Cuando se escriba la historia de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), cuya V Cumbre acaba de celebrarse en Santo Domingo, se conocerán los esfuerzos que hizo el presidente Hugo Chávez para persuadir a los gobiernos de México, Colombia, Perú, Costa Rica, Chile, de su histórica necesidad y de que no sería un organismo al servicio de las políticas de los países más avanzados de la época, como la propia Venezuela, Brasil y Argentina, y menos aún de Cuba.
Los avances que se habían producido en la región, que el presidente Correa llamó cambios de época, habían significado líneas independientes frente a las políticas de Washington y que incorporaban a los excluidos al desarrollo social, estimulaban el crecimiento de movimientos progresistas que suponían próximas victorias electorales. Algunas votaciones en la OEA, incómodas para EEUU, mostraban tales cambios. Situaciones como éstas no podían ser soportadas por la Casa Blanca ni por la derecha de la región, y estuvieron en capacidad de debilitarlo sensiblemente con la segregación de Brasil y Argentina, que significó un cambio en la OEA, y el debilitamiento de la Celac y la Unasur.
Pero los avances habían sido de tal naturaleza institucionalmente, que pudieron resistir al interior de esas organizaciones, como acaba de observarse en Santo Domingo, República Dominicana.
Es cierto, asistió menos de la mitad de los jefes de Estado, varios de los mismos países cuyos gobiernos ofrecieron resistencia en la hora de su fundación, aunque no pudieron aislarse, ahora estuvieron ausentes, como reflejo de los cambios habidos.
En todo caso, esta Cumbre declaró “seguir avanzando en la Unidad dentro de la Diversidad (que dejó Cristina Fernández) y en la integración latinoamericana y caribeña…”, y estar “…conscientes de que la Celac es el mecanismo de concentración, unidad y diálogo político de la totalidad… de sus países integrantes, y ratificó este espacio como un ámbito para la promoción de los intereses comunes de nuestros pueblos”.
Son principios, es verdad, como otros que igualmente fueron reiterados, pero fundamentales para sus 33 países.
Aunque se pusieron de acuerdo en muchas cuestiones importantes, no hubo consenso para alguna referencia al nuevo gobierno de Estados Unidos y sus relaciones con la región, salvo para reiterar su demanda de suspensión del bloqueo a Cuba, y la devolución a Cuba del territorio de Guantánamo, donde EEUU tiene instalada una base naval, “que debe ser un elemento relevante del proceso de normalización de relaciones entre ambos países, mediante el diálogo bilateral…”.
Fue difícil el acuerdo en el caso del decreto de Obama declarando a Venezuela una “extraordinaria amenaza a su seguridad y a su política exterior”, de marzo de 2015; apenas convinieron en que ese decreto “debe ser revertido”. Así, sin ningún calificativo ni recordar que el Gobierno y el pueblo venezolano (con sus millones de firmas) han demandado su revocatoria. “Es todo lo que se podía sacar”, me dijo un embajador. Me dirán que tampoco hubo referencia al “muro de México”, pero es de suponer que el propio representante de ese país prefirió ese silencio.
Como se lea, la Declaración Política de la V Cumbre de Celac refleja la nueva composición política de la región.
Mientras Samper, el secretario ejecutivo de la Unasur, opina que los países de la región deben enfrentar unidos la nueva política de EEUU hacia América Latina, y El Salvador asume la presidencia temporal de la Celac, el canciller salvadoreño declaró que esas relaciones deben ser asumidas por cada país individualmente.
Los equipos y la Liga de Beisbolcomo que se equivocaron en la elaboración del calendario. Las Águilas debutarán en la Serie del Caribe 13 días después de titularse campeón, mientras que sus rivales siguen jugando. ¿Qué harán en todo ese tiempo? Creo que nunca antes le había ocurrido a un equipo venezolano.
Era justo y oportunoque algún organismo estatal asumiera el compromiso de investigar quiénes fueron los funcionarios públicos que aquí recibieron altas comisiones en dólares de Odebrecht. Mientras que en Perú ya hay uno enjuiciado, relacionado con las presidencias de Alejandro Toledo y Alan García, es inconcebible que no hubiera uno en Venezuela. Esperemos a que el Ministerio Público nos dé los primeros resultados de sus averiguaciones.
Me pareció un errorcentrar los actos en el Panteón en la actividad de jefe guerrillero que tuvo Fabricio Ojeda, pues además de haber sido muy breve, no resultó nada exitosa, como sí lo fue su acción en el periodismo, su lucha contra la dictadura de Pérez Jiménez y a favor del socialismo.
Mientras no se resuelvael precio de semillas y fertilizantes, los precios de muchos productos agrícolas seguirán subiendo. Vean el caso de la cebolla: una lata de semilla de la variedad campo lindo (medio kilo, 100 mil semillas) cuesta hoy más de 300 mil bolívares, pero el precio en Agropatria, donde no se consigue, es de Bs 2.500. A esa exageración de precios hay que añadir que, como son importadas de Colombia, a menudo llegan falsificadas.