Noviembre 15, 2024

Es hora que Construyamos el Partido de las y los Trabajadores, nuestra propia representación político social 

La casta política y la élite empresarial están profundamente desprestigiadas. Las instituciones están deslegitimadas, la Nueva Mayoría no cuenta con la confianza del grueso de la gente, un intento desesperado para recuperar la iniciativa y la simpatía de las mayorías es lo que explica la presentación desde el gobierno cuando está de salida y ya no hay posibilidad de aprobación y sin urgencia parlamentaria de su proyecto de reforma previsional. Como ocurrió antes con los fuegos de artificio del “proceso constituyente”, al tiempo que se aseguraba que no habría una Asamblea Constituyente. El 40% de abstención electoral y las dificultades de los grandes aparatos políticos – a los que no les faltan los recursos – para cumplir con la ley de refichaje que ellos mismos aprobaron en el Congreso nos hablan de una desafección profunda de la gente.

 

 

El pueblo chileno está cansado de un modelo de capitalismo salvaje, que ha mercantilizado los derechos básicos a la salud, la educación, la previsión y la vivienda, mientras concentra la riqueza. Está indignado con la corrupción rampante de las élites empresariales, políticas, en las fuerzas armadas y en carabineros.

Desde 2006 con el levantamiento de los estudiantes secundarios conocido como la “revolución pingüina”, se han sucedido movimientos sociales de carácter regional y nacional cada vez más amplios, entre los hitos hay que mencionar especialmente la rebelión estudiantil de 2011 y sobretodo el movimiento NO + AFP en que tras un conjunto de sindicatos, los trabajadores se han coordinado en toda la geografía del país, levantando coordinadoras para la lucha por terminar con las AFP, conquistar la Seguridad Social, y pensiones suficientes.  Hasta ahora, a diferencia de lo que ocurrió con los movimientos estudiantiles, NO + AFP no ha podido ser cooptado, ni ha estado abierto a negociar “avances” limitados, que suelen terminar en retrocesos, como ocurrió recientemente con la Reforma Laboral.

 

¡Chile despertó!

Ese fue un grito que de manera espontánea se coreó en la Alameda en Santiago en la primera marcha multitudinaria por el fin del sistema de AFP el 24 de julio de 2016.  Esa marcha efectuada en más de 40 ciudades, fue la primera movilización masiva a escala nacional convocada por un movimiento de trabajadores desde el fin de la dictadura cívico-militar. La coordinadora nacional de Trabajadores NO + AFP

Las marchas han sido importantes, han elevado la autoestima del pueblo, nutrieron la convicción que es posible cambiar las cosas y mejorar la vida. Pero no basta con marchar, eso está claro, especialmente al comprobar que a pesar de millones de personas movilizadas por el fin de las AFP,  políticos y autoridades se hacen los sordos.

Con todas las instituciones desprestigiadas, incluidos lamentablemente los sindicatos y especialmente la CUT tras elecciones fraudulentas y bochornosas, en cambio el movimiento NO + AFP aparece como el que tiene más confianza de la gente, y especialmente entre los jóvenes.

Además el movimiento NO + AFP no se ha limitado a marchar, ha diseñado su propia Propuesta de Pensiones, de acuerdo con los principios de la Seguridad Social, robusta técnicamente,  y ha organizado sindicatos y  activistas prácticamente en todo el país, ha ensayado  movilizaciones distintas como el Paro y la Protesta Nacional del 10 de diciembre de 2016, y las campañas de desobediencia civil del cambio al fondo E en las AFP, y del abandono de las AFP Cuprum y Provida, han tenido un gran impacto. Un millón trescientas mil personas se cambiaron de fondo en los doce meses que terminaron en enero de 2017. Son tácticas innovadoras para golpear al gran capital.

El movimiento NO + AFP es la demostración de la emergencia de una situación política y social nueva, que el movimiento estudiantil ya anunciaba años antes.

La emergencia del movimiento de mujeres feminista, también masivo NI UNA MENOS, como respuesta indignada a la discriminación, brutales crímenes y femicidios, muestra la entrada en la arena del conflicto social, tras sus propias demandas, de la mitad más postergada y abusada de la sociedad capitalista y patriarcal.  Este movimiento feminista se ha sumado a las movilizaciones del movimiento NO + AFP, lo que de por sí es un dato tremendamente significativo.

La persistencia de las luchas del pueblo mapuche por la recuperación de la tierra y el territorio, a pesar de la criminalización, la dura represión y la militarización de la Araucanía, son una muestra de la renacida voluntad de resistencia a los abusos en el país.

Pero queda pendiente el paso de lo social a lo político, a la disputa por el poder, para transformar la sociedad. Ese Chile que despertó todavía no tiene su representación en el campo político.

 

Por una política honesta hecha por la gente trabajadora y la juventud.

No podemos limitarnos a reproducir las viejas prácticas elitistas, de decisiones entre cuatro paredes, o cocinadas en acuerdos en la cocina. Si de verdad queremos cambiar las cosas, con transformaciones sociales basadas en criterios de justicia social y solidaridad, esto solo será posible con la activa participación de millones. Los técnicos no deben reemplazar a las mayorías, los necesitamos para que pongan sus conocimientos al servicio se las decisiones que tomen las organizaciones de trabajadores. Ese debería ser el orden, no a la inversa.

 

El polo de izquierda.

La candidatura de Alberto Mayol agrupó en todo el país un polo de Izquierda, levantó un programa de transformaciones con un horizonte socialista y democrático radical. En torno a la campaña de Mayol se concitaron voluntades de gente que dentro y fuera del Frente Amplio quiere un cambio social de verdad. Las maniobras incalificables desde la mesa del Frente Amplio, para impedir que el ex candidato presidencial fuera candidato parlamentario con acusaciones falsas que no resistieron un día, y de las que finalmente tuvieron que desdecirse los dirigentes cupulares que las hicieron, han servido para mostrar que este sector sigue presente y ganando voluntades. La principal tarea política que tenemos frente a nosotros los que participamos en este esfuerzo es darle continuidad al polo de izquierda, profundizar su programa y enraizarnos en la realidad social en todas las regiones del país. Ese polo de izquierda puede ser la base para construir un nuevo partido del pueblo trabajador, con actividad político social real, mucho más allá de un simple aparato electoral instrumental.

 

Construyamos un Partido de las y los Trabajadores

Es necesaria una nueva representación y organización política social de la clase trabajadora, y otros sectores populares, capaz de disputar el poder, el gobierno y el congreso a las élites. Una nueva fuerza con vocación convocante y unitaria que desde las demandas más sentidas por el pueblo, en el respecto de su diversidad, sea capaz de jugar el papel central en un frente contra el  capitalista salvaje en Chile realmente amplio, sobre la base de la solidaridad, la justicia social y la propiedad social.

Ahora se reúnen las condiciones para superar la fragmentación extrema de la izquierda chilena, en miles de grupitos y colectivos político–sociales. Un proceso de unidad para construir una fuerza, con respeto a la diversidad, con formas federativas y con mecanismos transparentes y democráticos de decisión. Un partido al servicio del cambio social, con estrategias de movilización, programas y liderazgos honestos.

La conclusión para nosotros es clara, es hora que Construyamos una fuerza de Trabajadores, nuestra propia representación político social, con una perspectiva socialista honesta y genuina.

Un partido de las y los trabajadores que haga sentir nuestra fuerza organizada como pueblo trabajador por nuestros propios anhelos e intereses. Para que nunca más volvamos a poner la lucha y los sacrificios, para dejar luego el poder ingenuamente en manos de otros.

 

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