Pasada la resaca electoral, circulan muchas evaluaciones, análisis y comentarios. Cada cual tiene todo el derecho de, a partir de su posición de clase o interés ideológico, sacar conclusiones, según los objetivos que defiende.
Vi diversos análisis comentando la derrota de la izquierda, la derrota del Partido de los Trabajadores, el fin de un ciclo, la victoria de los tucanos (PSDB), etc.
Me atrevo también a citar reflexiones puntuales:
a) Fue la campaña y la elección más despolitizada de todos los tiempos, a pesar de que la sociedad vive una de sus peores crisis – económica, política, social y ambiental. Pero nadie debatió eso. Como si las ciudades estuviesen en otro planeta. En la despolitización de las propuestas, prevaleció el dinero o el carisma personal.
b) Las campañas se redujeron a intereses personales y de grupos locales. Por eso proliferan victorias de pequeñas y desconocidas siglas, que ni siquiera son partidos.
c) Los medios de comunicación burgueses fueron los vencedores, porque consiguieron sumir a los trabajadores y a los más pobres, en un escepticismo político, en un anti-PT insalubre, jamás vistos. Sólo comparado con los tiempos de la guerra fría y del Macartismo en los Estados Unidos;
d) El poder judicial y la auto-proclamada “República de Curitiba” [capital del estado de Paraná donde se están haciendo las investigaciones del caso Lava Jato] hicieron su papel de boca de urna conservadora, reaccionaria, discrecional, prepotente, cometiendo todo tipo de atropellos ilegales. Ni una sola palabra sobre los procesos contra Aécio Neves [senador del PSDB y ex candidato a la presidencia de la República], los tucanos, el PP [Partido Progresista] y el PMDB tanto o más vinculados en la operación Lava Jato [que investiga corrupción en la Petrobras] que el PT;
e) El nivel absurdo de abstenciones, que llegó a un promedio del 25%, lo que, sumado a los votos en blanco y nulos, en las grandes ciudades, superó a todos los votos recibidos por los vencedores de las elecciones municipales, revela que hay una mayoría de la población insatisfecha con todo;
f) Los medios de información de la burguesía enfocaron sus análisis solo en la victoria de la derecha en São Paulo, para proyectar al candidato Geraldo Alckmin [hoy gobernador del estado de São Paulo] a la presidencia de la República. Sin citar las contradicciones que eso va a generar dentro del propio PSDB. Y ni una sola palabra sobre las derrotas del PMDB y del Sr. José Serra [actual canciller];
g) Los resultados de las capitales dieron para todo. No se puede concluir con una tendencia o posición hegemónica. De ningún partido. Y se espera que la izquierda aún gane, en segunda vuelta, en las ciudades de Aracaju [estado de Sergipe], Recife [Pernambuco], Belém [Pará] y Rio de Janeiro [Rio de Janeiro].
Pero las campañas electorales despolitizadas, con algunos vencedores sin ninguna representatividad social, se transforman siempre en efímeras, y rápidamente las contradicciones y la insatisfacción de la población aflorará. Porque esos métodos de manipulación de los medios de comunicación de la burguesía, para favorecer a sus candidatos, obstaculizan la ampliación de la democracia y la participación popular.
Todo este falso y repugnante proceso evidenció que la sociedad brasileña precisa de una reforma política. Una reforma verdadera, que vuelva a colocar la necesidad de partidos con programas e ideologías para la sociedad. Que le dé al pueblo el derecho de convocar plebiscitos sobre todos los temas de interés popular, inclusive la revocación de mandatos de todos los cargos que no cumplen el programa prometido.
Hay diversas e interesantes propuestas de reforma política presentadas por entidades nacionales, que duermen en los cajones del congreso, por desinterés de la mayoría conservadora y corrupta. Por eso, la mayoría de los movimientos populares defendemos la necesidad de convocar a una asamblea constituyente exclusiva, para hacer una reforma política de hecho, que garantice la democracia participativa y el respeto a la voluntad del pueblo.
Que no se ilusionen los vencedores, mientras el pueblo no tenga el poder real, la crisis política y la farsa prevalecerán. Y el pueblo buscará ciertamente otros canales de movilización y expresión de la voluntad política.
· João Pedro Stedile es dirigente nacional del Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra.