En mi adolescencia había una serie de televisión, lógico que en blanco y negro, llamada El Fugitivo que, junto con Muchacha italiana viene a casarse, eran las telenovelas predilectas del público en general. El protagonista de la primera serie guardaba cierta similitud con el ex Presidente Piñera y también estaba acusado de un falso crimen; en cada uno de los capítulos el fugitivo, luego de ejecutar acciones muy nobles en beneficio de la comunidad, siempre lograba escapar de la justicia en los últimos minutos. Si lo hubieran pillado, la teleserie se hubiera terminado para desgracia de los patrocinadores y de los incautos televidentes.
El 10 de diciembre de 2016 se cumplirán diez años de la muerte del “rey de nuestros fugitivos criollos, Augusto José Ramón Pinochet – si lo prefiere, Daniel López. Tuvo la gracia de escapar utilizando sus artimañas y la ayuda de sus cómplices, Eduardo Frei Ruiz-Tagle y José Miguel Insulza – este último personaje tiene la audacia de presentarse como candidato presidencial -. Posteriormente, logró evitar la acción de la justicia llevada a cabo por el valiente juez Juan Guzmán Tapia, quien lo interrogó y lo declaró reo, pero la Corte Suprema lo sobreseyó acogiendo la tesis de la defensa, por demencia subcortical y otros males seniles. Posteriormente, el senado norteamericano descubrió que tenía millones de dólares en cuentas secretas, depositadas en los paraísos fiscales. El decano de nuestros fugitivos se zafó de la condena gracias a su muerte, pero al fin se fue al otro mundo en situación de reo y en libertad bajo fianza, pero en la cama del Hospital Militar y con todas las comodidades.
Como se supone que los electores son olvidadizos, no quieren o no pueden recordar que Sebastián Piñera, en quinientos y tantos días que Pinochet estuvo bajo arresto en Londres, pronunció encendidas arengas a favor del retorno a Chile del tirano Pinochet, compitiendo en oratoria con su compadre candidato presidencial, Joaquín Lavín Infante – quien en un empate técnico con Ricardo Lagos, este último ganó gracias al voto de los comunistas -.
El supuesto fundamental para funcione el sistema electoral es que los ciudadanos sean lo más olvidadizos posible. El programa del Canal del duopolio TVN, Los últimos días de Augusto Pinochet, muestra cuánto amaban al tirano personajes actuales como Evelyn Matthei, quien proponía en ese entonces y a gritos y garabatos, como ella suele hacerlo, boicotear los productos españoles e ingleses. Los empresarios más pragmáticos, previendo la baja en las ventas, decían que era una tontería adoptar esta medida. Hoy, luego de diez años de la muerte del fugitivo de Londres, todos los derechistas se declaran demócratas y se atreve a abominar de la dictadura del sanguinario y ladrón, perseguido por la justicia española por crímenes de lesa humanidad.
Piñera era un democratacristiano de derecha que aprovechó el auge de la política neoliberal de Pinochet para convertirse en multimillonario: en la crisis de 1983, los bancos fueron rescatados con dinero de todos los chilenos y, hasta la fecha, aún no terminan de pagar la deuda subordinada, pero el Banco de Talca, propiedad de los Calaf – productora de ricos caramelos – cayó en default y en una quiebra fraudulenta, producto de la mala gestión del gerente de entonces, Sebastián Piñera. Los socios mayoritarios pagaron por sus delitos, pero el gerente Piñera se zafó de los tribunales escondiéndose de persecución. La ministra de Justicia de Pinochet, Mónica Madarriaga, lo denunció al evocar el hecho de que José Piñera, ministro del Trabajo, su colega en el gabinete, le pidiera intervenir ante la justicia en favor de su hermano, Sebastián, aseverando que no huiría de Chile, pues su familia vivía en el país.
El ex Presidente Piñera ha aprovechado hasta la saciedad el hecho de haber asistido en compañía de su padre, don Pepe, al Teatro Caupolicán cuando Eduardo Frei Montalva atacaba la Constitución de 1980. Quiso ser militante de la Democracia Cristiana, pero se dio cuenta que en este Partido le iban a disputar el liderazgo, pues había muchos “niños para el trompo” y, por consiguiente, decidió adherir al Partido Renovación Nacional, donde le era muy fácil convertirse en candidato presidencial pues, de seguro, iba a ocupar el segundo lugar después de la Concertación de Partidos por la Democracia.
