Hace algunas semanas el actual Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas Humberto Oviedo, pidió que se ubicara/comprendiera/incluyera el contexto en que se realizaron los crímenes cometidos por personal de todas las ramas de la defensa nacional, a lo que se le debe agregar civiles que fueron incorporados a los aparatos de seguridad, en su gran mayoría ex militantes de Patria y Libertad.
Se debe establecer y agregar al contexto, la disposición con participación activa que tuvieron dueños de fundos (familia Kast) y empresarios (empresas grupo Claro), para cooperar con la abominable tarea de detener, hacer desaparecer, fusilar y torturar a los miles y miles de chilenos que durante años pasaron por recintos secretos, regimientos, cuarteles de carabineros y de investigaciones.
La tortura es un crimen de extraordinaria violencia.
Se trata sencillamente que un hombre y una mujer son amarrados a una estructura metálica para ser golpeados y tratados de manera inhumana con el fin de obtener información que la dictadura decía necesitar, pero especialmente mandar el mensaje al resto de la población que de colaborar con los detenidos, o pedir derechos, serán tratados de la misma forma y con los mismos métodos.
Siendo un crimen considerado de Lesa Humanidad, nada se ha logrado en avanzar para castigar a los culpables, para entregar justicia y reparar en sus derechos a los torturados agredidos por los militares. Miles de procesos guardan silencio en los tribunales.
Miles de testimonios fueron entregados por los torturados para confeccionar el INFORME VALECH, y esa información por petición expresa de Ricardo Lagos se guardarán por 50 años, así lo acordó con el general Cheyre, quien justamente se encuentra procesado por haber sometido a tormento a detenidos en cuarteles militares.
Se convierten estas denuncias documentadas en secreto de Estado, que serán guardadas por 50 años, confirmando con la traición por el pacto establecido entre la Concertación con Pinochet en su época, y las Fuerzas Armadas en el periodo de Ricardo Lagos, condición que colocó como asunto inamovible.
LA CONCERTACION NEGOCIÓ/PACTÓ EL DOLOR DE MILES DE PRESOS POLITICOS SOMETIDOS A TORTURAS.
Los años pasan y los torturadores se hacen cada día más viejos, unos viejos torturadores, y por cuya condición no son llevados a las prisiones para que paguen por los delitos cometidos. Nadie puede negar la verdad que desde todos los rincones de la patria hacen los que fueron violentados en sus derechos por se militantes en algún partido de la izquierda chilena,. Los que apoyaron y trabajaron en un gobierno elegido democráticamente, o que tuvieron la valentía de rebelarse y participar activamente desde la resistencia popular, fue justo, sencillamente porque así había que escribir la historia, y así está establecida.
La llegada de la Concertación a La Moneda no fue regalo del alto mando uniformado, fue el trabajo desde el mismo día del golpe que desde la resistencia popular miles se dieron a la valiente tarea reconquistar la democracia, desde los valientes panfletos, pasando por las ollas comunes hasta los gesto de mayor audacia y notable generosidad. La Nueva Mayoría le debe a la historia el esfuerzo que miles y por años batallaron sin pedir nada, y que entregaron la vida para detener la dictadura.
Los presos políticos están muy lejos de pedir limosna. Eso lo hacen los que legislan y se parean, los que entregan boletas falsas, los que estafaron con las Becas Valech como el corrupto diputado PPD Farkas, los que le piden perdón a los militares, los que se hicieron embajadores y ministros y subsecretarios, los que entregaron boletas a Martelli para luego ir a recoger las dádivas que entregaba el yerno de Pinochet, los besamanos que existen en tantas esquinas de Morandé 80.
Los ex presos políticos exigen que el actual gobierno de la Nueva Mayoría cumpla sencillamente con los Acuerdos Internacionales, donde la justicia y el castigo a los torturadores se hagan realidad, así como una reparación integral.