¿Con cuántas marchas se le gana al sistema? Si desfilaran pongamos por caso, todos los de asalariados estafados por las AFP, ¿habría algún cambio?
La gente en las calles haciendo saber su malestar, descontento y bronca no cambia las cosas. Organizada y enfrentando al modelo allí donde este no quiere que se le moleste, generando acciones que le mermen sus posibilidades de movimiento y quitándoles importantes grados de poder, eso ya es otra cosa.
Es cierto que la gente en las calles instala temas de los que rehúye el sistema, demuestra un estado de ánimo de millones y que el malestar es mucho más extendido de lo que se cree.
Con todo, los poderosos hacen gala de su capacidad para controlar situaciones incómodas utilizando para el efecto luces de bengala, pases de magia, mentirosos profesionales o fuegos fatuos para despistar al crédulo y al optimista, en un intento por ganar tiempo.
Siempre se trata de ganar tiempo.
Partamos por una premisa demostrada hasta el hastío: el sistema no se rinde. Jamás va a entregar aquello que la gente exige como derecho o como reivindicación, si es que supone algún peligro para su religión capitalista o merma su santa ganancia.
Los poderosos que financian las vidas de la casta corrupta de políticos harán valer sus inversiones y el asunto quedará hasta ahí.
¿Cuántas esperanzas estuvieron depositadas en las majestuosas manifestaciones de los estudiantes entre 2010 y 2011?
En opinión de algunos, al régimen le quedaba muy poco el año 2011. Tanto así que no faltó el optimista que, encuadernado en rústico, anunció el derrumbe del modelo.
Hoy la esperanza la abre el Movimiento No + AFP que ha logrado manifestaciones cuyos asistentes ya se cuentan por millones.
La respuesta de los sostenedores del sistema ha sido la misma: ofrecer falsas soluciones, desacreditar las propuestas de sus dirigentes, proponer Comisiones Presidenciales y pelotear la discusión hacia el terreno fangoso de los políticos en donde, como en el infierno del Dante, pierde esperanza todo lo que ahí entra
Se ha logrado eso sí, instalar no solo la discusión acerca de un robo de alcance planetario, sino el convencimiento generalizado de que el sistema de AFP condena a los más viejos a una vida de mierda. Y que, por el otro lado, financia a los inescrupulosos que sobre ese sufrimiento hacen sus incalculables fortunas.
Y la razón por lo que el sistema ha reaccionado de manera tan agresiva, es porque sabe que el movimiento social ha concluido que ese sistema inmoral es el pilar que soporta todo el andamiaje neoliberal. Y, peor aún, anda en la gente la decisión de que ese modelo de pensiones debe terminar.
Si se hace coincidir lo que se dice con lo que se hace, los poderosos corren el riesgo de que la acción consciente y concertada de centenares de miles, de millones, pongan en peligro su negocio.
Los dirigentes sociales que encabezan el movimiento en contra de las AFP tienen una enorme responsabilidad: deben enfrentar decisiones de un alcance difícil de estimar en términos de efectos y reacciones, en un escenario inédito.
Los trabajadores reunidos en el Movimiento No + AFP deben tomar la ofensiva y transformarse en una fuerza tal, que no haya ni represión ni maquinaria capaz de detenerla, que convoque al pueblo de Chile a hacer verdad eso de tomar el futuro en sus propia manos y asestar un golpe que puede llegar a ser demoledor.
Dejarles el camino libre a los políticos de la casta que ha gobernado el país y que lo ha hecho mierda, importa una irresponsabilidad que no se puede aceptar. Creer que los mismos de siempre van a cambiar un sistema del cual se han aprovechado consuetudinariamente, es hacer gala de una inocencia más parecida a la tontera.
Los trabajadores son históricamente factores esenciales en cualquier cambio. Por eso el sistema ha hecho esfuerzos sin escatimar recursos para amaestrar las organizaciones gremiales y sindicales. En algunos casos, lo ha logrado.
El Movimiento No + AFP debiera encabezar una convocatoria al pueblo de Chile para asumir la responsabilidad de su propio presente y destino. Y rechazar la idea falaz de que los trabajadores y sus organizaciones no pueden ejercer su derecho a terciar en política.
Los trabajadores, organizados o no, no solo tienen el derecho, sino más bien la obligación de erigirse como sujetos que incidan en su propio destino.
Y no resulta descabellado, salvo para los interesados que pueden ver peligrar sus maquinarias politiqueras, que sean los propios trabajadores quienes convoquen para definir sus propios candidatos a todo, articulados con todos los sectores sociales que quieran.
Finalmente todos los chilenos que viven de un sueldo, son afectados por la cultura que devora todo a su paso y no considera a la gente sino como sujetos a los cuales se puede trasquilar a diario.
En estos días numerosas voces hablan de elevar como candidato de la gente estafada al vocero del Movimiento No + AFP, Luis Mesina.
Quienes conocemos a Mesina cabemos que es un dirigente que no busca el rédito ni el reconocimiento, que es una persona estudiosa y responsable de sus dicho y actos, como ha quedado ampliamente demostrado. Y que no anda tras una figuración más allá de la que corresponde por ser un vocero de un movimiento que ha tenido la virtud de convocar a millones.
Que sea el pueblo el que elija, no dos o tres iluminados. Que el pueblo exija su derecho a decidir quiénes son sus genuinos representantes. Que la gente vilipendiada y estafada haga valer su derecho a dar su opinión.
Y si la gente decide que sea Luis Mesina su candidato, será resorte de su conciencia y realidad sobre las cuales el dirigente deberá tomar una decisión.
Lo cierto es que la pretendida falta de madurez de la gente, y la soberbia de muchos que se erigen como sus representantes solo porque sí, son parte de las falacias que buscan inhibir la expresión del pueblo.
Ha llegado la hora de que la gente, mal mirada, vilipendiada, denostada, diga su palabra.
NO + AFP articulado con otros movimientos y organizaciones sociales, deberían tomar por asalto el sistema electoral, elegir en las plazas, escuelas, sindicatos, campos y calles a sus propios candidatos a lo que sea, y convocar a un estado de permanente asamblea que utilice los espacios naturales de la propia gente para discutir la mejor manera de cruzarse definitivamente a los sinvergüenzas que han hecho del país un coto de caza.
Si Luis Mesina, sus compañeros y todo el equipo de No + AFP lograron movilizar a la gente, será cosa de aplicar la conciencia colectiva para tomar las riendas de esos cambios. Y no permitir nunca más que sean otros los que definan qué debe hacer la gente.
Recordemos el error estratégico de los estudiantes: aceptaron “co legislar” con un parlamento corrupto, y luego aceptaron entretenerse con la pelotita de trapo de la gratuidad que les facilitó el gobierno. No fueron capaces de ir más allá de la mera marcha y la petición.
Y del poderoso movimiento estudiantil, nunca más se supo…
La increíble energía desplegada por la gente no se puede dilapidar por una falta de decisiones, por miedo al qué dirán o por ir en contra de los augures de los clásicos de
la izquierda canónica. Lo que ha valido la pena en términos de lucha social, aquí y en cualquier parte, han sido las irrupciones de mucha gente en una ofensiva que nadie en su sano juicio jamás habría vaticinado.
Lo que ha permitido los pocos triunfos de los explotados, ha sido la audacia, el valor y las decisiones en el momento oportuno.