Dentro de la “patrulla juvenil” de RN irrumpió una rival, famosa por su carácter fuerte y sus expresiones un tanto garabateras y, como Piñera no podía, soportar a competencia encargó, por medio de un amigo, Jorge Andrés Richard, que intentara demostrar que la Matthei era una niña chica y, por consiguiente, cambiaba de opinión como las veletas, lo que la hacía incapaz de postular a la presidencia de la república. El dueño del Megavisión, Ricardo Claro, hizo explotar el escándalo de las grabaciones entre Piñera y Pedro Pablo Díaz en un programa de televisión de ese Canal. Posteriormente, se descubrió que los militares estaban involucrados en el asunto, razón por la cual Evelyn Matthei renuncio a Renovación Nacional e ingresó a la UDI. Como en otras ocasiones, Piñera salvó bien la situación en la cual había caído.
El senado es el “cenáculo de los negociados”: Piñera estaba a sus anchas entre los padres conscriptos, y como lo hacía un viejo senador de la República Parlamentaria, podía preguntar cómo podrían ir mejor mis negocios en cada proyecto de ley que se discutiera. Renovación Nacional es un partido que funciona sobre la base del clientelismo político, y para financiarse requiere de mecenas que, en este caso particular, se cuentan dos: Sebastián Piñera y Carlos Larraín – por lógica, el mecenas deberá ostentar el cargo de presidente del partido -.
Piñera siempre ha sido un poco “el patito feo” de la derecha pinochetista, acusado de díscolo e indomable, pero lo que ocurre es que posee un narcisismo extremo que hace que solamente él podía hacer bien las cosas, y cree que la presidencia de la república y la del partido son la gerencia de una empresa personal, además, los ministerios se convierten en directorios de empresas, pues para Piñera no existe ninguna diferencia entre negocios y política.
Piñera ha resistido muy bien los embates de sus rivales en la derecha, por ejemplo, aceptó con humildad que el UDI Joaquín Lavín lo castigara con pérdida de la presidencia de Renovación Nacional y, además, la cesión de su candidatura a senador por la V Región en favor almirante Jorge Arancibia.
En el año 2009, no fue Pinera quien ganó la presidencia de la república, sino que la perdió el mal candidato de la Concertación, Eduardo Frei Ruiz-Tagle. Llegado al poder podía hacer, como rey, lo que quisiera: en primer lugar, nombró un gabinete ministerial exclusivamente de gerentes de empresas, sus amigos personales; cada uno llevaba colgado de su cuello un pendrive, que incluía instrucciones presidenciales que, seguramente, ningún ministro se tomó la molestia de revisarlo; en segundo lugar, tuvo un momento exitoso cuando ordenó el rescate de los mineros de la mina San José, en Copiapó; en tercer lugar, ignoró a las directivas de los partidos políticos que lo apoyaban, especialmente, se dedicó a una guerra con Carlos Larraín, presidente de su propio partido.
Su gobierno estuvo marcado por una serie de protestas de estudiantes, apoyados por profesores, apoderados y otros grupos sociales y sindicales, y también por la justa rebelión de los habitantes de las regiones, empezando por Su gobierno fue el peor evaluado por la opinión pública hasta la fecha, sólo superado por algunos períodos del segundo gobierno de Michelle Bachelet.
Transcurrido algún tiempo el entonces senador Pablo Longueira apareció con el famoso discurso de que al gobierno “le faltaba relato”, es decir que era necesario y urgente que los partidos políticos de derecha se apropiaran del gabinete ministerial. Longueira, Matthei y Chadwick renunciaron a sus senadurías para ocupar los ministerios emblemáticos de Economía, Trabajo e Interior, respectivamente. El gobierno de Piñera tuvo el récord de ministros y subsecretarios encausados por la justicia debido a acusaciones de prácticas corruptas y mezcla del dinero con la política.
