No cabe la menor duda de que si el escritor checo Franz Kafka hubiese nacido y vivido en Chile, sus cuentos y novelas se hubiesen tenido que clasificar en el género costumbrista.
Es cosa de analizar sus tres obras más conocidas y famosas, La metamorfosis, El proceso y El castillo, para identificar sus respectivos argumentos con el desarrollo político, económico y social que nos toca vivir a los ciudadanos de la Copia Feliz, especialmente en estas épocas de angustia y zozobra, que padecen los más jodidos (la gran mayoría) de nuestro querido país.
Dígame, estimado lector, que si no es “kafkiano” que sea el propio fiscal nacional quien obstruya la justicia; y que no nos vengan con cuentos de que relevó al fiscal Emiliano Arias del caso Corpesca, debido a sus declaraciones sobre que la Ley de Pesca tenía visos de ser de origen corrupto. Cosa que todo el mundo ya sabía y, en ningún caso hubo revelación de un aspecto del secreto del sumario. Como lo señaló el diputado Hugo Gutiérrez, esto ameritaba la remoción del fiscal nacional (Artículo 89 de la Constitución). Incluso la Asociación de Magistrados publicó una declaración en contra de la medida del señor Jorge Abbott. No contento con esto, el fiscal nacional ordena instruir un sumario en contra del fiscal Emiliano Arias.
Las críticas a Jorge Abbott, iban in crescendo, cuando lo “salva la campana”, al darse a conocer la famosa y esperada encuesta CEP, que copó todos los titulares de la prensa y portales de internet. Las críticas al señor fiscal nacional se desvanecieron y ya nadie habló sobre el caso. El único que ha mantenido viva la polémica ha sido el propio afectado Emiliano Arias, interponiendo sendos recursos de protección, por supuesto, todos rechazados por la “impoluta” justicia de la Copia Feliz. Bueno, qué más se puede pedir, si todavía persiste la justicia militar para investigar y fallar en casos en que estén involucrados civiles. Esta situación ha sido denunciada, criticada y con indicación expresa para que sea derogada, por Amnistía Internacional Chile desde hace ya mucho tiempo. Justicia kafkiana en su esplendor (El proceso).
Y ya que hablamos de la Ley de Pesca, el subsecretario Raúl Súnico se manda esta estupenda declaración: “Habría que pagar indemnizaciones millonarias si se deroga la Ley de Pesca”. Es decir, aunque la ley sea trucha, de origen corrupto, en vez de meter a la cárcel a todos los delincuentes, tanto a los coimeros como a los que recibieron las coimas –Longueira, congresistas, empresarios, hay que indemnizar a estos últimos (además de sus espectaculares ganancias), con “indemnizaciones millonarias”. Kafka queda chico ante tamaña estupidez.
Kafkiano es también que, mientras “no hay un puto peso” en Codelco, las fuerzas armadas se gastan millones de dólares en casinos, en bebidas alcohólicas (4 millones de dólares en 4 años, cuando ejerció como comandante en jefe del ejército el general Juan Manuel Fuente-Alba, quien, además, cambiaba su automóvil Audi todos los años).
De seguro, el funcionamiento del Ministerio de Educación habría servido de una gran inspiración a Kafka para escribir su obra El castillo, ya que después de años, no logran presentar un proyecto de ley más o menos coherente y, para peor, no permiten que los profesionales que saben de educación, puedan aportar a su contenido o, al menos, analizar sus propuestas.
Tal vez uno de los mayores admiradores de la obra de Kafka, sea el ex ministro Jorge Burgos, ya que después de su salida del Ministerio del Interior, le ha dado con repetir la cantinela de que los males que aquejan a nuestro país, se deben a que el gobierno de la presidente Bachelet “se descarriló”, porque se quiso refundar Chile, cuando la ciudadanía quería cambios graduales. Es decir, don Jorge Burgos piensa que las débiles reformas impulsadas por el actual gobierno son estructurales y tenían como propósito la refundación de la Patria. O sea, las protestas estudiantiles están dirigidas a pedirle al gobierno que sea tan amable de morigerar sus proyectos de ley sobre educación, pues no desean que haya cambios muy profundos, ya que éstos les pueden causar un tremendo estrés o, en su caso, al no poder asimilar tan grave alteración del orden establecido, pueden caer en la más honda de las depresiones. Y para qué hablar de los millones de ciudadanos que marchan y protestan en contra de las AFP.
