Donald Trump ha confeccionado un gabinete que refleja en buena medida su propia imagen en el espejo. Demasiados hombres blancos. Demasiados generales con egos insuflados. Demasiados millonarios con intereses en Wall Street y la industria del petróleo. Demasiados simpatizantes de Vladimir Putin.
Bienvenidos al inicio de la era de Donald Trump. Una distopía o una versión negativa de una utopía. Un universo paralelo al de la era Obama. Un mundo que revela hasta qué punto la democracia más sofisticada del planeta ha sido capaz de pasarse “al lado oscuro”.
De pasar de un presidente considerado como epítome de la victoria de los derechos civiles en EU, a un líder de tendencias autoritarias. De un esforzado abogado constitucionalista de raza negra en Harvard, a un blanco multimillonario de tendencias supremacistas que, además, es fiel exponente de la plutocracia corporativa.
Una cultura que piensa llevar consigo a la Casa Blanca.
En poco más de un año, los electores de EU han decidido cambiar de preferencias para pasar, de un redentor de las minorías, a un rico mesías del movimiento anti global que, irónicamente, ha llegado en hombros de los olvidados y desposeídos por culpa de la revolución tecnológica y de un galopante proceso de globalización.
En medio de un proceso que no deja de sorprender a propios y extraños, la última designación de Donald Trump, para ocupar el cargo de Secretario de Estado, es Rex Tillerson. El presidente ejecutivo de Exxon Mobil desde 2006 y uno de los más importantes aliados de Vladimir Putin en la industria del petróleo.
De hecho, las relaciones entre Tillerson y Putin se remontan hasta fines de los 90, cuando el primero era vicepresidente de Exxon en Rusia y negoció uno de los acuerdos más productivos para explotar petróleo ruso.
La proximidad de Tillerson con Putin han desatado las primeras críticas desde la minoría demócrata en el Congreso, pero también de algunos destacados miembros del partido republicano como el senador por Arizona, John McCain, quien ya ha manifestado sus muchas reservas hacia un personaje con conocidos vínculos con el líder ruso.
“No entiendo como alguien puede ser amigo de un ex agente de la KGB; de un matón como Vladimir Putin”, aseguró McCain al anticipar un difícil proceso de confirmación en el Senado para Rex Tillerson.
Por si no fuera poco, desde el equipo de transición de Donald Trump comienza a avanzar el nombre de John Bolton, un diplomático de carrera que es visto con mucha preocupación por numerosos gobiernos aliados de EU. Considerado como un “halcón”, Bolton fue uno de los más entusiastas promotores de la invasión de EU en Irak que hoy es la causa de un ambiente de caos y violencia en todo Oriente Medio.
Entusiasta de la opción de bombardear Irán, de ser designado por Trump, Bolton se convertiría en el número dos del Departamento de Estado para compensar la falta de experiencia de Rex Tillerson como máximo responsable de la diplomacia estadounidense.
De ser confirmados por el Senado, Rex Tillerson y John Bolton formarán una mancuerna que marcará el inicio de una nueva “diplomacia corporativa” y en extremo belicista, para sepultar los ocho años de la “diplomacia inteligente y multilateral” que impulsó Barack Obama.