Las pirañas, aun cuando habitan los ríos de la amazonia, se han arraigado en Chile. En nuestra generosa tierra, han sabido aclimatarse. Se cree que viven en acuarios privados, sometidas a intensos cuidados, lejos de miradas indiscretas. Aparecen y desaparecen de nuestra fauna, dependiendo del clima político. Como son carnívoras y atacan enloquecidas al oler la sangre, se muestran activas en épocas electorales.
Estudios recientes apuntan que, el tufillo del dinero y el poder, las trastorna. Atacan a mansalva en cualquier hora del día, aunque privilegian la oscuridad, porque son arteras. Poseen la capacidad prodigiosa de engullir a una persona, sin dejar vestigio. Si incendian un bosque, culpan a pirómanos, al descuido de un chiquilín que jugaba con fósforos.
Por su tamaño y belleza refrita, se pueden confundir con inofensivos pececillos de acuario, mientras no muestren la dentadura afilada como navaja. Sonríen con disimulo y la boca se convierte en mueca de payaso. Saben gesticular. Su forma, color, aletas pequeñas —los brazos si fueran humanos— a cualquiera engaña. Se podría creer que es plato de calidad en la mesa del gourmet, pero a veces indigesta.
También suelen llamarse tiburones, cuyo hábitat se ubica en el mar del Perú. En la naturaleza, pródiga, rica en variedad de bichos, se dan estos especímenes, que aparentan solidaridad, y al menor descuido, lanzan dentelladas mortíferas. Al verse acosadas, se engullen entre sí, emulando al caníbal.
Como el travestismo es opción de nuestro tiempo, suelen aparecer en distintas épocas, escenarios, partidos políticos, grupos empresariales, organizaciones sociales, vestidas de bufones. O de Primera Comunión. La santidad de esta especie, criada con plancton para cachalotes, embauca al borrego. ¿Cómo detectarlas con el objeto de no ser mordidos? Desconfíe de quien habla como si fuese mesías, salvador de la patria, donde alega amar al prójimo por encima de sus intereses.
Quien ha presenciado in situ cómo actúan y tragan a cuatro manos, igual a Gargantúa y su hijo Pantagruel, jamás podrá olvidar su desmedida voracidad. Idéntica voracidad demostrada por la oligarquía criolla, desde la guerra de exterminio en contra del pueblo mapuche. Hubo pirañas que de un tarascón se tragaron el país durante la dictadura Mientras otras, de tercera clase, se conformaban con las sobras que quedaban en la mesa.
Jamás se bañe en ríos desconocidos. Podrían estar infestados de pirañas. Menos aún en el lago Lake, como alternativa, donde hay bagres en vez de pirañas. Prefiera la anchurosa mar, aunque la fragata portuguesa, le provoque urticaria.
Si los cuervos a usted le pueden sacar los ojos, las pirañas cumplen una labor de mayor intensidad depredadora. Han nacido para exterminar nuestra especie y no hay indicios de cambio. Es cierto qué, su generosidad se traduce en dejar el esqueleto de su desdichada víctima, impoluto como dedo de proctólogo.
Lo cual es meritorio.