Stephen Paddock, el hombre que mató a por lo menos 50 personas en Las Vegas, era un contador público jubilado de 64 años que vivía junto a un apacible campo de golf en la ciudad de Mesquite, en Nevada. En la noche del domingo, según informaciones de la policía, Paddock se apostó en un cuarto del piso 32 del hotel Mandalay Bay, en Las Vegas, y disparó ráfagas contra una multitud que asistía a un espectáculo musical.
La policía informó que Paddock fue hallado muerto en su cuarto, posiblemente luego de suicidarse. En la habitación los agentes hallaron por lo menos ocho armas, algunas de caño largo.
Hasta el momento se desconocen por completo las motivaciones de Paddock, e incluso sus familiares dijeron no tener idea de qué ocurrió con el discreto jubilado.
Su hermano Eric Paddock dijo al diario Las Vegas Review-Jornal: “No tenemos idea de qué ocurrió. Es como si un asteroide hubiese hecho impacto sobre la familia”.
Según dijo, su hermano no tenía ningún vínculo político o religioso. “Era apenas un tipo normal. Algo se quebró en él, algo ocurrió”, comentó. “Estamos en estado de shock”, añadió.
Sin embargo, Amag, órgano de propaganda del grupo Estado Islámico (EI), dijo el lunes que el autor del atentado de Las Vegas era un soldado del EI”.
Muy rápidamente el FBI declaró que no tenía pruebas de “ningún vínculo con un grupo terrorista internacional”.
En tanto, en la cadena NBC el hombre comentó que su hermano disfrutaba de hacer viajes a Las Vegas para asistir a espectáculos y apostar en los casinos.
Según informaciones de la policía, Paddock no tenía ningún antecedente policial ni registro de arresto. Además de contador público, tenía una licencia de piloto y poseía permiso para caza mayor, válido para el territorio de Alaska.
Las informaciones públicas disponibles indican que vivía en una residencia junto a un campo de golf en la pequeña ciudad de Mesquite, cerca de la división de Nevada con Arizona, a unos 130 kilómetros de Las Vegas.
Según la policía, el ataque perpetrado por Paddock dejó un saldo de por lo menos 50 personas muertas y unos 400 heridos.
Se trata de una de las peores matanzas registradas en Estados Unidos en décadas.