Diciembre 26, 2024

Francia y las elecciones de 2017: el ocaso del Partido Socialista

En Francia, como en Chile, han adoptado el sistema norteamericano para definir los candidatos presidenciales. La derecha del Partido Republicano tuvo éxito por el empleo de este método, pues votaron cuatro millones de ciudadanos, en su mayoría adultos mayores y, además, de algunos pertenecientes a las comunas más  adineradas de Francia. La gran sorpresa fue la derrota del ex Presidente, Nicolás Sarkozy, a quien no le queda otro recurso que retirarse a sus cuarteles de invierno.

 

 

El triunfo de François Fillon, militante católico, representa una ofensiva de la Iglesia en la Francia laica, que separó la Iglesia del Estado  en 1906  en chile 1925. El institutor remplaza al cura en la educación

    En la IV República existió un partido democratacristiano denominado Movimiento Republicano Popular, (MRP), 1944-1967, y llegó a tener 169 diputados en 1946, pero bajando paulatinamente a 55, en 1962; durante este período de 23 años también contó con varios Primeros Ministros, y el último de la IV República perteneció al MRP.

                                   MRP votaciones

1945

150

Diputados

1946

169

Diputados

1951

88

Diputados

1956

73

Diputados

1958

64

Diputados

1965

55

Diputados

 

Primeros Ministros MRP  Democracia Cristiana IV Republica

Robert Schuman uno de los padres de la comunidad  Europea

Georges  Bidault

Pierre Pfimlin 1 junio 1958 Ultimo de la IV republica

 

 

El actual candidato de la derecha, además de ser un católico integrista, representa el neoliberalismo más radical, y propone, en su programa de gobierno, la eliminación de un alto porcentaje de empleados públicos, el fin de la conquista de las 35 horas laborales y, además anuncia una serie de privatizaciones. El carácter ultraderechista de Francois Fillon pretende quitarle votos al Frente Nacional, liderado por la otra  candidata, Marine Le Pen, pero a su vez, deja un espacio a la izquierda moderada, que se define como “socialista liberal”, cuyo liderazgo es disputado entre Manuel Valls y Emmanuel Macron, ambos ex ministro del gobierno de François Hollande.

Lo que se podría llamar izquierda francesa hoy está más dividida que nunca: por un lado, Macron, joven y atractivo dirigente que ha logrado exitosos apoyos populares en manifestaciones masivas, como la de la Mutualité – antigua sede de la izquierda de ese país – pretende convertirse en una especie de J.F. Kennedy a la francesa, planteando slogans como la superación de la izquierda y la derecha, como también la formación de un movimiento político, llamado En Marcha, que aspira a terminar con el bipartidismo tradicional francés, entre izquierdas y derechas. No se sabe si Macron será un meteorito fugaz o, al contrario, sería el fundador de un movimiento político nuevo en Francia. Su programa de gobierno también pretende terminar con el tiempo laboral actual, y también plantea una especie de socialismo liberal que armonice el Estado y el mercado.

El otro posible candidato de los socialistas es el ex Primer Ministro  del actual gobierno, que acaba de  renunciar para convertirse en candidato de una ridícula primaria, a efectuarse en la izquierda, durante los días 22 y 29 de enero de 2017. En el fondo, esta primaria no es más que un congreso socialista, con la participación de unos pocos ecologistas y un número reducido de radicales d izquierda que, electoralmente, no representan nada. Hay siete candidatos inscritos: Sylvia Pinel, de 39 años, representante de los radicales de izquierda; los ex ministros del actual gobierno de Hollande, Vincent Peillon,   Benoit Hamon, Arnaud Montebourg y Manuel Valls, y  el ex vicepresidente de la Asamblea Nacional, Francois Rubi; el ecologista Jean Luc Bennahmias. Sería muy ridículo que el ex Primer Ministro, Manuel Valls, saliera segundo en las primarias, pues representa la continuidad del actual gobierno, pero aún si fuese elegido candidato a la primera vuelta por el Partido Socialista, es muy probable que llegue en tercero, cuarto o quinto lugar, lo que sería una verdadera catástrofe para el Partido Socialista.

