Rosa María Payá, dirigente opositora de un grupo cubano, invitó a “su residencia” en La Habana (“residencia” dice El Mercurio) a dos destacados personeros extranjeros y a Mariana Aylwin. Fecha: 21 de febrero. Hora: 11 de la mañana. Objetivo: condecorarlos privadamente con la orden “Oswaldo Payá”, su padre, que en vida también fue conocido opositor.
El hecho, como sucedió, tendría poca relevancia en Cuba pero considerable en el extranjero, especialmente en la dirección de los EEUU de Donald Trump, tan defensor de los derechos humanos; en las oficinas de la OEA, y al interior de la Nueva Mayoría chilena, alianza en que están el PC y la DC.
Los dos destacados extranjeros invitados: Luis Almagro, secretario general de la OEA, y Felipe Calderón, ex Presidente de México.
Luis Almagro, como se sabe, es cabeza administrativa de la institución hemisférica que expulsó a Cuba hace 55 años, aislándola del continente, y castigándola por ser tan revolucionaria y comunista. Hoy, Almagro significa sólo eso para Cuba. Se metió en el lío porque flota. Para él los únicos que molestan a la OEA son Cuba y Venezuela. El gobierno de Trump, que proclama la tortura, la persecución a extranjeros, el Muro, la xenofobia y otras yerbas es “lo más quehay”.
Felipe Calderón, preocupado esta vez más por Rosa María Payá que por los millones de mexicanos perseguidos en los EEUU, también dijo que bueno, aunque la noticia no tendría importancia en México. Calderón fue presidente de derecha en México, milita en el PAN y es Vicepresidente desde 1998 de la Internacional Demócrata Cristiana. Lanzó a las FFAA en contra del “narcotráfico” y desencadenó una guerra interna que el gobierno no ha ganado y que ha cobrado decenas de miles de muertos inocentes y más de cien mil desaparecidos.
A Mariana la conoce la señora Payá. Rosa María Payá viajó a Chile hace un tiempo y fue recibida aquí por personeros democráticos chilenos como Ignacio Walker, Gutenberg Martínez… y Evelyn Matthei. Sin duda Payá se ha informado de los líos internos de la DC y de la Nueva Mayoría. Ha tenido más contactos en Chile que los que tuvo, desgraciadamente, su padre, muerto trágicamente en un accidente automovilístico, del que la hija culpó, para variar, al gobierno cubano. El auto en que viajaba Oswaldo Payá era manejado por un alto dirigente de la extrema derecha española, de apellido algo así como Carromero, que había viajado a Cuba para apoyar a Payá. Estuvo preso en Cuba y España por su responsabilidad.
No es casual, creo, que los invitados hayan sido de la OEA y de México y Chile, los países latinoamericanos no izquierdistas que mejores relaciones han tenido con Cuba. México nunca rompió relaciones diplomáticas con Cuba. Fidel Castro llamó a los chilenos exiliados en Cuba a votar por Aylwin en 1990, y Cuba tuvo simpatía por Frei Ruiz Tagle y no por MEO en las elecciones en que ganó Piñera. Miguel Enríquez es la figura chilena más apreciada en Cuba, después de Salvador Allende.
¿A qué se deberá, sin embargo, en Rosa María, esa simpatía tan grande por Patricio Aylwin, un hombre poco destacado en el mundo y casi desconocido en La Habana a nivel de masas?
Todos los chilenos sabemos (algunos sólo no lo reconocen) que don Patricio Aylwin Azócar tuvo una encomiable doble participación en momentos cruciales de la política chilena. Por ello ha pasado ya a la historia.
En 1973 (y desde 1970) jugó un rol decisivo en el golpe de Estado y en la instalación de una dictadura criminal en Chile.
Y en 1990 (y desde 1985 más o menos) jugó un rol decisivo en la reinstalación de la democracia post-Pinochet, y fue Presidente de la República hasta 1994.
Ambos hechos son indesmentibles.
¿De qué Patricio Aylwin se sintió y se siente heredera política la opositora cubana, Rosa María Payá, dispuesta a condecorar a la señora Mariana Aylwin, una de las hijas de don Patricio, en La Habana?
Mariana, entiendo, recoge ambos legados de su padre: el del demócrata de 1990 y el del golpista de 1973. Nunca, que se sepa, la señora Mariana ha criticado (autocriticado) la conducta de Frei Montalva, Frei Ruiz Tagle y Patricio Aylwin el 11 de septiembre de 1973. Ni menos los fundamentos teóricos que don Patricio dio, explícitamente, para apoyar la aventura fascista y sus primeros tiempos.
“14 y medio”, un periódico digital cubano de oposición, en que trabajan la famosa bloguera Yoani Sánchez, columnista también de diarios extranjeros, y el subdirector de la SIP, el cubano Henry Constantin, escrito, según sus autores, en La Habana, informó el 21 de febrero, que la organización opositora que lidera Rosa María, organizó para el miércoles 22 de febrero la entrega de condecoraciones a don Luis Almagro, a don Felipe Calderón y a Mariana Aylwin, que la recibiría post-mortem de su padre.
