personas votaron por el cambio, contra las corrientes, contra las encuestas que nos dieron por muertos, y la política tradicional, destacó Sánchez en un emotivo discurso.
La periodista y otrora presentadora de radio y televisión, envió un guiño a Guillier al subrayar lo negativo de otro Gobierno de Piñera, pero dejó la agenda abierta al enfatizar en un diálogo sin cortapisas y “fuera de la cocina”.
“Vamos a seguir trabajando para ustedes, incansablemente, de puertas abiertas. El Frente Amplio llegó para quedarse. Esta no fue una competencia cualquiera, fue desigual, un candidato con mucha plata (Piñera) y nosotros casi sin alcaldes ni diputados”, anotó.
La realidad es que el FA, todavía por confirmar el balance de las parlamentarias, logró por lo menos 15 diputados o senadores y se erigió como conglomerado emergente de la política en Chile y, sin dudas, esencial para el balotaje.
Un espaldarazo del FA a Guillier, pondría en aprietos el favoritismo de Piñera, que seguramente se beneficiará del ultraderechista José Antonio Kast, a quien envió un mensaje directo al término de las elecciones.
“Quiero agradecer a todos los demás aspirantes y en especial a Kast, por participar en este ejercicio de democracia por un Chile mejor”, declaró la carta de la derecha que necesitará cerca del 8% que pudiera aportarle ese candidato.
Exultante, Sánchez argumentó que Chile necesitaba esta mirada diferente, de cierta inocencia, para atreverse.
“Quiero mandar un mensaje bien clarito a esta hora. A todas las encuestadoras que dijeron que íbamos a estar abajo. Dónde está ese oráculo que es la CEP, borrándonos del mapa”, dijo desafiante.
Se refería al Centro de Estudios Políticos (CEP), muchas veces cuestionado por la amistad de su director con Piñera, pero que en Chile es la encuestadora más respetada. Hasta hoy, que demostró claras falencia e intereses evidentes.
“Decían que Piñera estaba a punto de ganar en primera vuelta. La carrera estaba decidida. A los poderosos de Chile, entiendan bien, muchos votan por ideas, por honestidad y convicción”, apostilló la candidata del Frente Amplio.
*Periodista de la agencia