Su Majestad, quien lo creyera, habla y se enreda. Es propio de quien habla sin pensar, porque si pensara, no lo diría. Si ahondamos en el tema, no todos piensan lo que dicen, o si lo dicen, lo hacen sin pensar. No es galimatías ni recursos de quien escribe a trompicones, para hacerse el gracioso.
Al referirse el Emperador a la situación política de Venezuela, de este momento, dijo orondo: “Es un paso inaceptable hacia la dictadura”. Al principio la frase parece clara, correcta, propia de un demócrata, estadista aspirante al trono de Chile, sin embargo…
Veamos. Si el “paso es inaceptable”, habría desde luego, la posibilidad que fuese aceptable. De ser así, existen dictaduras, por ejemplo la de Pinochet, que sí a la derecha le pareció aceptable. Y su majestad PIRAÑA I se jugó en cuerpo y alma por el dictador!
En aquella oportunidad y de esto hace 43 años y pico, la oligarquía creyó que llegaba el momento de destruir la democracia y recoger los bienes del Estado, en canastas de dos y más asas. Deseé poner orejas, pero supuse que los orejeros de su Señoría, podían incomodarse.
El lenguaje hablado y escrito, a todos nos juega en contra. Hace unas semanas, un prestigioso columnista de un diario español, escribió: “Me lo dijo mi abuelo, antes de morir”. ¿Quién murió en esa ocasión? Prodigiosa frase del calambur. Todos expresamos ideas cuando estamos vivos. Hasta la fecha, nada sabemos de quienes hablan después de muertos.
¿Cómo negarlo? En cierta oportunidad escribí en un cuento: “Cojeaba, porque tenía una pierna más corta que la otra”. Jorge Kattán, el prestigioso escritor y abogado salvadoreño, educado en Chile, me dio un tirón de orejas, cuando leyó el cuento. “Usas un pleonasmo, colega, que me apresuro a corregir. Borra: “que la otra”.
En estos casos no se trata de purismo, de pesar el lenguaje en balanza de boticario. Y para concluir, otra frase que se deslizó en un texto, que desde luego, no es autor nuestro Monarca, Jorge Kattán, ni yo: “Era viuda, porque había muerto su marido”.