Muy respetable, como todas las lágrimas derramadas por las víctimas de la dictadura y sus familiares a través de los años. Sin embargo, lo que falta es su coherencia política para reparar de manera justa y adecuada a las víctimas de prisión política y tortura que fallecen día a día, en su gran mayoría, bajo condiciones sociales misérrimas —una obligación que tiene como Jefa de Estado en virtud de las convenciones internacionales de DD.HH. suscritas por Chile, las cuales ha ignorado.
Su incapacidad para extrapolar su propio sufrimiento al sufrimiento de otros seres humanos que como ella fueron víctimas de prisión política y como Jefa de Estado cumplir con sus obligaciones que el derecho internacional manda, es del todo inefable, como si el mundo de las sensibilidades humanas fuera solo propio.
En estas circunstancias, sus lágrimas sólo hacen más amargas las de quienes tienen que tragárselas en ausencia de la reparación que como Presidenta de la República les debe y deja —y ha dejado morir— prácticamente como indigentes o allegados en una multitud de casos.
Cada vez que menciona la palabra “justicia”, se me revuelve la mierda!
Fuente: https://www.facebook.com/groups/ExPresosPoliticosChilenosEnExtranjero/