A 92 personas ascendió el número de muertos causados por la explosión en Afganistán de la Madre de Todas las Bombas (MOAB) por parte de Estados Unidos, según un reciente parte emitido hoy por las autoridades.
El gobierno de la provincia de Nangarhar, en el este del país, donde fue lanzada MOAB por decisión unilateral de Washington, calificó el daño infligido a los terroristas del autodenominado Estado Islámico (EI) ‘de mucho mayor de lo que inicialmente se creía’.
Un día antes, el Ministerio de Defensa dijo que 36 combatientes de EI fueron asesinados y destruidas una red de cuevas y túneles en la zona montañosa del distrito de Achin.
Attaullah Khogyani, portavoz del gobierno de Nangarhar, indicó que una intensa operación de limpieza comenzó allí después del ataque.
Según las fuerzas estadounidenses desplegadas en Afganistán, la bomba fue abandonada a las 7:32 hora local (02:58 GMT) del jueves, en un complejo de túneles en el distrito de Achin, en la provincia de Nangarhar.
Oficialmente conocido como GBU-43B, o arma de explosión de artillería masiva, el MOAB desencadena 11 toneladas de explosivos.
Ese uso sin precedentes del poder agitó las reacciones contrapuestas en este país.
El gobierno de Kabul inmediatamente saludó el movimiento y lo declaró útil para asegurar el éxito de las fuerzas afganas y estadounidenses que eliminaron a los militantes de EI.
Los partidarios del ataque dijeron que el MOAB era la única forma de desmantelar el complejo de cuevas, las minas terrestres y los túneles.
A su vez, los habitantes de Nangarhar, en particular los que tienen conocimiento de primera mano de las atrocidades de EI, acogieron con satisfacción el ataque.
Sin embargo, otros, entre ellos el expresidente Hamid Karzai, los talibanes y el embajador afgano en Pakistán, Hazrat Ummer Zakhilwal, denunciaron este despliegue masivo de poder.
Al señalar la acción como un ataque a la soberanía, Karzai instó a todos los afganos a oponerse a ella.