Noviembre 16, 2024

Carta a Beatriz Sánchez de un viejo de izquierda: sobre Cuba (2)

¿La “dictadura” en Cuba? No hay “dictadura” de un pequeño país, estimada compañera, que haya sido mirada y admirada así en la historia humana. Ni antecedente que se creara en torno a otra “dictadura” la idea de ejemplo para los desposeídos, de solidaridad y de interés mayor.

 

 

Hacer diferencias drásticas en su desarrollo entre un Fidel Castro joven -en los primeros años de gobierno- y un Fidel Castro “viejo”, como Ud. lo ha hecho, es evidentemente hueco. Los que dicen hoy que buscaban la democracia “representativa” e incluso “participativa” para la Cuba post Batista, recurriendo a un concepto un tanto anquilosado, tienen que condenar no sólo al Fidel “viejo” sino al proceso revolucionario desde un principio: se impuso en una guerra de guerrillas; su dirección entró a La Habana y a palacio en tanques y armada; su dirección inicial realizó juicios populares y fusiló en estadios; destruyó el viejo estado de dominio y de derecho; nacionalizó sin pago; realizó una reforma agraria y una reforma urbana (para dar viviendas en usufructo) expropiando a los propietarios del campo y la ciudad; gobernó durante un buen tiempo sin leyes previas y sin constitución. Afirmar esa niñería no es aceptar lo cierto: que el largo proceso revolucionario fue menos sectario, más participativo, más masivo, más nacional, precisamente en la medida en que se avanzó en décadas de luchas. Fidel Castro, estimada Beatriz, fue mucho más democrático cuando viejo que cuando joven.

Comparar la Revolución Cubana, a su vez, con otras experiencias (por eso se le llama dictadura) como la de Batista, la de Pinochet, la de Bánzer, la de Videla, la de Somoza, etc.,etc. o, mirando a otros lados, con la de Ceausescu o Honecker, es simplemente una ignorancia, un atropello a la razón, un vacío intelectual, una ridiculez.

Aunque hoy día, cuando Cuba ha entrado, desde 1990, en una crisis económica profunda y busca urgentemente recursos externos, empieza a ser un deporte sin pierde, como tirar y abrazarse, el lanzar puntillazos así a La Habana, reduciendo los méritos de su Revolución, a lo más, a los de cualquier país -y hay varios- que poseen una educación y un sistema de salud gratuitos. O a lo destacados que pueden ser sus deportistas, músicos y cantautores.

Por de pronto, esos logros no lo alcanzó ninguna de las dictaduras americanas ni nuestros países sin dictaduras, pero, permítame decirle estimada compañera, que eso se queda corto y parcial, mezquino, ante lo que Cuba Revolucionaria logró objetivamente desde 1960 hasta 1990, los treinta años más humanos y luminosos de su historia.

En un orden que no es necesariamente de importancia permítame enumerarlos:

Después de un siglo de luchas, avances y retrocesos, la Revolución Cubana logró nada menos que la independencia del país.

Desde fines del siglo XIX Cuba era un protectorado de los EEUU, así establecido desde que España y su colonialismo fueron derrotados por la lucha independentista nacional y la intervención bélica de los EEUU.

La lucha por la independencia de Cuba, en el siglo XIX, costó medio millón de muertos, pero Cuba no fue libre hasta la victoria de Fidel Castro, porque al colonialismo español sucedió el protectorado norteamericano. Ese protectorado estableció la Enmienda Platt y la base militar de EEUU en Guantánamo, que aún existe, y colocó o “permitió” todos los gobiernos del siglo XX hasta 1959, dictaduras brutales incluidas.

Los gobiernos anteriores a los de Fidel Castro nunca fueron democráticos y siempre estuvieron directamente co-gobernando con las mafias norteamericanas. Batista gobernó con la mafia norteamericana y ambos manejaban la política, el turismo, los casinos y la prostitución. Fidel no rompió una tradición republicana y democrática, como lo hizo Pinochet.

Junto a su victoria independentista como país Cuba Revolucionaria aportó decisivamente a las luchas de independencia y soberanía de varios países de África (Angola, Mozambique, Zimbawe, África del Sur, la de Mandela), de Asia y de América Latina (Granada y Bolivia por ejemplo).

Más. Cuba eliminó el apartheid en su país, e igualó en derechos a blancos y negros, hombres y mujeres, comunistas y no comunistas, religiosos y laicos, campesinos, obreros, empleados, militares, profesionales y estudiantes. Contribuyó, en guerra contra el colonialismo, en la que murieron miles, a eliminar esa lacra del continente africano. Más de 200 mil soldados cubanos lucharon en África en guerra, entre otros, con la Sudáfrica pre Mandela.

Algo más. Desde 1960 a 1990 Cuba distribuyó de tal manera sus ingresos y el beneficio de sus políticas públicas que, se puede afirmar, eliminó de la isla la pobreza, entendida ésta como se entiende en los círculos académicos y políticos latinoamericanos y, por cierto, chilenos. Como la pobreza se mide en Chile. En Cuba no hubo familia que no percibiera un ingreso económico superior a las dos canastas básicas, ni hubo niños no alimentados ni marginados, ni hubo viejos con ingresos miserables ni sin ingresos, ni mujeres que ganaran menos que los hombres, no hubo limosneros, gente en situación de calle, familias sin techo o sin comida, sin salud, sin educación y otros servicios.

En Cuba no sólo no se pagaba por la salud y la educación. No se pagaban AFP ni se recibían aportes de los empresarios para el retiro. No se pagaba por los espectáculos deportivos (de alto nivel) ni por exposiciones o grandes espectáculos musicales en parques y teatros. La vivienda de los que no eran propietarios valía un bajo porcentaje del ingreso familiar, de tal manera que todos podían pagarla. La comida, distribuida para todos, tenía un costo bajo y seguro. La locomoción colectiva era practicamente gratuita y en cada manzana de cada ciudad o pueblo del país había un médico de familia. El cine, a muy bajo precio. Nunca se vivió así en otro lado o en otra época de la humanidad. Si Ud. conoce otro ejemplo nacional puede discrepar y decírmelo.

Floreció allí, como nunca en su historia, el arte, la música, la ciencia, el nivel de la salud y de la educación y el nivel del deporte.

Se calcula que Cuba tiene hoy más de 90 mil médicos, la mitad de los cuales está en misiones en el extranjero, en 77 países. Cuba beca hoy, a pesar de su crisis económica y el bloqueo, a 4 mil estudiantes de medicina.

Cuba practicó y practica una política de solidaridad internacional única en el mundo.

Hoy mismo Cuba no tiene militares en Haití, no los tuvo nunca, pero sí cientos de médicos. También en Venezuela y en otros países de América del Sur y El Caribe. En 35 países de África, en los que coopera, están presente 2 mil médicos cubanos entre 5 mil quinientos profesionales de la isla, y los nombres de pila más comunes entre los niños africanos son Cuba o Fidel, no por la presencia colonialista sino por la permanente presencia solidaria. En Asia hay expertos cubanos en Katar, Kuwait, Arabia Saudita y China.

Durante años Cuba encabezó la organización del Movimiento de Países No Alineados, facilitando el progreso de la mayor parte de la humanidad. (Sigue).

 

PRIMERA PARTE

 

ismael LLona

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