Reseña del libro “Aquí se Fabrican Pobres. El sistema privado de pensiones chileno” de Carlos Rivadeneira Martínez. Editorial LOM.
Este libro fruto de la investigación para su tesis de Doctor en Derecho en la Universidad de Salamanca, España, es obra del abogado chileno Carlos Rivadeneira Martínez. La tesis fue defendida por el autor en marzo de 2012, y trata en su cuerpo central de una detallada y muy crítica descripción del sistema privatizado de pensiones chileno, un sistema nacido en dictadura de forma autoritaria que lo único que asegura son pensiones de supervivencia bajísimas. “El sistema privado de pensiones chileno no sólo es insuficiente, sino que no es un verdadero régimen de seguridad social, sino un sistema de seguro privado, donde el trabajador asume todos los riesgos: de longevidad, de familia numerosa, de malas inversiones de la AFP, de desempleo, de baja renta, etc.”
El autor señala que “El sistema, hijo del modelo económico neoliberal minimiza el rol del Estado en la protección de los individuos, les transfiere a estos la responsabilidad de protegerse a si mismos ante los riesgos de la vida. También releva al empleador de la obligación de costear con sus trabajadores los gastos de los servicios y prestaciones destinados a atender esas eventualidades” y deja en claro que el Estado chileno incumple sus propias obligaciones legales, con convenios internacionales que una vez adoptados se hacen ley de la república pero que en la práctica no se cumplen, así por ejemplo la ausencia de aporte tripartito de Estado , empleadores y trabajadores: “Ambas omisiones (cotización del Estado y del empleador) constituyen incumplimientos de Chile a obligaciones asumidas ante la comunidad internacional”.
La obra de Rivadeneira, ampliamente apoyada en estadísticas oficiales, desnuda la situación de pobreza y vulnerabilidad económica al que este sistema condena a nuestros mayores. No se trata de un sistema de seguridad social, los cuales están basados en el principio de la solidaridad intergeneracional e intra-generacional, y por lo mismo en alguna medida siempre tienen un carácter redistributivo. Es decir en las pensiones de Seguridad Social los jóvenes aportan para los viejos, los que más tienen para los que tienen menos, los hombres para las mujeres, mientras el sistema de AFP en la práctica es un seguro privado, que opera bajo la lógica de “justicia conmutativa” de acuerdo con la máxima que recibo tanto cono aporto, esto es la pensión se financia íntegramente con los fondos reunidos a partir de los aportes del propio pensionado, en palabras coloquiales “cada uno se rasca con sus propias uñas”. “Es como el seguro privado, donde la cobertura (aquí pensión) depende de lo que pague o aporte por prima (aquí cotización).”
Los sucesivos gobiernos civiles, tras el fin de la dictadura cívico militar, que con la única excepción del gobierno encabezado por el empresario multimillonario Sebastián Piñera han estado bajo el control político de la Concertación actual Nueva Mayoría, han tenido la especialidad de promover reformas, anunciadas como importantes avances sociales, que en definitiva han servido para legitimar la herencia neo liberal e incluso para empeorar la situación del pueblo trabajador. Así ocurrió por ejemplo con el Credito con Aval del Estado CAE, un gran negocio para la banca y masivo endeudamiento de las familias que supuestamente venía a ampliar las posibilidades de acceso a estudios superiores, la ley de subcontratación que se suponía terminaría con esta forma de precariedad laboral y finalmente sirvió para legalizar la subcontratación, lo mismo ha ocurrido con la reforma laboral, que en lugar de terminar con las consecuencias del Plan Laboral de José Piñera lo ha profundizado al punto dificultar la negociación colectiva y de poner en cuestión el Derecho a Huelga mediante la creación de la figura de “servicios mínimos”. En este mismo sentido, el autor nos señala que el “Pilar Solidario” de la reforma previsional de 2008 del primer gobierno de Michelle Bachelet, no solo no fue una mejora para las pensiones sino que perjudicó a los trabajadores.
En palabras del autor “La reforma previsional del año 2008 empobreció a los chilenos y enriqueció a las AFPs y a las compañías de seguros. (…)
En efecto, la reforma previsional sustituyó la pensión mínima por el aporte previsional solidario, con lo que de una plumada empobreció al 40% menos pobre, es decir, prácticamente la mitad de los chilenso. Y le explico porqué: antes cuando se acababan los fondos, si uno acreditaba cotizaciones o servicios por 20 años tenía derecho a la pensión mínima (unos $110.000 más o menos dependiendo de la edad). Eso era así para todos.
Pues bien (en rigor mal) con la refroma del año 2008se elimina la pensión mpínima y se reemplaza por el aporte previsional solidario (un eufemismo, pues se es verdaderamente solidario cuando es también suficiente), pero solo para el 60% más pobre. Es decir, al 40% menos pobre se le acaban los fondos y se queda en la calle, porque la Pensión Básica Solidaria (otro eufemismo) es para el 60% más pobre que nunca ha ingresado al sistema de AFP.” El autor dedica algunas páginas para pormenorizar otras razones por las que finalmente con la reforma del 2008 todos los afiliados pierden.
Tal vez la critica que pueda hacerse a la obra está en algunas formulaciones finales en las que el autor después de haber demostrado la necesidad de terminar con el actual sistema de AFP y reemplazarlo por uno de seguridad social, incorpora algunas recomendaciones para mejorar el sistema de AFP aunque de la propia lectura y de las opiniones vertidas por el autor en el libro se concluye que no hay reforma progresiva posible dentro del propio sistema para mejorar seriamente las pensiones.
En fin un libro fruto del esfuerzo intelectual y de investigación de años, motivado por la búsqueda de justicia social y del derecho al buen vivir de las personas mayores que vale la pena leer.