¿A qué se parecen los aportes reservados de las empresas pesqueras a diputados y senadores chilenos, al desfalco de Carabineros de Chile y el sistema de las AFP?
Numerosos veces hemos insistido que la existencia de Cuerpo de Carabineros tal como se conoce, es una anomalía democrática. Una demostración que la pos dictadura jamás ha sido una transición que permitía deshacerse de la tiranía, para construir un país decente.
Y no solo porque de tanto en tanto se verifican exacciones y robos en el interior de un organismo dizque formado por gente proba y con una vocación de servicio digna de encomio.
Si no porque además de ser una policía turbia como se ha demostrado, sigue siendo el brazo armado de una cultura cuya ánima represiva es de tal manera inseparable de todo lo demás, que ya casi ni se nota.
Si no fuera porque las víctimas del apaleo y las balas de tarde en tarde se hacen oír, en este país no pasaría nada.
Un cajero de banco alarmado por un giro millonario que realiza un carabinero avisa que algo anda mal. Se activan las alarmas del banco mucho antes que los sofisticados sistemas policiales que suponen financiados para evitar el actuar de los delincuentes.
Y así, por algo parecido a una casualidad, recién tres años después se activan las tímidas alarmas que sacan del sosiego a generales y mandos. Y quedan al desnudo parte de la banda de ladrones.
El Cuerpo de carabineros, así como es, ya es un desfalco. Un desangramiento cotidiano de medios económicos que se ha transformado en el brazo armado de los poderosos y el símbolo del miedo para los niños y las mujeres mapuche que sufren casi a diario el estado policial instaurado por madame Bachelet en el sur. Y para todo el pobrerío que se atreve a salir a la calle a utilizar su derecho a protestar.
Las tardías explicaciones de los mandos policiales, más que dar confianza, deberían generar una repulsa generalizada. Y el silencio cobarde de las autoridades de los que se supone depende la policía, debería ser castigado a lo menos con su defenestración, en sentido de la primera acepción de la RAE.
¿Qué responsabilidad de cabe al anodino Ministro de Defensa? Todas.
¿Se puede creer que en un organismo militar, jerarquizado, en donde sus mandos hacen gárgaras de eficiencia, patriotismo y honestidad, no hay control de los mandos superiores respecto de los de menor grado, sobre todo si estos tienen la responsabilidad de manejar ingentes recursos?
¿Acaso el general Director, este y los anteriores, no tiene responsabilidad en lo que sucede bajo sus narices?
El robo descarado a las arcas ya menguadas del Estado, se ha convertido en un deporte en el que los uniformados hacen su práctica de cetrería desplumando el aporte que hacen todos los chilenos para los cuales se regatean recursos para educación, salud, medio ambiente y todo lo que huela a derecho humano.
Nadie roba esa cantidad en un dos por tres. Lo que sucede es que por años los dueños del afrecho han cebado a los chanchos que al final se van a zampar lo que encuentren a su paso.
El caso de carabineros no es una casualidad ni mucho menos un hecho aislado. Es una costumbre acunada por la impunidad, por la existencia del modelo de uniformado que formó al tirano y que la pos dictadura en su cobardía, no ha querido superar
Así, se dan todas las condiciones para que roben todos como se ha visto hasta el hartazgo en el Ejército, la Marina y la Aviación.
¿Se hará justicia? Hágase moñito.
En este país si un ladrón puede ser presidente, que un par de pacos roben y se hagan millonarios, es un pelo de la cola. Una anécdota. Un chiste.
Al general lo van a citar a la Cámara de Diputados. Es decir, va a comparecer a un lugar en donde a los que no los han pillado robando se cuentan con los dedos de las manos.
Otro chiste.
Entonces, ¿a qué se parece el caso de los aportes reservados de las empresas pesqueras a diputados y senadores chilenos, el desfalco de Carabineros de Chile y el sistema de las AFP?
Se parecen a las Isapres, al milicogate y a la Comisión Política de la UDI.