Si realmente la “gente” quisiera que las reformas fueran más “graduales” (no refundacionales), la oposición de la ultraderecha (incluida la Democracia Cristiana), tendría más del 50% de aprobación en las encuestas, especialmente en la tan esperada e idolatrada CEP. Un dato para el ex ministro: según el informe del PNUD 2015, el 87% de los chilenos desea cambios profundos.
Y tenemos más. El Colegio de Periodistas de Chile, que se supone debe velar por la ética y, como bien explicó Manuel Cabieses, director de Punto Final, en carta pública enviada a su directiva, que debe dar el ejemplo, especialmente a las jóvenes generaciones, en el sentido no sólo de investigar la fuente de toda noticia, sino los antecedentes (qué, quien, cómo, cuándo, dónde y por qué), se manda el numerito de defensa del “periodista” chileno-venezolano Braulio Jatar. Una pregunta a la directiva del Colegio: ¿basta con fundar una página en internet con un nombre rimbombante (Informe confidencial) para poseer el título de periodista? Si la respuesta es sí, entonces los amigos de Punta Peuco son periodistas ya que, ni cortos ni perezosos, poseen y mantienen activo su “La Voz de Punta Peuco”.
El inefable diputado Jorge Tarud y el ex ministro Sergio Bitar, si se trata de joder al gobierno de Venezuela, se prestan para ese montaje, igual que la Comisión de Derechos Humanos de la Cámara de Diputados y el “piérdete una” del canciller Heraldo Muñoz. ¿Qué han dicho estos lúcidos personeros sobre la prisión preventiva del reportero gráfico, Felipe Durán durante 9 meses en la cárcel de Temuco, que fue absuelto de todo cargo? ¿Y sobre los presos políticos mapuche que permanecen por meses privados de libertad sin que se le formulen cargos? Esta situación acaba de ser denunciada en carta dirigida al canciller y a la presidente Bachelet, que se encuentran en Nueva York con motivo de la 71 Asamblea de las Naciones Unidas, por Aucán Wilcamán exigiendo igual preocupación por los presos políticos mapuche que la que han manifestado por Braulio Jatar. Otra vez, justicia kafkiana.
Pero ánimo compatriotas: ha llegado a la Copia Feliz (en este caso más que nunca, del Edén), el nuevo Mesías que solucionará todos los males (kafkianos) que padecemos los atribulados habitantes de este rincón del mundo. La luz que ha anunciado su llegada está simbolizada por su siempre y confiable servidor don Ernesto Ottone, iluminado consejero que explica que el Mesías llegado del más allá, “no entra con este ambiente político-cultural, él trae una propuesta diferente”; que quede claro, eso sí, “los que no están en el discurso del nuevo Mesías, son los de la ultraizquierda”. Es decir, como decía otro Mesías, un tal Benito, “con me o contro di me” (conmigo o contra mí).
Como este es un Mesías de nuevo cuño, han llegado (mejor dicho, han fincado en este, su país), cuatro Reyes Magos en vez de tres, que son portadores, sin lugar a dudas, de preciosos regalos (ni mitra, ni incienso) en contantes y sonantes, que ayudarán a paliar, en parte y, sólo en parte, la pesada carga de la prédica que significa su apostolado de limpiar las impías almas de los ultraizquierdistas que existen a lo largo y ancho del país, para que se sumen a las buenas nuevas que nos trae el Mesías para un Chile mejor: Gaspar Luksic, Melchor Barros, Baltazar Somerville y el cuarto, por ser el último (por ahora), a falta de un cuarto rey mago y por ser el menos antipático, lo llamaremos por su nombre, pero en confianza: Koke Awad.
Nota: Entrego mis disculpas a Franz Kafka por suponer que estaría de acuerdo con la identificación de los males descritos, con su inspiración para escribir tan enjundiosas obras. Creo, eso sí, que hasta el mismo Kafka se sorprendería ante tanta estulticia desparramada en este rincón del planeta.