Partido Socialista

Presidentes de  V República

 

François Mitterrand

François  Hollande

Primer Ministros

Primeros secretarios

Pierre Mauroy

Leonel Jospin

Laurence Fabius

Michel Rocard

Hanry Emanuelli

Martine Oubry

Harlen Désir

Jean Cristophe Cambadelis

François Mitterrand

 

Primeros Ministros

Pierre Mauroy

Laurent Fabius

Michel Rocard

Edith Cresson

Leonel Jospin

Pierre  Bérégovoy

Jean Marc Ayrault

Manuel Valls

Bernard Cazenueve

 

Asamblea Nacional

278 de 577 sumados Radicales y otras fuerzas

Senado 128  de 348

Parlamento Europeo 538  de 1880

 

Asamblea Nacional

Socialistas y Radicales  40,9 %  278 diputados

UMP  37,95 %   194 Diputados

Nuevo Centro

5,02 %   29

Izquierda   PC Y IZQUERDA 2,6% 15 Diputados

Encuestas

Hollande  2,1 antes un 11  %

Sarkozy  21 %

Fillon  segunda Vuelta 67 %

Marine Le  Pen 33 %

Desprestigio Presidencial  y jefes de gobierno Comparativo

Apoyo %

Hollande  11

Busch 25

Rajoy 10,7

Nixon       24

 

 

 

En las encuestas de opinión Valls aparece debajo del candidato del socialismo liberal, Macron, y de la izquierda más radical, representada por Jean Luc Mélenchon, por consiguiente no sería raro que Valls se ubicara en el quinto lugar, solamente aventajando a los candidatos trotskistas y los de la ultraizquierda.

Elecciones 2012               Presidentes

Candidato

1 vuelta

2 Vuelta

François  Hollande

23,63

51,64

Nicolás Sarkozi

27,18

 48 ,39

Marine Le Pen

17,90

 

Jean Luc Mélanchon

11,10

 

 

 Votos

François Hollande

18,000.668

2 vuelta

Marine le  Pen

6.421.426

1 vuelta

Jean Luc Mélanchon

3,984.822

1 vuelta

Nicolás Sarkozi

16,860 685

2 vuelta

 

Asamblea Nacional

Socialistas

40,9

UMP

37,95

 

Votos

PS

9,420.426

UMP

8,740.625

FN

3,528,373

Izquierda Mélanchon

1,792,923

 

El derrumbe del socialismo no es exclusivamente de Francia, sino que se ha extendido por todo el mundo: en las últimas elecciones en Austria, los socialistas desaparecieron en la segunda vuelta; en Italia, dejaron de existir con Bettino Craxi; en España, el PSOE está en plena Crisis; en los países nórdicos también comienzan a perder fuerza; en Inglaterra, los socialistas están de capa caída; en Venezuela, el ADECO desapareció; en Chile, si proclaman a Ricardo Lagos, es posible que los socialistas inicien su ocaso con el triunfo de Alejandro Guillier.

Cabe preguntarse ¿cuándo se jodió el socialismo? ¿Cuándo terminó vendiendo sus ideales al neoliberalismo? ¿Cuándo se convirtió en socialismo liberal? ¿Cuándo se decidió a administrar sólo el sistema capitalista? ¿Quiénes lo asesinaron? Podrían haber sido Anthony Guides y la “tercera vía”, Tony Blair, el colaborador de George W. Bussh en Irak, Felipe González, el de la cal viva, Francois Mitterrand, que de la alianza  de izquierda pasó a la derecha, Carlos Andrés Pérez, un corrupto conocido, y por acá más cerca,  Ricardo Lagos, el “San Expedito de los empresarios”. El último de los socialistas honestos fue el Presidente de Chile,  Salvador Allende. De ahí en más, el socialismo no es otra cosa que una tenue humanización del neoliberalismo.

