La palabra funa tiene su origen en el mapudungún y se relaciona con algo que está podrido. La acción de funar, ya sea a personas o a instituciones responsables de violaciones a los derechos humanos, constituye una manifestación de repudio y una condena moral que se expresa públicamente para denunciar la impunidad.
El domingo 8 de enero, distintas organizaciones de derechos humanos de Valparaíso, convocadas por la Agrupación de Amigos de Miguel Woodward, se reunieron en el Muelle Prat para recibir con una manifestación de protesta la llegada del buque-escuela Esmeralda.
Decenas de manifestantes se congregaron para funar el ingreso al molo de la Esmeralda, teniendo como plataforma de lucha la exigencia de cuatro puntos principales:
1. Verdad y justicia.
2. Que digan dónde están.
3. Que se elimine la estatua de José Toribio Merino.
4. Que terminen los pactos de silencio.
En espera de la llegada del buque-escuela, representantes de las diferentes agrupaciones y organizaciones hicieron uso de la palabra para explicar los motivos de seguir incansablemente luchando en contra de la impunidad.
Una vez que el buque atracó en el molo de abrigo, los manifestantes marcharon, en medio de numerosos turistas presentes en el sector, coreando consignas y portando distintos lienzos. En uno se podía leer: “Marinos: asesinos, violadores, marihuaneros y voyeristas”, haciendo alusión a recientes acontecimientos ocurridos en la Armada, como fue el caso del desembarco de cuatro guardiamarinas, que participaban del crucero de instrucción, al ser sorprendidos consumiendo marihuana a bordo de la Esmeralda y, por otra parte, lo relativo al episodio de voyerismo a bordo de la fragata Lynch, donde un grupo de marineras fueron espiadas por sus compañeros de armas, violentando su intimidad, siendo, además, estas imágenes grabadas y difundidas a través de las redes sociales.
Desde el muelle Prat la marcha se desplazó hacia la Plaza Sotomayor, para llegar hasta el frontis del edificio de la Primera Zona Naval. Allí se efectuó otro acto de denuncia, en donde las oradoras dieron cuenta de los numerosos recintos utilizados por la Armada como lugares de detención y tortura en la V Región. También resaltaron cómo el buque-escuela Esmeralda se transformó, durante los primeros días del golpe, en una cárcel flotante, donde numerosos hombres y mujeres sufrieron brutales torturas. Desde dicho navío, en muy malas condiciones, el sacerdote Miguel Woodward debió ser trasladado al Hospital Naval, donde falleció como consecuencia de los tormentos sufridos en la Esmeralda. Desde entonces permanece como detenido desaparecido. Los lienzos que portaban los manifestantes explicaban en forma gráfica el brutal recorrido sufrido por el sacerdote Miguel Woodward.
Enseguida los manifestantes continuaron la marcha hacia el sector de la entrada al molo de abrigo, sitio donde recaló la Esmeralda. Se encuentra ubicado a unos ochocientos metros de la Plaza Sotomayor. Se instalaron en las afueras de dicho lugar, precisamente por donde salen los marinos, familiares y amigos que vienen a recibirlos, para hacerles ver las frases escritas en los distintos lienzos y pancartas, al mismo tiempo que explicarles, mediante el uso de megáfonos, los motivos de la funa contra la Esmeralda.
La movilización se dio por terminada luego de la intervención de representantes de las organizaciones, coreando la ya tradicional consigna “Ni blanca ni pura, fue centro de tortura”
GUILLERMO CORREA CAMIROAGA
Publicado en “Punto Final”, edición Nº 869, 20 de enero 2017.