Noviembre 16, 2024

Mauricio Macri y Donald Trump: especuladores inmobiliarios

Mauricio Macri es el único Presidente de los países de América Latina que conoce a Donald Trump desde hace varias décadas, debido a que su padre, Franco Macri, especulador inmobiliario en Nueva York, competía en el rubro con el ahora Presidente de Estados Unidos y, como Mauricio Macri ha mostrado su frivolidad, incluso a través de la televisión en el mismo día de su investidura como Presidente, y en fatuidad e ignorancia logra, tal vez, ganarle a Sebastián Piñera, el candidato a la presidencia de Chile.

 

 

 A Macri, el rey del protagonismo de programas de farándula, le encanta contar la anécdota sobre una partido de golf que estuvo a punto de ganarle a Trump, pero ante la furia mostrada por este contendor, Macri prefirió dejarse vencer para asegurar un buen negocio para su padre.

Como Macri – al igual que Piñera – es un “mete-pata”, en un programa de farándula opinó, sin tapujos, de su amistad con Trump desde los veinte años, afirmando que lo creía incapaz de desempeñarse como Presidente de la  República y, con muy mal ojo, no tuvo empacho en apoyar a Hillary Clinton en contra de su amigo de negocios, Donald Trump.

Al ser elegido Presidente, Trump llamó por teléfono a su antiguo amigo, Mauricio Macri, quien se sintió halagado creyendo convertir a la Argentina en el país interlocutor predilecto de Estados Unidos en América Latina, una especie de capataz del “patio trasero”, cada día más dominado por banqueros y millonarios, de una sinvergüenzura y codicia sin límites. Sólo los muy cándidos y carneros creen que en nuestros países existe la democracia, cuando no son más que “fundos” que se reparten millonarios superficiales y de bajísima calidad moral e intelectual. Los Macri, los PPK, los Piñera y los Temer pertenecen a la misma mafia.

Recientemente, Donald Trump fue anfitrión en la visita que realizó Macri a Los Estados Unidos y lo trató como a un amigo de siempre y lo alojó en una residencia especial para visitas ilustres. Para variar, característica de Trump, lanzó una frase tipo “twiter” en la cual decía: “yo le quise hablar de Corea del Norte y Macri me habló limones”, por un problema surgido con este producto de exportación a Estados Unidos.

Otro Presidente argentino, con prontuario judicial, Carlos Saúl Menem, definió las relaciones entre Argentina y Estados Unidos como “carnales” apoyando, incluso, la guerra de Irak. Ahora, Macri incluye en la agenda de conversación – además de los negocios  personales – el tema de Venezuela; está claro que Trump quiere  usar a Argentina como cabeza de puente para el derrocamiento del gobierno de Nicolás Maduro.

Para este propósito, a Argentina y Brasil se suma la OEA, dirigida por el uruguayo Luis Almagro y el apoyo de un buen número de gobiernos yanaconas del área. Venezuela se anticipó a la aplicación de la Cláusula Democrática al abandonar este “ministerio de colonias de Estados Unidos”, como la llama  Fidel Castro.

Al primer año de gobierno de Mauricio Macri se comprueba que todas las promesas que hiciera la Coalición Cambio, no sólo no han sido cumplidas, sino que su gobierno ha sido un verdadero desastre: en primer lugar, privilegia el pago de los bonos buitres, y termina con la mayoría de las subvenciones y reformas sociales que habían implementado los Kirchner, durante el tiempo que gobernaron; en segundo lugar, ha impuesto una política de privatización,  de matriz neoliberal; en tercer lugar ha aumentado, en un alto porcentaje la cuentas de los servicios básicos – luz, agua, gas…-; en cuarto lugar, la inflación ha alcanzado a más de un 50%, incumpliendo la promesa de reducirla.

En general,  hay una sensación de que el gobierno de Mauricio Macri es incapaz de enfrentar los problemas que esa rica nación y su gente está sufriendo. Macri fue conducido al poder gracias al apoyo de la empresa Clarín y de periodistas como Jorge Lanata y muchos otros, comprados con el poder del dinero. Aún hay ingenuos que creen que en las democracias bancarias existe la libertad de prensa, cuando un gran número de periodistas no son más que serviles transmisores de la línea editorial de los dueños de las grandes cadenas periodísticas – En Chile, los Edwards, con la empresa El Mercurio, y, en Argentina,  Clarín y La  Nación.

La popular entrevistadora Mirtha Legrand,  que colaboró con la dictadura militar argentina, invita a distintos personajes políticos a unos siúticos Pombo – durante los cuales los políticos, entre palto y plato con los ricos manjares, cuentan sobre este mundo y el otro. Mirtha fue enemiga acérrima de Cristina Fernández y, en consecuencia, promovió la candidatura del millonario Mauricio Macri. No falta el exagerado que le atribuya a Mirtha y su programa el triunfo de la Alianza Cambio.

Recientemente, Mirtha invitó a su programa al Presidente Macri y a su esposa, Juliana Awada, y parecía un encuentro muy cordial entre viejos amigos, incluso, Macri mostró a su hija, pero ¡Oh sorpresa! Al llegar al segundo plato, Mirtha Legrand lanzó al Presidente una andanada de críticas, reclamando que los argentinos ahora viven muy mal y empobrecidos, fundamentalmente hizo hincapié en los jubilados. Al preguntarle si él sabía cuánto ganaba en promedio un  jubilado, el ignorante mandatario dijo que cerca de $9.000 pesos; uno de los camarógrafos, a quien interrogó Mirtha, lo corrigió en la cifra que era de $6.800 pesos, así, el Presidente probó que no tenía ni idea de cómo vive el argentino común y corriente.

A comienzos de marzo del presente año se llevó a cabo el primer paro nacional, muy exitoso, pues no hubo ningún medio de transporte, dando la impresión de que Buenos Aires, por ejemplo, era una ciudad muerta. Siempre se ha apostado si Macri va a seguir el camino de Isabel Perón o de Fernando de la Rúa, que huyeron en helicóptero desde el techo de la Casa Rosada.

El gobierno de Macri, manipulando el poder judicial, está empleando una especie de venganza en contra de  Cristina Kirchner y los funcionarios de su gobierno, acusándola de presuntos delitos.

Por su parte, Mauricio Macri ha sido acusado de su participación en los  Papeles de Panamá y, últimamente, en el escándalo de Odebrecht.

Esperemos que, en Chile,  abramos los ojos y los oídos y no segamos el ejemplo de Argentina: Por desgracia, el hombre tropieza una, dos, tres y hasta más veces con la misma piedra.

Rafael Luis Gumucio Rivas (El Viejo)                                                                                  

01/05/2017                

            

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