Son esa casta innecesaria que de tanto asustar con enemigos se han convencido que son los llamados salvadores, lo que cuesta muy caro al erario nacional, y vociferan que con ellos la patria puede dormir tranquila, para eso con sus uniformes planchados/impecables y pagados con dinero fiscal, y claro brazas a ceñir. Faltan ceros para conocer el costo de un submarino y de los viajes de estudios de grumetes.
En realidad Arancibia fue una autoridad marinera mediocre, algo así como corneta de un barco de juguete. Gustoso del aplauso, del buen salario, asiduo visitante de sus clubes y buena comida, pero finalmente se resume en una ex autoridad con pocas luces.
La historia de la marina chilena no es una blanca paloma….
“En el caso del Buque Escuela “Esmeralda”, las investigaciones practicadas por esta Comisión permitieron comprobar que una unidad especializada de la Armada se instaló en su interior con el objeto de interrogar a los detenidos que se encontraban en la misma nave y a los que eran traídos de otros recintos de reclusión de la Armada. Estos interrogatorios, por regla general, incluían torturas y malos tratos. También hay abundante evidencia de los cargueros Lebu y Maipo.( Informe Comisión Verdad y Reconciliación)
En la estrecha memoria de Arancibia no tiene espacio el sacerdote Miguel Woodward, asesinado, y que profesaba la misma religión de los capellanes en la marina, esos que bendicen los uniformes, la bandera y bañan de tarde en tarde con agua bendita de popa a proa para que nada suceda cuando haya viento de barlovento o sotavento y no se hundan. Durante años valientes marinos escondiendo información sobre los graves cometidos. Los hijos de Merino tan alejados del honor, la ética, la valentía, finalmente uniformados con distintos colores, pero uniformados finalmente.
Estos uniformados, MARINOS, fueron procesados por asesinato del sacerdote Woodward. No fueron torturados ni sometidos a tratos crueles inhumanos y degradantes, que ellos practicaron. Guillermo Aldoney y Juan Mackay vicealmirantes, capitanes Ricardo Riesco, Víctor Valverde, Pedro Abrego, José Yañez. Suboficiales Pedro Vidal, Alfredo Mondaca, Claudio Cerezo, Juan Reyes, Jaime Lazo, Alejo Esparza y Sergio Hevia, y cuando estaban frente al juez….no recordaban nada.
Y lo negarán. Todo lo que sucedió en Chile entre septiembre de 1973 hasta marzo del 90 es falso. Dirán que es campaña del comunismo internacional, la KGB, y de los vende patria, de los enemistados con la bandera nacional y sus dos animales en vías de extinción.
Pero en ese pantano maloliente hubo hombres valientes, consecuentes y demócratas, esos que denunciaron que al interior de los barcos se conspiraba para robar el voto popular y dar un golpe militar. Los que dijeron que NO y por eso los detuvieron, los torturaron sus propios camaradas y los encerraron, no fueron más que una treintena, pero marineros elevaron la dignidad de los auténticos hombres de mar, a la que no le llega Arancibia ni a la suela de las botas lustradas.
La precariedad informativa de este tartufo/marinero es abismante, pero hacer una relación entre los incendios que golpearon a la patria y la justa causa del pueblo mapuche, hablan mal del profesor de historia del ex almirante, o sencillamente en Icarito no encontró respuestas más serias para sus profundos análisis de inteligencia. Hace cien años todo aquello era tierra de nuestro pueblo originario, cien años después son de las grandes empresas madereras. Sus trabajos sobre inteligencia no profundizan en la guerra sin prisioneros de la Pacificación de la Araucanía, como dicen algunos historiadores. La historia de la patria no es solo el salto de Prats al Huáscar.
Un ignorante más entre tantos. Los años inevitablemente van debilitando las neuronas, y eso no debería acomplejarlo.
Arancibia tiene y viene de esa escuela del poder robado a sangre y fuego. Servidor de la CIA y un activo actor del usufructo/robo institucional del país, un personajillo de la mentira en mediocre obra con música marinera. Es de los que niega todo cuando se tapa los ojos ante la evidencia de muchos delitos cometidos en sus barcos. Manifiesta su derecho a la libertad de expresión, ahora puede, él era partidario y sostenedor consecuente del duopolio de los medios de comunicación.
Cuando le llegó la hora de sacarse el uniforme tomó el camino que más lo representa y no sólo a él sino a tantos otros, allí estaba la UDI con los brazos abiertos, ese es el lugar/partido/madriguera que le corresponde. Posteriormente ocupó un espacio justamente en un poder del Estado que él durante años cuestionó, vilipendió, insultó a su regalado gusto apara adular a sus superiores, es por eso que está en ese rincón de la mediocridad en el que habitan los miserables. Espera que la demencia senil lo abrace para no sentir caer el agua tibia en sus zapatos.
Si…Arancibia es un marinero mentiroso.
Pablo Varas
Escritor