“El galardón Oswaldo Payá, dice “14 y medio” (pueden verlo en internet) está impulsado por la Red Latinoamericana de Jóvenes por la Democracia, que lidera Rosa María Payá”. “La entidad, concluye el periódico digital, reúne a miembros de la sociedad civil, partidos políticos y organizaciones estudiantiles de más de una veintena de países de la región”.(!) Pregunto: ¿Ud.la ha escuchado mentar esta “entidad” tan “poderosa y representativa”
La ceremonia se efectuó en la residencia de la familia Payá, en el barrio Cerro de La Habana, según “14 y medio”, que dió incluso la dirección con calle y número, y la hora de inicio (11 horas). El barrio Cerro limita con el barrio Plaza de la Revolución. Viví con mi familia allí casi 10 años.
El gobierno de Cuba no reconoce legalidad alguna a la organización que lidera Ana María ni al diario “14 y medio”, que funcionan de facto. Por ello, según sus declaraciones, declaró personas “non gratas” a Almagro y Calderón y a Aylwin no les dio visa para ingresar. Mariana Aylwin intentó viajar de todas maneras porque “todos los países deben respetar la democracia”.
Sobre democracia. En El Mercurio, de 4 de octubre de 1998 (a diez años del triunfo del NO) se publicó en Santiago una clara entrevista a Patricio Aylwin que tocó su participación política de 1973. El entrevistador fue el destacado periodista Mauricio Carvallo. Copio extractos de ella:
“El Periodista: Usted incluso admitía, según recoge el libro (se refiere a “El reencuentro de losdemócratas” del mismo Patricio Aylwin)que “cierto período de dictadura era necesario”, lo cual calculó entre tres y cinco años”…
“Aylwin: A menos de que el propio Allende hubiera formado un gobierno de unidad nacional y logrado enderezar el buque, el estado de ingobernabilidad en que había caído el país exigía un lapso, una pausa para poner orden. Recuerdo que le dije al Presidente (Allende) que había avanzado mucho en destruir el orden burgués pero que no construía nada. En ese sentido, después de todo lo que estaba ocurriendo, uno admitía como mal menor la idea de una dictadura transitoria, no como ideal sino como mal necesario”.
“Periodista:¿Necesario para qué?”
“Aylwin: En la antigua república romana existían períodos de facultades extraordinarias en que se daban plenos poderes al cónsul para que durante cierto tiempo pusiera orden en la casa. Se le llamaba “dictadura”. El estado de ingobernabilidad en que Chile se encontraba hacía necesaria una solución de emergencia, llamémosla dictadura o de cualquier forma”.
Más adelante Aylwin reitera, en la entrevista:
“Creo que puede haber circunstancias en que una dictadura transitoria puede ser necesaria. En la historia de los pueblos se han producido situaciones que la hacen necesaria en casos de verdadera anarquía”.
Hasta ahí la entrevista a don Patricio, que también, en 1973, denunció la presencia en Chile de “diez mil guerrilleros extranjeros” de los que nunca se supo, en dictadura, quiénes eran y dónde estaban.
¿Será éste el Aylwin a quien admira Payá?
La “dictadura transitoria” chilena duró más de 17 años. ¿Cuánto duraría la dictadura de derecha cubana que potencialmente surgiría tras “el derrumbe” de los hermanos Castro, a la que objetivamente apuntan Payá y otros?
Bueno, esto sólo sería un recordatorio si no constatáramos que la aventura de Rosa María y Mariana ha provocado, al menos, los siguientes fenómenos en curso:
-Se han enfriado las relaciones entre Chile y Cuba. El gobierno chileno llamó a informar a Santiago al embajador de nuestro país en Cuba. -En el seno de la Nueva Mayoría se ha producido otro despelote, entre demócratas como Tarud, el vocero de Chile Vamos y Mariana y la directiva del PC. Tarud ha propuesto no aceptar la llegada a Chile de ningún funcionario cubano. El PC está estudiando la situación y su “respuesta” (!) -Se ha inflado en el exterior la orgánica cubana de Payá. -Se ha debilitado la idea de la DC de llevar precandidatura al interior de la Nueva Mayoría y se ha fortalecido la de llevar candidato o candidata a primera vuelta, lo que evidentemente rompería esa alianza. -Se ha fortalecido, en la era de Trump, el anticomunismo en Chile. ¡Es mucho más grave lo que hace Raúl Castro en Cuba, dicen, que lo que hace Trump en EEUU, no dejando entrar a gente! En Chile no se condena a los dirigentes de derecha seguidores de Trump, pero sí a Teiller por ser también comunista, como Raúl Castro. Un típico razonamiento trumposo.
¡Ah, y pertenecen a la Internacional Demócrata Cristiana: Mariana Aylwin, Felipe Calderón y Edgardo Riveros, nuestro flamante Ministro de RREE subrogante! El embajador chileno en Cuba es simpatizante. ¡Pura coincidencia!