Niall Ferguson, probablemente el historiador conservador más popular en estos días, estuvo en Chile la semana pasada y desplegó sus opiniones respecto a la tensión civilizaria y, particularmente, entre China y Estados Unidos. El británico vaticina que EE.UU. mantendrá su liderazgo mundial y dejará en el camino al gigante asiático, en tanto no escatimó elogios para la economía chilena, que calificó de modelo para la región. En esta columna, el profesor Fernando Duque, gran lector de Ferguson, le recuerda desde Puerto Montt unas cuantas cosas.
En una reciente entrevista con el diario “El Mercurio”, el famoso y distinguido historiador conservador británico, Niall Ferguson, señala que, en la actual contienda por el predominio mundial, entre China y Estados Unidos, el eventual ganador indudablemente, será los Estados Unidos de América. Este país ganará la lucha por la supremacía mundial en los próximos 10 a 20 años. Esto debido a que los Estados Unidos es una sociedad libre.
Ferguson señala con mucha convicción que sólo en las sociedades libres se da el milagro de la innovación tecnológica. Por lo tanto, en los próximos 20 años, Estados Unidos tendrá grandes avances en áreas cruciales tales como la inteligencia artificial y la computación cuántica. En estos dos vitales campos científicos, los Estados Unidos superarán a China.
Este escenario relacionado con el triunfo económico y político de Estados Unidos sobre China contradice casi toda la ciencia política contemporánea. Todos los grandes politólogos desde Maquiavelo en adelante han señalado que sólo las sociedades bien estructuradas políticamente son las que finalmente triunfan en la lucha por el dominio planetario. Se señala que una sociedad políticamente desarrollada es aquella donde las instituciones del Estado operan y funcionan muy bien. En otras palabras, son sociedades políticamente desarrolladas. El politólogo más destacado en el tema del desarrollo político contemporáneo es sin lugar a duda el profesor Samuel P. Huntington. Para este académico, las instituciones del Estado son desarrolladas, eficientes y productivas, sólo cuando tienen cuatro características indispensables.
Primero, son capaces de rápidamente adaptarse a las condiciones y desafíos de su entorno y con esto están preparadas para satisfacer adecuadamente, las demandas que la sociedad les hace. Es por esto por lo que las organizaciones estatales exitosas se transforman en instituciones, ya que han sobrevivido por decenas y en algunos casos por centenas de años. Mientras más vieja es una organización, más efectiva e institucionalizada ella es.
En segundo lugar, las organizaciones estatales exitosas son complejas. En otras palabras, ellas tienen numerosas estructuras donde se produce una inteligente distribución del trabajo. Si una estructura falla, dentro de la organización por satisfacer necesidades, siempre hay otras estructuras que pueden dar suficiente satisfacción a las urgentes demandas de la sociedad.
En tercer lugar, una organización se convierte en institución, cuando ella tiene alta autonomía. Esto quiere decir que la organización no está controlada por poderosos y corruptos grupos de interés, que sean capaces de desvirtuar sus legítimos propósitos y objetivos.
Finalmente, la institución, tiene una estructura congruente. Es decir, hay una estrecha y compatible relación entre los objetivos de la organización y los medios que ésta tiene para realizar dichos objetivos.
Para el profesor Huntington un ejemplo de una buena institución es la iglesia católica. Ella ha durado por más de 2000 años y su organización interna tiene las cuatro características esenciales. En otras palabras, su estructura organizacional, es adaptable, compleja, autónoma y congruente. Otros ejemplos de buenas instituciones tanto públicas como privadas son las grandes universidades europeas y estadounidenses, fundadas hace ya más de 4 siglos atrás.
Otro gran politólogo que ha continuado el trabajo del profesor Huntington, es el profesor Francis Fukuyama. Esto se hace particularmente en su último libro titulado “Orden Político y Decadencia Política” publicado el año 2015. Aquí Fukuyama discute en profundidad, la enorme eficacia y eficiencia del Estado chino y las enormes deficiencias politológicas de los sistemas políticos tanto de Estados Unidos como de Europa occidental. Se indica con alarma que estas deficiencias están produciendo una verdadera parálisis política en la civilización occidental. Esta parálisis se produce en occidente pues las instituciones del Estado han sido penetradas y dominadas por una corrupta elite empresarial privada y con ello las instituciones del Estado han perdido totalmente su necesaria autonomía.
Tanto Huntington como Fukuyama discuten, con detalle, el deficiente nivel de desarrollo político hoy día existente tanto en Estados Unidos como en Europa. Se concluye que este desarrollo es muy inferior al que ha alcanzado la actual civilización china. Se lamenta que Occidente ya lleva más de 100 años de decadencia política.
Volviendo a las optimistas predicciones del profesor Ferguson, es preciso señalar que en los últimos 100 años, todos los grandes avances que se han hecho en el campo científico en occidente, se han logrado gracias a la activa intervención del Estado. Es así como las inversiones estatales en áreas de la computación, la energía atómica, la exploración espacial, la medicina, la inteligencia artificial y la computación cuántica han sido impulsadas y desarrolladas originalmente por el Estado. Esto ha sido así pues el corrupto sector privado no invierte en aquellas actividades que sólo dan retornos financieros en el muy largo plazo.
Ferguson concluye sus predicciones señalando textualmente que “como en la guerra fría, el Estado autoritario centralizado parece estar bien. Pero las innovaciones realmente grandes llegan más rápidamente en una sociedad libre que en una sociedad no libre. Así que sigo confiado en que los Estados Unidos sorprenderán positivamente -y China negativamente- en un horizonte de 10 a 20 años” (El Mercurio, 5 de noviembre de 2017, sección D pg. 10).
Seguramente el profesor Ferguson habría tenido mucho más cuidado con sus profecías si ellas hubieran sido hechas en Europa o en los Estados Unidos. El profesor Ferguson sabe muy bien que sus predicciones habrían recibido una avalancha de críticas de muchos académicos occidentales de reconocido prestigio. No obstante, otro cuento es en Chile. En este alejado rincón del fin del mundo, Ferguson se da el lujo de decir que Chile es un modelo para América Latina y que los chilenos deben estar orgullosos de sus logros. Señala que el país ha tenido un exitoso desarrollo económico similar al que Corea del Sur ha tenido en Asia. No hay duda de que Corea del Sur es un exitoso gigante industrial y que exporta productos de alta tecnología al igual como lo hace Japón. Pero es preciso insistir que nada de esto se da en Chile. Además de todo lo anterior se le debe recordar al profesor Ferguson que ya hace más de 100 años atrás, Chile también fue una potencia económica que exportaba productos con alto valor agregado. Hoy día sólo somos un país que exporta productos agrícolas, pesqueros y materias primas. Es decir, un montón de rocas que contienen algo de cobre en su interior. También se le debe recordar al profesor Ferguson, que la potencia que destruyó este incipiente desarrollo industrial independiente fue precisamente su país. Fue Gran Bretaña e intereses privados británicos los que financiaron y apoyaron a las fuerzas políticas y militares traidoras que destruyeron el sueño industrial del presidente José Manuel Balmaceda en 1891.
F.Duque Ph.D.
Cientista Político
Puerto Montt, 06 de noviembre 2017