A los 89 años de edad falleció el pintor catalán, nacionalizado chileno, José María Balmes Parramón.
Nació en el pueblo catalán de Montesquiu el 20 de enero de 1927 en donde vive y comenzó su formación artística junto al artista español Domingo Soler. Llegó a Chile en 1939 junto a sus padres como refugiados de la Guerra Civil Española, a bordo del barco Winnipeg.
Sus estudios secundarios en el Liceo Barros Borgoño y sus estudios superiores en la Escuela de Bellas Artes de la Universidad de Chile desde el año 1943. Cuatro años más tarde, recibe la nacionalidad chilena.
En la Universidad tiene como maestros a los artistas Pablo Burchard y Camilo Mori. En el año 1952 se casa con la artista Gracia Barrios con quien forma una familia de artistas junto a su hija Concepción. . Continuó ligado a la Universidad como académico (1950- 1973) y luego como Decano de la Facultad de Artes (1972-1973).
Junto a Gracia Barrios y a otros artistas, conformarán el grupo informalista SIGNO, con quienes presentarán obras en Barcelona, Madrid y París.
Balmes ha compartido su desarrollo artístico y docente con un arduo trabajo gremialista, iniciado tempranamente, en el año 1947 cuando fundó el grupo GEP que reunió a diversos artistas de su promoción como Martínez Bonati, Gracia Barrios, Gustavo Poblete, Guillermo Nuñez y Hardy Wistuba, entre otros.
Militante del partido comunista, en 1973 partió al exilio a París junto a su familia. Al volver a Chile, en la década de los ochenta, Balmes ya contaba con una importante trayectoria internacional como pintor y académico.
Entre 1974 y 1985 ejerció como Profesor de Pintura asociado de la Unité de Formation et de Recherche Arts Plastiques et Sciences de l’Art de l’Université París I Pantheon, La Sorbone, Francia.
José Balmes fue uno de los artistas destacados de la pintura nacional.
Su pintura era de contenido y su trabajo consistió en la búsqueda permanente de un lenguaje destinado a decir, a proclamar a grandes voces, lo que desde su punto de vista no estaba bien en el diario suceder. Además, su obra estuvo marcada profundamente por sus convicciones políticas. Lo anterior ya se podía ver en unos trabajos de 1942 como fueron “Exilio” y “La noche negra”.
En Montesquiu, conoció de cerca el trabajo de los impresionistas tardíos, como Santiago Rusiñol y con ellos hace sus primeras prácticas pictóricas, cercanas al estilo de Van Gogh, a los nueve años de edad. Esto nos sitúa frente a una vocación plástica temprana.
Ser alumno de Pablo Burchard le permitió ir hacia un estudio más a fondo y más académico de la pintura, lo que determina una primera etapa bastante academicista.
La academia contemporánea es continuada por una abstracción lírica y junto a Enrique Lihn harán su primera exposición en 1950. También reconoce alguna influencia del informalismo español de finales de los cincuenta, liderado por Antoni Tapies. De él aprendió la libertad para la creación y el uso de los medios.
Su formación está marcada por una sensibilidad temprana frente a los sucesos del diario vivir y por el contexto político nacional e internacional que le tocó vivir. Lo anterior, impregno su manera de expresar el arte llevándolo, a un camino propio especialmente a partir de los años sesenta cuando la realidad pasaría a ser su obra, usando para ello, técnicas informalistas
En 1960 José Balmes ya está definido en una pintura acorde a su sensibilidad social, política y humana y de ahí su serie “Santo Domingo. Mayo” referente a la intervención norteamericana en ese país.
Para construir sus trabajos, Balmes utilizaba más de un lenguaje. En ellas, estaba la mancha y el color siempre utilizado como un significante. También, estaba el trazo gestual que relacionaba los elementos seleccionados por el autor para plantearle al mundo un hecho específico. Por último, estaban los objetos que estaban en todas sus obras como carbón, piedras, noticias de diarios, fotocopias amplificadas, fotografías, etc., objetos que para el común de las personas eran inservibles pero que el artista reciclaba para sus obras.
Sus obras se convirtieron, de esa manera, en la memoria de un tiempo que le toco vivir, sufrir y rescatar.
El año 1973 partió al exilio y desde 1974 a 1991 fue profesor de pintura en la Universidad de La Sorbonne de París. Luego de su regreso a Chile, en 1985, fue docente en la cátedra de pintura en la Escuela de Arte de la U. Católica. También fue Presidente de la Asociación de Pintores y Escultores de Chile. Fue nombrado Profesor Emérito de la Universidad de París I y de la Pontificia Universidad Católica de Chile en 1993.
Sus obras se encuentran en importantes museos y colecciones de Chile y del mundo. En Chile, además de muchos otros galardones, recibió el Premio Nacional de Arte en 1998 y el Altazor en 2002.