Es ahora —al fin de mandato— que es evidente la falta de voluntad política del Gobierno de Bachelet y de la Nueva Mayoría para llevar a buen término las grandes reformas que prometió durante su campaña. Poco se menciona que la reforma tributaria monitoreada por el primer ministro de finanzas de Bachelet, el economista (Phd) Alberto Arenas, fue un fiasco completo.
“El sistema tributario es uno de los pilares del fomento de la desigualdades en Chile”, escribió Carlos Huneeus en su libro La Democracia Semisoberana. Chile después de Pinochet (2014), página 384. Ahí agrega, citando a Agostini, Martínez y Flores (2012): “En consecuencia, los incentivos tributarios y las exenciones favorecen al 17% de las personas de los ingresos más ricos del país”. Y en la página 389, el politólogo, en su libro arriba citado, escribe: “[…] el tema tributario ha sido excluido del debate público por el consenso económico entre la Concertación y la derecha, de tal manera que la ciudadanía no se puede expresar sobre una cuestión que desconoce”.
La de la NM fue, precisamente, una reforma consensuada con los poderes económicos en la que se mantuvo desinformada a la ciudadanía. Allí, el discurso técnico alcanzó su paroxismo. La jerga utilizada y un sistema enredado permitió y permite ocultar el sistema tributario anterior, al tiempo que impide ver cómo el actual sigue favoreciendo al empresariado y a las grandes fortunas (entre las que se incluyen las de los parlamentarios). Y pilar de la arquitectura del modelo neoliberal.
Esto no ha cambiado. Por lo mismo, resalta también el silencio cómplice de los partidos de la Nueva Mayoría en lo que fue una reforma frustrada por la derecha piñerista que utilizó el mecanismo del temor diciendo que “afectaría a la clase media”. Sobre este punto, Navarro y Atria, sobrios bacheletistas, se callaron. Al igual que los otros. Esperemos que ahora saquen la voz.
Al mismo tiempo entendemos por qué, en un Programa de Gobierno de la Nueva Mayoría, no habrá ninguna propuesta tributaria seria tendiente a recaudar los dineros necesarios para realizar las ansiadas reformas democráticas para avanzar en la transformación del país. Reforma progresiva (los ricos contribuyen más que los que ganan menos) que debe considerar la supresión del IVA a los impuestos de primera necesidad de la canasta de consumo popular.
Hagamos memoria: Ricardo Lagos, durante su gobierno, eliminó el impuesto a las ganancias del capital para congraciarse con los grandes empresarios. ¡Lo que no hace un socialdemócrata lo hace un neoliberal!
Le corresponderá al Frente Amplio entonces inscribir en su programa una reforma tributaria que posibilite distribuir ingresos y recaudar fondos. Y que junto con otras medidas como la nacionalización del cobre y un nuevo sistema de reparto que reemplace a las AFP y administre esas utilidades (que hoy van a parar al bolsillo de los altos ejecutivos), permitan realizar las medidas sociales y programas a partir de estos ingresos del Estado. Sólo entonces, después de este ejercicio tributario transparente y pragmático, se saca la “calculadora” para demostrar que se es fiscalmente coherente y responsable con las demandas prometidas.
Es tarea prioritaria de un gobierno ciudadano y de izquierdas impulsar una gran reforma tributaria hecha por profesionales comprometidos políticamente y sólidos técnicamente. El cuánto y cómo debe recaudarse para cubrir la inversión o gasto social.
Para eso se conquista el Gobierno, se hace campaña y se eligen representantes: para hacer reformas de manera inteligente y con apoyo popular que los otros bloques neoliberales no harán.
Recordemos que el astuto senador Zaldívar de la DC capturó al ingenuo ministro de Hacienda PS de Bachelet (más sabe el diablo por …). Cómo en conciliábulos de “cocina” Zaldívar, Larraín (ex ministro de Piñera) y Arenas consensuaron una reforma tributaria que tuvo el visto bueno del gran empresariado chileno, siempre reacio a cumplir con su deber ciudadano de pagar tributos al fisco (*). Lo que es una prueba fehaciente que a la NM no se la puede caracterizar de “centro izquierda”. Que si se lo hace es para ocultar su esencia de coalición neoliberal.
Además, las grandes fortunas usan y abusan de los paraísos fiscales. Para evitar cumplir con el primer deber en una comunidad política: tributar según ingresos y posesiones. Ellos, que hacen gárgaras con los “deberes” para denostar los derechos sociales. Y para eso está la función clásica del Estado llamado social: levantar impuestos a los que deben y pueden pagar para recuperar tributos, distribuir, invertir y satisfacer necesidades.
Ahí, en los paraísos fiscales estaban los millones de Piñera de Bancard, administrado por Piñera Jr. (para evadir precisamente el pago de impuestos) que fueron invertidos en la pesquera peruana Exalmar.
Se iba a recaudar el 3 % del PIB, se decía, con el sistema cocinado; exagerando un insignificante 3 si se compara al chileno con los sistemas tributarios de países (de 6 al 8%) armados de mecanismos progresivos de recaudación en los cuales la salud pública, la educación y una pensión de vejez básica son derechos universales y de primera calidad. Es decir, donde se paga de acuerdo a ingresos individuales, patrimonios familiares y ganancias, consumo de la industria del lujo, etc. Y donde el royalty de las empresas es significativamente más alto que el que pagan las empresas extranjeras o nacionales que explotan los recursos naturales en Chile (**).
Si Piñera en su programa actual promete hacer “rectificaciones profundas en lo tributario y lo laboral” es para deshacer lo que se hizo mal en este Gobierno, para rehacerlo peor y según los intereses empresariales. Porque el magnate corrupto decidió apretar el acelerador del proyecto neoliberal. Que los ricos no paguen impuestos dice el magnate y candidato.
Esta debe ser una reforma exhaustiva de carácter profundamente democrática, que recaude impuestos de manera diligente, combata las exenciones y desmonte los mecanismos de elusión; aplique gravámenes al consumo de lujo, a los patrimonios y herencias; imponga un impuesto al flujo de capitales, haga valer royalties, multe y recupere el dinero evadido de los paraísos fiscales. Y otros creativos más por venir e inventar.
Leopoldo Lavín Mujica
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(*) Lea este comentario sobre el punto: http://www.elquintopoder.cl/politica/la-cocina-tributaria-de-zaldivar/
(**) Ver sobre el tema el artículo de Paul Walder: http://www.elciudadano.cl/2017/01/26/354563/como-chile-se-farrea-cada-ano-el-equivalente-a-toda-la-gratuidad-en-la-educacion-mas-la-reforma-tributaria/