El día 16 de Junio, según se había anunciado, Donald Trump visitó la ciudad de Miami y pronunció un discurso ante una audiencia formada por lo peor del exilio cubano, que se había congregado en el Teatro Manuel Artime, para conocer de las nuevas medidas que se implantarían contra Cuba.
Es interesante analizar el ambiente en que se desarrolló el acto y los resultados concretos del mismo.
Trump, siguiendo el patrón de todo discurso presidencial estadounidense, tuvo alguien que se lo escribiera y esa persona, se encargó de resaltar en el mismo algunos nombres y situaciones, que además de agregar torpeza, permiten definir la falta de conocimiento de Trump sobre Cuba.
Dentro de las cosas que leyó el presidente, estuvo el llamar “heroicos” a los mercenarios de la Brigada 2506, que se rindieron en menos de 72 horas.
El discurso tocó una amalgama de hechos que en vez de beneficiar a Estados Unidos, lo denigra, como la Operación Peter Pan, organizada por la CIA y repudiada por la mayoría de los que llegaron a Estados Unidos forzados por la misma.
Habló de desaparición de personas, de asesinatos por parte de la policía, lo cual nos hace recordar los tiempos de Batista, el dictador que gracias al apoyo de Estados Unidos estuvo mal gobernando Cuba hasta que triunfó la Revolución.
Hablo de las personas que son detenidas cuando se encaminan a rezar en templos e iglesias. De la no existencia de libertades ni respeto a los derechos humanos. Del peligro que Cuba tuviera armas atómicas, algo que se refiere a los años 60 del siglo pasado y de que Cuba ha enviado armas a Corea, lo cual nos siembra la duda, de que el señor Trump sepa dónde está Corea.
Es evidente que aquel no fue precisamente un discurso en Miami, sino un discurso para Miami, lleno de demagogia, mentiras y tergiversaciones, que resultara agradable a los oídos de los que fueron al teatro para ver correr la sangre.
No podía faltar en aquel desbarrar la referencia a Venezuela y como Cuba la ayudaba en sus planes contra el pueblo de dicho país.
Según Trump, Estados Unidos son los campeones de la libertad, la democracia, el país donde no se comenten violaciones a los derechos humanos, donde no existen presos políticos y donde sus fuerzas armadas ayudan a otros pueblos del mundo para que se mantengan libres.
Sus acciones sobre Cuba estarán encaminadas en ese sentido, para liberar al pueblo cubano y que los exilados puedan regresar a sus hogares, además de reclamar lo que fueron sus propiedades, ahora con nuevos propietarios, el pueblo cubano.
Todo esto lo dice como si fuera verdad, o al menos parece estar convencido de lo que expone, aunque pudiera estar engañado, lo que implica que es fácil engañar, como a un tonto, al presidente de Estados Unidos.
Lo principal no estuvo en la retórica, la demagogia y las frases que dijo para que algunos se sintieran felices. Muchos besos, abrazos, apretones de mano, aplausos, señalar supuestos “héroes” que estaban en la audiencia, regalo de plumita a algunos de ellos, todo eso formaba parte del espectáculo.
Lo principal estuvo en la orden ejecutiva que firmó y si la misma realmente implica un cambio en las relaciones que se llevan a cabo entre Cuba y Estados Unidos, según los “acuerdos” llegados durante la administración Obama.
Podemos decir que hay algunos cambios y novedades, pero que de algunas, cosas ni se habló. Según comunicación de fecha 16 de junio emitida por la Oficina de Prensa de la Casa Blanca sobre la orden ejecutiva tenemos lo siguiente:
Si no firma otra orden mañana, los viajes a Cuba de las personas de origen cubano siguen igual, lo mismo podemos decir de las remesas y los viajes a Estados Unidos para visitar familiares y otros motivos, todo de forma ordenada y mediante visa.
De las línea aéreas que viajan a Cuba procedente de Estados Unidos y los Trasatlánticos turísticos, nada nuevo.
En relación con el alojamiento de estadounidenses en Cuba, se plantea en la orden no realizarlo con establecimientos ni hoteles bajo la dirección del Grupo de Administración Empresarial, por considerarlo vinculado a las fuerzas armadas cubanas.
Se ratifica, lo ya establecido desde hace mucho tiempo, de no permitir que estadounidenses viajen a Cuba con fines turísticos. Los visitantes del sector académico, artístico y otros, deberán viajar en grupos, no individualmente como fue autorizado por Obama.
Cómo un cambio de política, dentro de la indicaciones emitidas por Trump, está el incremento del comercio con el Sector Privado. Aquí no dice a cuál sector privado se refiere, pero en la agricultura cubana tenemos un fuerte sector privado y el Secretario de Agricultura, nombrado por Trump, es partidario del comercio con el mismo.
También se ratifica la política del bloqueo a Cuba y se opone a las gestiones que se puedan realizar en las Naciones Unidas y otros Organismos Internacionales para la terminación del mismo. En septiembre veremos cómo votan la resolución contra el Bloqueo en Naciones Unidas.
Se dice que el mejoramiento de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos dependerá de la acción del gobierno cubano en función de incrementar el cumplimiento de las leyes, el modo de vida del pueblo, el respeto a los derechos humanos y el incremento de libertades políticas, económicas y religiosas. Todo lo cual será Estados Unidos el que lo determine.
En la orden se orienta a los Departamentos de Comercio y Tesoro para que establezcan las regulaciones correspondientes en un plazo de treinta días, para poner a funcionar la misma. Este proceso, según los expertos, pudiera demorar varios meses en los cuales seguirán vigentes las regulaciones actuales.
Hasta aquí lo mencionado en la orden ejecutiva, lo que no se mencionó, por el momento queda igual.
Cómo podrán ver, estas regulaciones a quienes afectan es a los estadounidenses, qué pueden, o no pueden hacer, según las mismas.
El cambio de política hacia Cuba, se ha reducido al cambio de lo que el “país de la libertad” permite que sus ciudadanos realicen en relación con Cuba.
Era evidente que esta actividad no estaba dirigida a Cuba ni a los cubanos, sino a los estadounidenses de origen cubano que participaban en la misma. Ni una sola vez se mencionó el nombre de Martí, Maceo o alguno de nuestros próceres. La muchedumbre gritaba U S A… U S A…. U S A… y para terminar, un émulo de Ferruccio Burgos, interpretó en solo de violín, el Himno de Estados Unidos.
Este era un discurso para Miami. No resiste ser pronunciado en otro lugar del mundo. Considero que Trump se burló de los asistentes.
Están perdidos.
· Dr. Néstor García IturbeGrupo El Heraldo