Mientras miles de personas en diversas partes del mundo aplauden la próxima excarcelación del luchador independentista puertorriqueño Oscar López Rivera, muchas familias estadounidenses también celebran hoy la conmutación de las penas de cientos de prisioneros.
Los medios de prensa norteamericanos y de otras partes del mundo difundieron ayer la noticia de que el presidente Barack Obama otorgó la conmutación de sentencia al reconocido prisionero boricua, quien permanece encarcelado en territorio estadounidense desde 1981.
Similar clemencia ejecutiva recibió la exanalista de inteligencia Chelsea Manning, apresada en 2010 por filtrar al portal digital WikiLeaks miles de documentos secretos sobre las guerras de Iraq y Afganistán.
Esos nombres, junto a los de otras figuras conocidas por la opinión pública como el del general James Cartwright y el beisbolista Willie McCovey, se incluyen en la lista de mil 385 conmutaciones y 212 indultos concedidos por el presidente saliente durante sus dos mandatos.
Tales cifras, según difundió la Casa Blanca, son las más altas en la historia del país y superan al total de clemencias ejecutivas otorgadas por los 12 jefes de Estado anteriores.
En un comunicado publicado este martes, la Presidencia dio a conocer que solo en esa jornada se beneficiaron con la conmutación 209 prisioneros y otros 64 recibieron perdón por los delitos cometidos.
Diversos medios de prensa señalan que en los dos días restantes antes de que el dignatario deje la Casa Blanca podrían anunciarse nuevas acciones de este tipo.
Pero más allá de mostrarse como cifras récord de la administración Obama, esos datos apuntan a la necesidad expresada por el propio mandatario de reformar el sistema de justicia penal en Estados Unidos.
Números oficiales indican que la nación norteña tiene 2,3 millones de prisioneros, lo cual representa el 25 por ciento de los encarcelados a nivel mundial pese a que el país solo representa el cinco por ciento de la población del planeta.
Del total de reos, el 60 por ciento son latinos o afronorteamericanos, lo que llevó al jefe de Estado a manifestar que el sistema de justicia penal permanece particularmente sesgado por motivos de raza y riqueza, y tiene un impacto adverso en las familias y comunidades.
Muchos de los indultos y conmutaciones otorgados por el mandatario son parte de una iniciativa lanzada en 2014 para liberar a personas que cumplen duras sentencias relacionadas con delitos de drogas no violentos, las cuales fueron impuestas en décadas pasadas.
En la actualidad, la mayoría de la población estadounidense tiene una percepción diferente sobre el tema y estima que el consumo de estupefacientes debe ser abordado como un problema de salud pública más que como una cuestión meramente relacionada con la ley.
De acuerdo con el diario The Washington Post, con el tiempo Obama se convirtió en una voz cada vez más fuerte contra la epidemia de encarcelamiento que afecta desproporcionadamente a las personas de color y la larga historia de injusticia en el sistema penal.
Sin embargo, diversos activistas se han quejado del lento y engorroso proceso de clemencia, al considerar que el mandatario levantó esperanzas en prisioneros que cumplen con los criterios establecidos por el Departamento de Justicia, pero solo una pequeña parte de ellos se ha beneficiado.
A riesgo de sonar ingratos decimos ‘gracias, pero, por favor, dese prisa’, expresó Kevin Ring, vicepresidente de una organización dedicada a combatir las penas excesivas.
De acuerdo con King, hay miles de personas que recibieron sentencias anticuadas y extremas y todas ellas merecen que sus peticiones de conmutación sean consideradas.
Al mismo tiempo, la Casa Blanca reconoció que la clemencia es un recurso extraordinario, concedido solo a los individuos que hayan demostrado estar dispuestos a hacer uso de su segunda oportunidad.
Por ello, la Presidencia considera que únicamente el Congreso puede lograr las reformas amplias necesarias para asegurar a largo plazo que el sistema funcione de manera más justa y efectiva al servicio de la seguridad pública.
Según el Post, mientras el presidente electo, Donald Trump, se prepara para asumir el cargo, los funcionarios de Justicia temen que su administración desmantele la iniciativa de clemencia de Obama, de ahí la cifra de conmutados esta semana.
Otros diarios indican que el multimillonario republicano ha prometido una plataforma dura contra el crimen y es poco probable que continúe las clemencias a partir del viernes próximo, pues se mostró abiertamente crítico con la postura de su predecesor en esa área.
Ello podría empeorar la situación de un sistema de justicia penal que, según la institución no partidista Centro Brennan, tiene tentáculos en casi todos los subgrupos demográficos del país y enormes costos económicos y sociales.