Enero 3, 2025

Paradojas contemporáneas I: Los ganadores van a ser los mismos de siempre

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bacheletdavosUna paradoja monumental está a punto de conocida: la vuelta en redondo que hará el conflicto estudiantil. Durante veinte años el sistema político profundizó y perfeccionó un sistema educacional que está en crisis.  

 

 

Hoy, los mismos responsables de la entronización del sistema educacional, esperan tranquilamente. Más temprano que tarde, los proyectos de ley que parece que van a cambiar las cosas, van a llegar a sus manos pulcras.

 

Los estudiantes van a jugar a favor de quienes tanto aborrecen. El rechazo a los partidos políticos y las instituciones del Estado, ha sido una constante entre los movilizados. Del mismo modo, las pifias han sido elocuentes a la hora de rechazar la presencia de dirigentes sindicales y gremiales que a la hora nona se suben por el chorro, de manera gratuita.

 

Los estudiantes no se equivocan en sus demandas. La existencia de un sistema educacional reproduce todas las injusticias y genera todos los males que pueden definir una sociedad como la nuestra. Chile vive en un apartheid en que la diferencia social determina el presente, el futuro, la vida y la muerte.

 

Perfeccionando su misión final, la educación ha cumplido con profundizar las diferencias sociales, definiendo un país dentro de otro que ya se torna insostenible. En ese contexto, el sistema político no ha dado muestras de incomodidad. Hasta los más resistentes al modelo, una vez en posesión de un poquito de poder, han tratado de parecerse lo más posible a los que hasta ayer era sus antagonistas irreconciliables.

 

La derecha se puede anotar este triunfo: ha transformado a sus antiguos enemigos, en sus imitadores. Viven como grandes amigos. Comparten sus barrios, modelos de automóviles, los colegios de sus hijos, sus parcelas aisladas y su gusto por balnearios exóticos, alejados del chungo maloliente.

 

La Concertación, administradora de los últimos veinte años de vida como nación, ha hecho poco por diferenciarse de la cultura de la derecha más abyecta. Durante su extensa gestión nunca escuchó las demandas que hoy emergen con furia. Sus Ministros de Hacienda nunca quisieron resolver las deudas enormes que se tiene con los trabajadores. Sus presidentes siempre miraron con desprecio a todo lo que oliera a pobre  y a sus Ministros del Interior y Subsecretarios no les tembló la mano para arrasar con los desordenados, los indios, los indisciplinados.

 

Tampoco les molestó el sistema binominal, ni que los chilenos expatriados voten. Ni el desmantelamiento del Estado, ni el deterioro increíble de la salud pública, ni el hacinamiento en las cárceles, ni el aumento irracional de los arsenales militares. Les pareció normal, o por lo menos aceptable, la depredación de sistemas ecológicos mediante plantas de energías sucias, flotas pesqueras criminales, deforestación de grandes extensiones, o el envenenamiento irreversible de los canales chilotes por  peces exóticos.

 

La Concertación se derechizó, y la derecha de concertacionó. Entre ambos perfeccionaron el Síndrome un Estocolmo bi direccional y crearon lazos emocionales imperecederos con los otrora sostenedores de la dictadura, mientras esas relaciones les significaron réditos, acuerdos, malabares y negociados.

 

Hoy, la Concertación toma profiláctica y relativa distancia. Enfrentados a la depresión post pérdida saben que la única alternativa es volver al poder que da el gobierno. Despreciados por la gente, saben que deben actuar con sumo sigilo y cautela. Verán formas de guardar en los armarios a los ex presidentes que aparecen apoyando a los Carabineros y a Piñera, sin vergüenza y con reconcentrado convencimiento. No irán a las manifestaciones de los estudiantes, pero sus discursos serán todo lo revolucionario que sea necesario para diferenciarse, por ahora, de los gobernantes.

 

Pero por sobre todo, lo que les cabe es esperar, pasar inadvertidos, quizás con alguna aparición trotando alrededor de La Moneda, o en alguna declaración en la que se diga de  cambios profundos en el sistema educacional, del sistema binominal y de lo que sea menester. Ser, de ahora en más, buenos chicos y chicas.

 

Tarde o temprano el movimiento estudiantil se va a quebrar. Las influencias de los partidos a los que pertenecen muchos de sus dirigentes se estarán haciendo sentir cuando ya se sabe de acuerdos electorales para las municipales.

 

La vuelta en redondo cumplirá su ciclo y aquellos que son los responsables del actual estado de cosas, recibirán en sus asientos la responsabilidad de hacer como que hacen, pero para dejar las cosas no tan distintas a lo que hay. Y se mostrarán en las campañas electorales venideras, como los verdaderos campeones.

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