Nadie hace una fiesta un martes, sin embargo Estados Unidos celebra sus elecciones un martes laborable de noviembre por una ley dictada cuando era un país agrícola, se desplazaba en carruaje o a caballo y solo votaban los hombres blancos: en el 1845.
Ese año, el Congreso decidió uniformar el hasta entones caótico e inestable calendario electoral, de manera que se consideró el martes el día más práctico para la sociedad de entonces, explica a Efe Daniel S. Holt, historiador de la Oficina Histórica del Senado.
Hoy, 171 años después, Estados Unidos sigue votando en martes pese a las dificultades que presenta para los ciudadanos del siglo XXI ir a las urnas en un día laborable y lectivo.
“Tenía sentido hace más de cien años cuando éramos una sociedad rural, pero no tiene ningún sentido ahora. Votar en martes es demasiado difícil, casi todo el mundo trabaja”, comenta a Efe Debra Cleaver, directora de Vote.org.
La suya es una de las muchas organizaciones que intentan acabar con una estadística vergonzosa para un país tan orgulloso: Estados Unidos ocupa el puesto número 138 de 172 naciones en participación electoral.
Y lo hace con una media del 47,7% desde el 1945, según un informe del Instituto Internacional para la Democracia y la Asistencia Electoral (IDEA).
“Ha habido numerosos intentos de cambiar el día de votación, a un festivo federal o a dos días, como en otros países. Pero ninguno ha tenido éxito”, indica a Efe Anthony Corrado, profesor de Política Gubernamental en el Colby College de Maine.
Uno de esos intentos fallidos fue el proyecto de ley que presentó a finales del 2015 el congresista demócrata de Nueva York Steve Israel para que las elecciones pasaran a celebrarse el primer fin de semana completo de noviembre.
“Votar debería ser fácil y accesible. Por eso en el 1845 el Congreso decidió que votar en martes tenía sentido al ser el día más fácil para los agricultores en una sociedad agraria. Pero los tiempos han cambiado, en las legislativas de medio mandato del 2014 dos tercios de los que no votaron alegaron imposibilidad por horarios de trabajo o estudios”, argumentaba entonces el legislador.
La organización ¿Why Tuesday? (¿Por qué martes?) tiene desde el 2005 el cambio de día de votación como causa.
“Si podemos mover el Día de los Presidentes o el de Martin Luther King para conveniencia de los compradores, ¿por qué no podemos mover el día de las elecciones para conveniencia de los votantes?”, pregunta esa asociación en su manifiesto.
“El comercio se ha opuesto a un festivo federal para votar por no perder clientes. Pero la principal razón de que no haya un cambio es que ninguno de los grandes partidos puede determinar cuál de los dos saldría beneficiado”, apunta Corrado, que ve “improbable” un cambio próximo.
“El sistema electoral es muy diferente a los del resto de la región. En Latinoamérica (como en España) se vota en domingo y en el Caribe anglófono según el día en que se llama a elecciones al ser sistemas parlamentarios”, explica a Efe Laura Chinchilla, expresidenta de Costa Rica y jefa de la primera Misión de Observación Electoral de la Organización de Estados Americanos (OEA) en el país.
En 37 de los 50 estados y el Distrito de Columbia (donde está la capital, Washington) los ciudadanos ya pueden votar por anticipado o por correo, pero en 13 no hay voto anticipado y se exige un justificante para el voto ausente.
Así, el próximo día 8 de noviembre muchos tendrán que hacer virguerías para poder votar por una ley del 1845 redactada antes de la industrialización, del fin de la esclavitud y del derecho al voto de afroamericanos y mujeres.