Macron y Valls son sinceros cuando se definen como socialistas liberales. El candidato de origen catalán es aún más audaz cuando propone cambiar el nombre del Partido Socialista y, a lo mejor, llamarlo simplemente “progresista”.

Ya como candidato Manuel Valls, seguramente adoptará un lenguaje tal vez más izquierdista, pues acaba de proponer poner fin a uno de los artículos de la Constitución, el 49-3, por el cual se permite al gobierno dictar decretos, ordenanzas y leyes sin tener mayoría parlamentaria, lo cual significaría retornar al parlamentarismo de la IV República.

La  decisión de Francois Hollande de no postular a la reelección a la presidencia de la república – caso único a partir el gobierno del general Charles De Gaulle – demuestra la situación política en que se encuentra el socialismo francés; Hollande no podía haberse presentado a una primaria en que tenía el riesgo cierto de perder, y de haber ganado, llegar de tercero o cuarto en la primera vuelta en las elecciones presidenciales. El abstenerse de postular a la reelección era la salida más honrosa que le quedaba dada su baja popularidad que, incluso, llegó al 2%, y que un poco antes tenía el 11%. En este sentido, la popularidad de Michelle Bachelet, sobre el 25%, no tiene  comparación con el desastre de Francois Hollande.

El Presidente francés, a pesar de su simpatía y de una capacidad  de diálogo chispeante e inteligente, tiene una mala comunicación como Primer Mandatario – comete más errores protocolares que el mismísimo Sebastián Piñera – y va a terminar su período traicionado, incluso, por sus propios colaboradores – primero Maron y ahora Valls -. Es muy sintomático que casi todos los candidatos  a las primarias hayan sido ministros de su gobierno.

No sólo en el Partido Socialista francés se cuecen habas, pues también ocurre en el Frente Nacional de la ultraderecha: a la candidata Marine Le Pen, que tiene un apoyo cercano al 30% y que casi nadie duda de que pasará a la segunda vuelta, le ha surgido una rival peligrosa, proveniente de su propia familia, su sobrina, Marion  Marechal Le Pen, que representa el sector más conservador y católico del Frente nacional; en estos días ha puesto sobre la mesa el debate sobre el aborto, sobre todo en lo concerniente al reembolso de los gastos hospitalarios por procedimientos abortivos. Florian Philippot, el segundo a bordo del Partido ha ninguneado a la sobrina de la candidata, polémica que se ve como las dos alas de ese Partido, en que una es más populista y social, la de Philippot, y la otra más tradicionalista y fundamentalista, la de Marion Marechal. En todo caso, sin el apellido Le Pen no se puede aspirar a presidir ese partido fascista.

No parece evidente que la disputa en las anteriores  presidenciales de 2002 entre Chirac y Jean Marie Le Pen vuelva a repetirse en los mismos términos, es decir, que unan todos en solo frente, esta vez, contra Marine Le Pen; en todo caso, el resultado de un 82% para el entones candidato, Jacques Chirac, y el 17% para Jean Marie Le Pen no será el mismo. En primer lugar, Francois Fillon es mucho más derechista que Chirac y, además, la izquierda actual  está mucho más dividida que en 2002, y,  además, en el tema de la Comunidad Europea hay mayores diferencias que en esa época.

La tendencia política mundial propende a poner en cuestión la validez de la democracia electoral, la de los partidos  políticos y las demás instituciones propias de la postguerra mundial. Asistimos al nacimiento del siglo XXI, en que una de sus características está marcada por la crítica a la democracia formal y al resurgimiento de nuevas fuerzas políticas, tendientes a terminar con los partidos tradicionales y, a su vez, crear nuevas formas de participación que reemplacen las instituciones caducas. La abstención y, a veces, el surgimiento de tendencias autoritarias anti políticas, se ubican en el cuadro del derrumbe de las grandes visiones ideológicas, originadas en el siglo XX.

Rafael Luis Gumucio Rivas (El Viejo)

30/12/2016        

                         

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