Un terrorista suicida mató este sábado a al menos 73 personas en la localidad iraquí de Hilla, al sur de Bagdad, tras detonar en una gasolinera los explosivos que llevaba en un camión, informó la Policía.
Más de 100 personas resultaron heridas. La mayoría de víctimas son peregrinos del vecino Irán que regresaban de la ciudad de Kerala.
La detonación afectó a ocho autobuses, señalaron las fuentes. Debido a la fuerza de la explosión, la cifra de muertos puede seguir subiendo.
La milicia terrorista sunita Estado Islámico asumió la autoría del ataque. El portal de Internet Amaq, portavoz del EI, informó que más de 200 personas habían muerto o resultado heridas.
El Estado Islámico actúa en Irak principalmente contra la mayoría chiita. Hace unos meses, los yihadistas perpetraron el que hasta ahora sido el atentado más devastador: murieron más de 280 personas al estallar una bomba ante un centro comercial.
En las últimas semanas murieron en el atentado suicida en la ciudad de Faluya al menos 20 personas. Con los atentados, los extremistas quieren azuzar las tensiones entre chiitas y sunitas.
Las fuerzas de seguridad iraquíes emprendieron a mediados de octubre una gran ofensiva para recuperar el control de Mosul, ciudad del norte del país y bastión del Estado Islámico.
El miércoles, las milicias chiitas cortaron la última ruta de suministro. Mosul y las zonas de las inmediaciones que siguen bajo control yihadista han quedado ahora aisladas del exterior. La ruta de suministro en dirección a Siria es de vital importancia para los extremistas, sobre todo porque a través de esa vía llegaban refuerzos y combatientes.
La intervención en la ofensiva de las milicias, que trabajan en estrecha cooperación con Irán, ha sido muy cuestionada. Los sunitas rechazan esta cooperación por temor a que las milicias expandan aún más su influencia en Irak. Con la ofensiva han conseguido avanzar en territorio sunita.