Diciembre 27, 2024

EE.UU.: Una transición envenenada

Donald Trump ha demostrado una y otra vez que su ego es su peor enemigo. Y es su ego el que de nueva cuenta, amenaza con emponzoñar un proceso de transición que hoy avanza como un ejército de payasos y generales ávidos de poder a uno de los más solemnes actos de la democracia en Estados Unidos.

 

Aunque por tradición, los procesos de transición suelen estar marcados por el caos y el desdén de los gabinetes entrantes y salientes, los últimos arrebatos de Donald Trump a través de su cuenta de twitter parecen contradecir el carácter y templanza de un líder que acaba de cosechar una de las victorias más sorprendentes en la historia de las contiendas políticas en Estados Unidos.

En lugar de reflejar la magnanimidad y la altura de miras de un candidato victorioso, sus pronunciamientos a través de su cuenta en twitter parecen los pataleos de un líder amargado por la derrota.

Sus exabruptos, carentes de inteligencia y marcados por el odio hacia Obama, le empequeñecen y alejan de aquellos que le han antecedido en su llegada triunfal a la oficina oval de la Casa Blanca.

Su actitud, grosera y mezquina, le achica aún más ante un presidente como Obama y confirma que el inicio de su presidencia estará marcada por el sobresalto y la revancha contra todos aquellos que alguna vez le negaron cualidades como demócrata y estadista.

La lista es larga.

Bien es cierto que los presidentes se convierten en “patos cojos” en el último tramo de su mandato. En los seres más desvalidos ante la inminente perdida del poder. Y Barack Obama no podría ser la excepción. En este sentido, Donald Trump ha permanecido fiel a su naturaleza de matón insensible. Ha aprovechado el ocaso de la era Obama para llenar los vacíos de ese poder menguante con bravatas y amenazas que sólo mancillan a la institución presidencial.

Pero, Donald Trump no es el primero y seguramente no será el último en degradarse a sí mismo como sucesor de la presidencia de Estados Unidos.

¿Quien no recuerda las últimas semanas de la presidencia de James Carter, cuando las hordas republicanas comandadas por Ronald Reagan le humillaron como a un adolescente?

Con el tiempo, sin embargo, Ronald Reagan reconocería la generosidad, la meticulosidad y altura de miras de James Carter quien hizo todo lo posible para garantizar un proceso de transición sin sobresaltos y pensando sólo en los intereses de Estados Unidos.

El inicio del pataleo de Donald Trump arrancó desde hace dos semanas, cuando un informe de la CIA (respaldado por el FBI y por numerosos miembros del Congreso ) confirmó que Rusia habría estado detrás del pirateo de información que favoreció la victoria del republicano con la difusión de correos electrónicos que revelaron la guerra civil en el seno del partido demócrata para favorecer la candidatura de Hillary Clinton y sepultar las aspiraciones de su adversario, Bernie Sanders.

El desencuentro se acentuó la semana pasada tras la abstención de EU en la votación de la resolución que condenó la continua expansión de los asentamientos de Israel en los territorios ocupados de Palestina. A pesar de tratarse de un asunto de Estado (en el que un presidente entrante debería ser consecuente con la doctrina y la seguridad de Estados Unidos), Trump rompió con la administración Obama para condenar esta abstención y prometió a Israel que cuando llegue a la presidencia cambiarían las cosas.

“Permanezcan fuertes (amigos en) Israel. El 20 de enero se acerca rápidamente”, disparó a través de su cuenta de twitter.

La gota que derramó el vaso, fue una entrevista concedida la semana pasada en la que el presidente Obama especuló que, en caso de haberse presentado a la reelección para un tercer mandato, habría derrotado fácilmente a Donald Trump.

Tras estas declaraciones, Trump se lanzó a través de su cuenta de twitter para amenazar con el fin de un proceso de transición sin sobresaltos:

“Hago lo que puedo para no tener en cuenta las muchas declaraciones incendiarias y obstáculos que esta poniendo el Presidente Obama. Pensaba que sería una transición suave – ¡Pero NO!”.

En medio de este rosario de bravatas y amenazas, son muchos los que se preguntan si acaso si la sangre llegará al río antes del inicio de la presidencia de Donald Trump.

Una cosa es segura. El inicio de la presidencia de Donald Trump traerá consigo una era de sobresaltos, de mayor división y tiempos de odio, revancha e incertidumbre

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