La reciente suspensión de la República Bolivariana de Venezuela como miembro pleno de MERCOSUR por parte de gobiernos de clara inclinación neoliberal (Brasil, Argentina, Uruguay y Paraguay) y atados a los designios de los poderes fácticos de las metrópolis neocolonialistas, es una evidente y demostrable conducta abusiva, desleal y atropelladora a un Gobierno y una nación que da plenas demostraciones de apego a las formas democráticas y que demuestra, además, actuar en función de los elevados intereses nacionales y regionales.
A través de un comunicado oficial del gobierno que preside Nicolás Maduro, éste señala que “la República Bolivariana de Venezuela ha demostrado fehacientemente el cumplimiento de sus compromisos al adherir en mayor cantidad y en menor tiempo los instrumentos de adhesión a MERCOSUR, superando en un período de apenas cuatro años y sirviendo de ejemplo a los otros estados con más de veinticinco años de membresía”.
El documento continúa: “Aún así, y en violación flagrante del Derecho Internacional, los gobiernos neoliberales rampantemente han dado un paso inédito, desesperado, y con evidentes intenciones de desencadenar un proceso de destrucción de las estructuras regionales de integración que por vez primera en la historia del sufrido continente latinoamericano y caribeño logran despegar en defensa de la unidad, integración y complementariedad”.
Y finaliza: “Llamamos a los gobiernos del MERCOSUR que persisten en tal conducta a atender debidamente sus compromisos, dando muestras efectivas de racionalidad y respeto al Derecho Internacional, suscribir los instrumentos faltantes siguiendo el ejemplo de la República Bolivariana de Venezuela así como retractarse de tal conducta y suspender los efectos de la ilegal resolución de suspensión”.