Hoy, el ex Presidente Piñera hablando como lo hacen los Papas – en tercera persona – coloca por los cielos lo que él llama “la obra de nuestro gobierno”, que no fue más que un desastre, incapaz ni siquiera de realizar un censo – hasta ahora nadie sabe cuántos suman los chilenos -. Entre las promesas incumplidas se contó del fin a la famosa puerta giratoria, pero al fin de su gobierno, los delincuentes se reían a carcajadas en su propia cara. Se cree, por otra parte, un gran economista y mago de las finanzas, pero no supo aprovechar el alto precio del cobre, a un precio de 4 dólares la libra. Con respecto a la salud y la educación siguieron como siempre y, para más remate, el presupuesto destinado a los hospitales públicos fue destinado a enriquecer las clínicas privadas, por prestación de servicios. Piñera entendía la educación como un “bien de consumo”, es decir, favorecía a quienes disponían de dinero para comprarla, acentuando así la brecha entre ricos y pobres.
Al Presidente Piñera le costó mucho desprenderse temporalmente de la dirección de sus variadas empresas, pues no quería soltar el tesoro que había amasado “con tanto esfuerzo”. Al fin sus amigos lo forzaron para que firmara un fideicomiso ciego – que se convirtió en tuerto ya que dejó fuera de esta figura legal todas sus inversiones en el exterior, incluidos los dineros en paraísos fiscales, equivalentes a 2/3 de su abultado capital.
Una de sus principales empresas, Bancard, administrada por uno de sus hijos, hacía inversiones en el exterior: una de las principales receptoras fue la Bolsa colombiana, y también con la de Perú, Argentina y otros países latinoamericanos. Tanta ganancia obtuvieron estas acciones junto a otras inversiones que la fortuna de Piñera se aumentó en cuatro veces la inversión inicial.
Como siempre, en este tipo de negocios, los gerentes y mandos medios terminan siendo responsables de los presuntos delitos – es el caso del gerente Nicolás Noguera y Fernando Barros, antiguo abogado de Pinochet en Londres, que ya reconocieron el error y se golpearon el pecho -.
Las inversiones de Bancard no se limitaron sólo a la empresa pesquera Exalmar, sino que sus tentáculos también llegaron a las empresas Lindley y Andino Investment, todas de Perú.
En Argentina, Piñera está acusado de coimas por el caso LAN, y como es muy astuto y sabe zafarse como un rey, ahora se muestra autocrítica y manifiesta que si decide convertirse en candidato presidencial adoptará un fideicomiso completo, es decir que abarque su capital, tanto en Chile como en el extranjero, y agrega, a manera de mea culpa, que no debería haber invertido en “países limítrofes”.
En la causa que el fiscal Manuel Guerra lleva de Bancard, no se ha entregado, por parte de esta empresa, los correos electrónicos mantenidos entre el hijo de Sebastián Piñera y la gerencia de Bancard. El ex Presidente, que es un genio en el arte de zafar, ahora acusa a la Fiscalía de filtración del sumario – cabría preguntarse qué se filtró si no han enviado, por parte de Bancard, ningún correo entre la gerencia y el hijo del ex Presidente -.
Las famosas “piñericosas” que ya trascienden las fronteras nacionales, se incrementan día a día: ahora resulta que Abel mató a Caín y coludido con Eva para matar a Adán. No podemos dejar de reconocer el genio de Piñera, capaz de darnos una interpretación acabada del Génesis, y mucho más audaz que las investigaciones de Sigmund Freud sobre el complejo de Edipo, en que el hijo asesina a su padre para acostarse con su madre. Sólo falta que Piñera termine la historia bíblica contándonos sobre el incesto entre Caín y Eva. No podemos negar que Piñera tiene sentido del humor.
De seguro, Piñera será mucho más hábil que el personaje de la serie El Fugitivo y no sólo zafará de sus persecutores, sino que también es muy posible que engañe a los incautos electores. No se puede le negar astucia al decir que, hasta ahora, no tiene la autorización de su familia para ser candidato, es decir, de Cecilia Morel, la única que pudo impedirle que siguiera repartiendo piedras en su viaje por Europa. ( patero de Lavín le suplica que se decida luego)
Rafael Luis Gumucio Rivas (El Viejo)
09/12/2016
Nota la derecha ha tenido como líderes a los dos Alessandri, el primero no quiero ni debo ni puedo, el segundo fungía de independiente y candidato de los gerentes, dos personajes de la serie los fugitivos Daniel López y Sebastián Piñera