Enero 2, 2025

“Duele “

palestine_3761

palestine_3761Sucede muchas veces que en aras de LA JUSTICIA, se cometen injusticias. Sucede muchas veces que la miopía impide ver las cosas como son y que el árbol tape el bosque.

 

 

Sucede que -duele, es triste- hay una izquierda boba que desde su pedestal de soberbia no sabe distinguir amigos de enemigos.

El angustiante y trágico conflicto en Medio Oriente castiga a dos pueblos –judíos y palestinos, palestinos y judíos- entronizando dirigencias estatales y políticas que han hecho de éste (el conflicto) un modo de vida.

 

 

En ese caótico escenario sería bueno que la izquierda sepa distinguir quienes son los actores, a qué intereses responden y quienes son los amigos.

 

Muchas veces, en el sincero afán de ser consecuentemente antiimperialista y anticapitalista y de aportar a las luchas por la emancipación de los pueblos y contra toda opresión, se generan confusiones que, proviniendo de quienes deberían tener criterios más serios y ajustados de análisis y acción, resultan graves y gravosos.

 

Durante las recientes guerras del Líbano y de Gaza se increpó –con razón- al Estado de Israel en función de su guerrerismo, expansionismo y acción neocolonialista. En eso no hay dudas.

 

Simultáneamente se ensalzó hasta límites inconcebibles a organizaciones político – militares como Hamas o Hezbolá no solo por su resistencia, sino también por sus postulados. No reconocer que los planteos de estas organizaciones nada tienen que ver con la liberación y la emancipación va mas allá de la ceguera y es lindante al suicidio político. En este caso no cabe para nada esa relación que se suele hacer en que el hecho de ser antiisraelí y/o antinorteamericano inmediatamente coloca en un enfoque emancipador y liberador. Lejos de esas perspectivas, los postulados que reivindican son retardatarios cuando no reaccionarios, e igualmente militaristas e inclusive racistas.

 

Para buena parte de la izquierda –campo político al que pertenezco y me identifico totalmente- se le enredan los conceptos y terminan aceptando preceptos que nada tienen que ver con lo que proclaman defender.

 

Sería interesante que esa izquierda reivindique con igual ahínco y fervor que ostenta para denunciar todas las iniquidades que comete el Estado de Israel la igualdad para todos los habitantes en el conjunto de los países árabes y musulmanes, o la eliminación del muro que separa Arabia Saudita de Yemen o Marruecos de la República Sahauri, o la eliminación del parlamentarismo de partido único imperante en muchos de ellos, o que Arabia Saudita deje de ser monarquía absoluta y autoritaria, o no se persiga a las fuerzas de izquierda, o la necesidad de la existencia de libertad de cultos (pensemos en Irán, Arabia), o …

 

La respuesta a todo este galimatías no es sencilla, pero si posible. Requiere de voluntad política, de decisión y de coraje de parte de todos los actores. Así como es imprescindible la creación de un Estado Palestino con todos los atributos de la soberanía plena, es indispensable el reconocimiento real de la existencia del Estado de Israel de parte de toda la comunidad internacional, incluyendo todos los países árabes y musulmanes. Israel es un Estado mas en el concierto de las naciones, tan artificial o natural como Uruguay, Panamá, Pakistán, Afganistán, Kosovo o Nigeria.

 

Dos Pueblos = Dos Estados soberanos es un punto de partida, en el cual el reconocimiento mutuo explicito abre las puertas para que ambos estados puedan coexistir. Puede ser que en un comienzo esa convivencia sea fría, pero también es indudable que ambos se necesitan el uno al otro en infinidad de aspectos, que van desde lo económico y lo al manejo del agua.

 

Cualquier postura rayana con la discriminación, con el racismo (en este caso, con el antisemitismo, encubierto por una leve pátina de antisionismo), no solo que nada tiene que ver con la izquierda, sino que contraía su misma esencia. Hay que tener mucho cuidado en no hacer extensivo el antisionismo con el antijudaísmo. Miles de judíos, a lo largo del ancho mundo, han dado y dan lo mejor de sí por la causa de una sociedad democrática, digna, igualitaria, justa que van desde Carlos Marx a los mas de 2000 judíos desaparecidos por la dictadura genocida argentina. En el mismo Israel, decenas de organizaciones trabajan a diario por la paz y la igualdad, desafiando a la ultraderecha –xenófoba y militarista- gobernante.

 

Es forzosa una mayor cuota de responsabilidad, lo cual conlleva mayor respeto, más comprensión, más inteligencia colectiva y abandonar cualquier rasgo de intolerancia, de mezquindad.

 

La justicia no se alcanza excluyendo. Se alcanza buscando aliados y amigos sin prejuicios ni estigmatizaciones burdas como sacadas de algún viejo y execrable manual como Los Protocolos de los Sabios de Sión.

 

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