Pasan los días y se acrecienta la preocupación de cómo juntar los 4 mil millones de pesos chilenos que costaría la visita a nuestro país del jefe del Estado Vaticano y cabeza de la Iglesia Católica, el argentino Jorge Mario Bergoglio S.J.
Una Comisión del Congreso Nacional chileno ya acordó no cobrarle impuestos a las donaciones que podrían dar “voluntariamente” tantos grandes empresarios chilenos que proclaman su catolicismo.
Los curas de barrios, ¡pobres!, se esmeran en vano en sacar más que la colecta acostumbrada a los verdaderamente pobres feligreses.
Los colegios de curas y sus apoderados se topan con la frialdad de la comunidad en juntar la plata, vacunada como está por el mal comportamiento de los curas con los niños y el convencimiento que todos tenemos acerca de las riquezas de la organización creada por los patricios romanos y administrada aún por ellos.
¿De dónde sacar la plata?
No voy a sugerir que la Iglesia se deshaga de sus inmensas riquezas y superfluos lujos para juntar los 4 mil millones de pesos. Cuatro mil millones de pesos es poco para tal embestida. Equivale a una milésima parte de la fortuna de Piñera y menos aún de la que ha acumulado la Sra. Fontbona, en Chile. ¡Para qué decir del dinero del Vaticano acumulado en 16 siglos!
Digo solamente: “Su Eminencia, mire Ud. a su lado, el departamento del cardenal Tarciso Bertone, tras la cúpula de San Pedro en el Vaticano, que está hoy en remodelación”.
El departamento de Bertone es unas doce veces el suyo.
Bertone no ocupa hoy ningún alto cargo en la burocracia vaticana. Es sólo un cardenal de allí, jubilado, de 82 años, que fue Jefe de Gobierno de Benedicto XVI, su antecesor, Monseñor Bergoglio.
El departamento del cardenal Bertone está siendo reparado y rejuvenecido. Tiene aproximadamente 600 metros cuadrados (se trata de una sola persona la que vive y vivirá allí el resto de su vida, ya de dos años más que usted) y un ático o terraza de más de cien metros desde donde se aprecia, entre otras cosas, la belleza de Roma. Sus pisos están siendo reconstruidos de roble y mármol de Carrara, planificados por un arquitecto inglés muy amigo de Bertone.
El Banco IOR del Vaticano está poniendo hoy el billete, que se ha sacado de la “Fundación Bambino Gesu”, creada para atender a los niños más pobres del sur de Italia.
Se entiende que en una de las mejoras del departamentito se van a gastar, ahora mismo, unos 400 millones de pesos chilenos. La “Fundación Bambino Gesu” ha perdido muchos de sus recursos y entre los niños pobres atendidos se han multiplicado las enfermedades y epidemias.
Una decisión suya, como Jefe de Estado del Estado Vaticano pondría fin a los excesos del cardenal Bertone, ex Jefe de Gobierno del Vaticano en la anterior administración de Benedicto XVI. No se le pide que Ud. se deshaga de Bertone o proponga dedicar su Palazzo San Carlo a actividades colectivas o comunitarias. Sólo que evite la multiplicación del lujo allí. Se sabe que en el palazzo de Bertone hay, por ejemplo, un equipo estéreo de 21.000 dólares y otras delikateses para escuchar música sacra y clásica, para gente que no baila.
Tampoco que mande a Bertone a vivir bien pero fuera de San Pedro, como se hizo recién con un cura drogadicto, secretario de otro cardenal vaticano, sorprendido por la policía italiana en una bacanal de homosexuales, cerca de lo de Bertone y de su departamento, S.E.
No. Pero que reaccione, Bergoglio, frente a la última declaración de Bertone a la prensa italiana e internacional: “No me voy del Vaticano…Otros treinta cardenales tienen casas mucho más bellas que la mía”.
Y que busque de allí para saldar los 4 mil millones.
Ni saquemos las cuentas.