Nadie olvida lo sucedido en las otras elecciones anteriores. El trabajo, las palabras que batallan por convencer a tantos que si es posible vencer la ignominia con la que se pasea un modelo que genera pobreza, miseria, y que es bandera para que pequeños grupos económicos y sectores políticos condenen a millones a un no futuro, que señale que el camino del individualismo y el lucro es correcto. El hombre en sus intentos siempre demuestra que es el trabajo solidario, el compromiso compartido lo que da la victoria.
Nuestra historia, que hemos escrito entre el dolor y la esperanza, caminó largos años para vencer, para demostrar que un país diferente si es posible, pero para que ello sucediera se trabajó sin descanso y por años. Ese recorrido también tuvo que enfrentar batallas eleccionarias y se ganó, y en otras los votos no llegaron en la cantidad esperada. Pero se batallaba, se insistía cuando éramos más pobre que ahora, que seguimos siendo también pobres. Actualmente lo que nos corresponde per cápita es sencillamente humo a la hora de levantarse cada mañana para ganar el pan, y pensar que el futuro de nuestros hijos es posible.
La izquierda está acostumbrada a dar batallas justas, porque siempre lo serán las nuestras, sencillamente porque el mundo que ofrecemos es mucho más digno, justo, solidario y democrático, levantamos la dignidad del hombre desde sus primeras manifestaciones por ser libre y dignos en la búsqueda de una patria nueva.
Este modelo neoliberal no es el mejor, está lejos de serlo y tiene sin duda sus días contados. Sabemos que no son los tiempos de asaltar el Palacio de Invierno o La Bastilla, pero ya hemos ganado las calles y millones salieron demostrando que lo justo y correcto está en este lado de la vereda. Cuando millones piden un nuevo sistema previsional los grupos económicos tiemblan y las organizaciones más fuertes y con razón.
La historia de Chile ya no es la misma, se fueron alejando los días de los iluminados, hoy se están desatando los tiempos con nuevos actores políticos para combatir y vencer a la corrupción y los corruptos, a los dueños del dinero y su miserable modelo, precario y miserable a la luz de los grandes acontecimientos de la humanidad
Son los tiempos de ganarle a la desidia y al abatimiento, si no se batalla volveremos a dejar la política en manos de los más ineptos, pero lo peor, es entregarla a los rendidos, a los que se cansaron de estar al lado de los humildes y sencillos, a los que entregaron a los banqueros a la primera generación de jóvenes para que los bancos les hicieran firmar un contrato de por vida para entregarle dinero. El Frente Amplio nace y se quedará porque es una urgencia histórica, porque el pueblo no puede ser entregado así de sencillo a los que comen con el modelo y son sus serviles empleados.
Desde 1990 se han librado muchas batallas con resultados que no han sido los mejores, pero cada voto es una palada más en la urgente y vital experiencia para tener fe en la victoria, así lo han demostrado otros pueblos, otros líderes y la izquierda. Si somos capaces de construir un tren desde Arica al sur es porque también podemos gobernar y administrar teniendo el bien común y los derechos de las grandes mayorías como el norte para hacer este Chile una patria compartida.
Somos capaces de entendernos con nuestros vecinos porque estaremos uno al lado del otro hasta que el sol se apague y la tierra se enfríe, porque somos hombres de paz, creemos en el dialogo y el entendimiento, no somos nosotros los que sacamos restas en cuestas egoístas. Recordemos siempre a Artigas….o para todos o para nadie.
La derecha seguirá por años y años predicando los mismos contenidos y ofreciendo las mismas recetas, añejas, vencidas y corruptas, populistas y encantadores de serpientes. La conocemos desde muchos años y siempre se aferra al miedo, a la descalificación al menosprecio de lo que no son como ellos ni tampoco queremos serlo. Puede que entre ellos se compren y se vendan, y también pueden hacer algunos que hasta algunos años estaba en este lado de construcción de la historia tiene y colocó su precio y condiciones, pero eso es asunto que no le damos absolutamente ningún valor. Nos quedamos con el proyecto de pueblo que trabajaron los que hoy no están y que nos hacen mucha falta. Nos quedamos sosteniendo que los años setenta si fueron buenos y correctos, y si así no hubiera sido no habría habido golpe militar. La derecha salió a la calle uniformada porque el de los lentes lo hacía bien, porque no era un gobierno corrupto ni pasaba su tiempo traicionando a los que votaron por él.
Los tiempos actuales no son los mismos,. Son otros hombres lo que se esfuerzan por superar los momentos amargos de la patria, porque las alamedas son nuestras y para que así sea nos hemos juntado y nos juntaremos las veces que sea necesario para seguir dando la pelea y batallando porque así debe ser y construir los tiempos que llegarán sin duda.
El Frente Amplio llegó para quedarse, trabajar en la historia por venir y para vencer, así se sencillo y en eso debe saberlo la derecha, el reformismo, el revisionismo y los que aceptan las dadivas del plato miserable que el sistema les da para vivir, con esa ración diaria de cobardía y abandonar al pasado que no han sido capaces de defender.
La llegada del Frente Amplio es un nuevo primer campanazo en la historia con todo el recorrido de los sindicatos de obreros y maestros, de los artesanos y pescadores, es algo así como la primera reunión de la Sociedad de la Igualdad, eso es, y así con todos esos debe seguir avanzando.
No es diciembre el final de recorrido. Ese día es un paso más en los tantos que deberemos dar. Porque hay que seguir insistiendo, porque tendremos que ir una vez más a las calles para colocar las urgencias que no pueden esperar. Tenemos sobradas razones para vencer, pero nada se nos regalará, sencillamente el trabajo y consecuencia colocarán los cimentos para los tiempos nuevos.
Que se quede en su tiempo la derecha y sus presos, nosotros seguimos caminando porque nunca nos hemos detenido. Hemos conocido la traición de la otra que se dice izquierda y que habita tranquila en sus mullidos sillones parlamentarios, pero tozudamente volvemos a caminan porque nunca nos han visto de rodillas ni clamando perdón al enemigo.
El Frente Amplio no es la receta perfecta, es un proyecto que siempre estará en construcción y dependerá de nosotros mismos hacerlo transitar por el camino de la política digna, participativa sin perder que es la acumulación de fuerza el primer paso en el largo camino hacia la victoria. No es la hora de dejar solo a Mayol, a quien demostró que el modelo se derrumba, hay que acompañarlo para que entre tantos y tantos lo enterremos en el mar.
El Frente Amplio sabrá negociar cuando llegue el momento, y qué colocar para defender en la mesa de los tiempos, las urgencias que nunca se transarán. Pero eso también habrá que discutirlo.