Noviembre 17, 2024

Mis alumnos exigen lo que los políticos niegan

Ellos aseguran que Lagos, Piñera, Guillier, Ossandón, Tarud,  y el resto de los protegidos del duopolio, son simplemente ‘más de lo mismo’. Políticamente, heces con perfumes distintos…pero heces a fin de cuentas.

 

 

UNgrupo de alumnos (mujeres mayoritariamente) me desafió a entregar como mínimo cinco diferencias de fondo entre lo propuesto, política y económicamente, por los candidatos Sebastián Piñera y Ricardo Lagos. Mi primera defensa fue argüir que ellos aún no eran candidatos. La respuesta de mis educandos consistió en una pregunta: “¿usted es ingenuo o nos cree imbéciles?”.

Por un momento pensé que estaban construyéndome un camino-trampa para empujarme, finalmente, hacia el apoyo a Alejandro Guillier, proyecto de candidato que creí del pleno gusto de la muchachada. Nuevo error. Y grave.

Luego de una larga torera por la historia de ambos pre candidatos, incluyendo en ese discurso pedagógico a la dictadura, el plebiscito del NO, los acuerdos de la novel Concertación con los vástagos de Pinochet y varios otros etcétera, llegué a la conclusión que lo único que en realidad interesaba a mis alumnos era dilucidar un asunto relativo a la votación, específicamente a los sufragios ‘nulos’. Mis discípulos tienen claro que entre Lagos, Piñera,  e incluso Guillier, las diferencias son casi inexistentes.

Me sorprendió enterarme que para un significativo sector de la juventud, Alejandro Guillier no es confiable… en absoluto. El caso Spiniak, específicamente en lo referente al juez Calvo, lo mató, asunto que se vio agravado posteriormente con votaciones de Guillier (en el Parlamento) favorables a cuestiones muy resistidas por la mayoría de la sociedad chilena, lo que el propio senador radical ayudó a empeorar cuando dijo que “lo habían sorprendido y había firmado (votado) sin saber lo que de verdad firmaba”.  ¡Y después dicen por ahí que la juventud no lee!

Respecto del voto ‘nulo’, aclaré a mis alumnos que  de acuerdo al artículo 71 de la Ley N° 18.700, serán nulos y no se escrutarán los votos en que aparezca marcada más de una preferencia, contengan o no en forma adicional leyendas, otras marcas o señas gráficas. Sin embargo, y luego de muchos dimes y diretes, mis estudiantes soltaron la pepa que los atragantaba. Lo que deseaban saber era si en caso de que los votos nulos superaran el 50% de los sufragios escrutados válidamente, la elección quedaba invalidada y debía repetirse. La verdad sea dicha, yo, no lo sé. Si entre nuestros lectores hay un abogado constitucionalista, nos encantaría conocer la respuesta.

¡Hacia allá apuntaba la intención de los jóvenes! Desgraciadamente (para ellos) la Constitución de 1980 nada les favorece en lo relativo a porcentajes altos o bajos de votos nulos. Incluso en leyes como la 20.640  y 20.678 (complementos de la ley 18.700) nada se dice respecto de votos nulos ni en blanco. Nada.

Pero, todo lo anterior no es lo esencial. Lo realmente de fondo reside en que miles de jóvenes están dispuestos a castrar el actual sistema en cuanto se refiere a los políticos vigentes. A cada minuto se incrementa la conciencia en que las tiendas partidistas colocan en el tapete nombres de candidatos que representan fielmente los intereses del grupo político empresarial -y nunca los del país ‘de a pìe’- con lo cual anulan el recambio en serio y la verdadera posibilidad de participación ciudadana en la toma de decisiones, encapsulando el poder en aras de un lote de personajes pertenecientes a las mismas familias que se han adueñado del poder económico y político desde 1973 hasta hoy.

Como resultado de todo esto, una vez pasadas las opiniones por el colador de la razón, queda el producto principal: muchos jóvenes quieren dar la pelea para sacar de escena a los politicastros corruptos y mentirosos que actualmente copan la tarima. ¿Bastará su voluntad? Creo que no. El sistema es más fuerte. La televisión –principal y eficaz  elemento usado por el poder- atonta a los que ya están semi atontados, ergo, al 70% de la población sufragante.

Millones de chilenos siguen opinando que si tal o cual asunto nunca fue mencionado por la televisión, simplemente se le considera una mentira ya que tal información o realidad nunca existió. Entonces, dado que la juventud ha vuelto a leer, en sus manos se encuentra también la responsabilidad de que otros sectores de la sociedad civil chilena se interesen en la lectura, en el saber, en la información y en la verdad,. Elementos todos que no se hallan, necesariamente, en la prensa oficial, y menos aun en la televisión.

Con una frescura de cutis que hiela incluso a un pingüino de la Antártica, politicastros como Ignacio Walker y Rafael Tarud –ambos, de dudosa calidad moral- salen a escena para disputarle el cetro de fascistoides y malinches a personajes como Jovino Novoa y Cristián Labbé, empatándole en frescura de cutis a Mariana Aylwin,  dama que aún cree que la gente apuesta por pagar miles de pesos en educación de mediana o mala calidad entregada por establecimientos con copago (algunos de los cuales pertenecen a doña Mariana, la ‘tonta pilla’).

Al finalizar estas líneas, debo coincidir con mis alumnos en aquello de que Lagos, Piñera, Guillier, Ossandón, Tarud,  y el resto de los protegidos del duopolio, son simplemente ‘más de lo mismo’, algo muy parecido a los Luksic, Paulmann, Ibáñez, Angellini, Claro y Cueto. Vale decir, políticamente, heces con perfumes distintos…pero heces a fin de cuentas.

Estos bicharracos se oponen a todo lo que la gente de a pié impetra. Nada de renacionalizar el cobre y todos los minerales. Nada de Asamblea Constituyente, ni de nueva Constitución emanada del pueblo, ni del derecho a la sindicalización y al tripartismo laboral,  ni de previsión social solidaria, ni de educación gratuita/laica/pública/de calidad… nada de eso.

¿Qué estas líneas abandonaron la laxitud propia de lo académico y se inscriben en los artículos ‘de trinchera’? Sí, lo reconozco… son ya de trinchera. Mis alumnos me convencieron de que era llegado el momento de decirle vino al vino, culo al culo, vivaracho al fresco y ladrón al ladrón. ¿No les parece, señores Piñera, Lagos, Ossandón, Guillier, Tarud, Walker,  y demases? 

 

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