Diciembre 27, 2024

Rolando Venegas se quitó la vida cansado de tanto acoso laboral

Desde que el jueves 24 de mayo,  el semanario The Clinic develara las profundas arbitrariedades y abusos que afectan a los trabajadores de la empresa FRUNA, las redes sociales han explotado con propuestas y sugerencias, tendientes todas a terminar o al menos aminorar tanto drama que no solo es de los trabajadores de FRUNA sino de millones de trabajadores chilenos. Sin embargo han sido solo eso, opiniones en las redes sociales.

 

 

¿Hasta cuando seguirá siendo este el único instrumento utilizado por muchos para responder a la prepotencia del capital?

 

Dicen los viejos, cuando hay algo que no está del todo bien, que “falta la chaucha para el peso”. Algo así nos sucede como sociedad respecto de hechos como el que en está ocasión afectó al trabajador Rolando Venegas, quien se quitó la vida cansado de tanto acoso laboral.

¿Es que ya nos olvidamos de la dolorosa muerte de Rodrigo Cisternas, Juan Pablo Jimenez y Nelson Quichillao, por nombrar a las últimas víctimas del brazo armado del capital?

Día a día se informa de la muerte de trabajadores por diversos accidentes laborales, muchos de ellos provocados por la deficiente o nula seguridad en los lugares de trabajo, el COMPIN  se hace un festín rechazando miles de licencias médicas ¿y la mayoría solo tiene fuerzas para repudiar y rechazar todo esto en las redes sociales?

Falta ciertamente la chaucha para el peso. Ya va siendo hora de dejar de lamentar y clamar por las páginas sociales o a través del Facebook  y salir a hacerle frente al enemigo.

Las armas contra el abuso se llaman organización y concientización. Tenemos que salir a educar y enseguida construir sindicatos y otros instrumentos de organización.

Convencer a los trabajadores que son parte de una clase que debe luchar unida, para que estos hechos no se sigan produciendo. 

 

El asunto FRUNA no es para nada nuevo. Los más mínimos derechos laborales se violan en miles de lugares de trabajo, hora a hora, día a día.

No es normal que reponedores y promotoras – generalmente contratados por empresas externas a aquellas en las que prestan servicios – coman sus alimentos y descansen en la calle. Tampoco que no se respete el pre y post natal, o que muchos trabajadores pierdan su puesto de trabajo y queden en el limbo después de retornar de una licencia.

¿Cómo va a ser lógico que los dirigentes sindicales deban anunciar a la empresa con 24 horas de anticipación las gestiones sindicales que pretenden desarrollar, o que no puedan responder  las consultas de sus socios en los lugares de trabajo?

 

La violación de los derechos laborales no comenzó ni termina con FRUNA.

Es algo constante y permanente porque los instrumentos legales son para beneficio del empresario, más que para defender al trabajador. No hay leyes que cautelen el respeto a la dignidad y la honra de los trabajadores. El patrón acusa, el trabajador paga con cesantía o con cárcel. Así de dispareja está la cancha.

 

Si no nos organizamos y reaccionamos seguirá el abuso, porque los llamados a fiscalizar y castigar los malos tratos no disponen de elementos suficientes para sanciones concretas y drásticas y – doloroso resulta decirlo – en algunos casos no hacen bien su trabajo y escuchan más a los empleadores que a los trabajadores. Menos burocracia más acción concreta.

Es un llamado que hacen millares de abusados, pero que pareciera llegar a oídos sordos.

La última semana de mayo ha sido prolífica en cuanto a datos que reflejan la profundidad de la crisis sindical. Junto a esto la desesperación de algunos por mantenerse pegados “a la teta” que da recursos frescos, para seguir  manteniendo engañados y desinformados a los trabajadores. Veamos algunos antecedentes que grafican esta afirmación:

a)      Si se tomara en cuenta los padrones que entrega la dirección del trabajo, la sindicalización en Chile apenas supera el 5%.

b)     Existen 3 centrales reconocidas legalmente y sumados sus afiliados no alcanzan a 300.000, en incluso la suma de 2 de ellas no supera los 20.000 trabajadores.

 c)      Una gran polvareda levantaron la CAT y la UNT porque no fueron considerados en el Consejo Superior Laboral. La razón, no poder participar de la designación de recursos que le corresponderá hacer a este Consejo. La CUT se queda con los 3 cupos. A su vez Arturo Martínez y sus acólitos anuncian una nueva Central de organizaciones sindicales del sector privado, con el claro objetivo de aspirar a recibir algunas migajitas de este suculento pan.

d)     Los presidentes de la CUT, la CAT y la UNT integran la delegación oficial que viaja a la Conferencia anual de la OIT en Ginebra. Lo único que está claro, es que no reclamaran por el daño que las últimas reformas laborales provocaran en los trabajadores.  

 

Esto es lo que el sistema informa y sobre eso un sector de la opinión pública hace análisis y saca conclusiones, generalmente regresivas. Ellos dicen que el sindicalismo es una bolsa de gatos, lleno de corruptos y aprovechadores, que los trabajadores no deben participar en los sindicatos, que más vale esforzarse para surgir sin hacer parte de ningún tipo de organización. Que por último no es algo que ayude a los trabajadores en su vida diaria.

 

Nosotros estamos empeñados en demostrar que no es así la cosa, que en los medios de comunicación se expone sola una parte – la más insignificante, la menos importante – del movimiento sindical. No deja de ser contradictorio el ver como critican a este tipo de sindicalismo y entregan datos tan lapidarios y al mismo tiempo le entregan todos los espacios en los medios de comunicación para difundir sus pobres discursos.

La cosa es simple.

Tienen cobertura y espacios porque desarrollan el tipo de gestión sindical que conviene al sistema, una gestión que pone su acento en el mal llamado dialogo social y los acuerdos con los dueños del poder, en los premios de consuelo (una mala ley permite la creación del Consejo Superior Laboral, por ejemplo) con tal de seguir apareciendo como únicos interlocutores del movimiento sindical.

 

Vamos a reiterar nuestro planteamiento. Los trabajadores deben poner el acento en la organización. Decir y sentirse clasistas no es algo que corresponda a algún sector en exclusiva, sino que engloba a todos los abusados y explotados. Que el plantearnos una organización que represente este sentir no es ir contra la unidad sino muy por el contrario, es iniciar el camino hacia la dignificación plena de los trabajadores.

Todos son importantes en esta lucha menos aquellos que se entregaron al capital. Todos   pueden levantar las banderas de la redención obrera, menos aquellos que quieren retrotraer la historia y ven a los trabajadores como meros apéndices de quienes se reparten el poder.

En eso no vamos a transar, y más temprano que tarde se escribirá la historia como corresponde.

 

MANUEL AHUMADA LILLO

Presidente C.G.T. CHILE

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