Cuando el ex presidente Ricardo Lagos Escobar se refiere a que la “institu cionalidad” está en crisis, obviamente se refiere a “su” tan querida institucionalidad, es decir, la que él instauró a partir de “su” Constitución de 2005. Es que el maquillaje al igual que una “manito de gato”, más temprano que tarde tiende a deteriorarse irremediablemente.
Lo que pasa es que el ex presidente se niega a aceptar que el engendro que lleva su firma, no es más que una hija putativa de la Constitución pinochetista-guzmaniana y, por lo tanto, no ha hecho más que proseguir con las aberraciones políticas, económicas y jurídicas plasmadas en el texto del espurio esperpento de 1980. Es a partir de su empecinamiento, que el señor Lagos ha entrado en una crisis existencial provocada por un miedo pánico al ver que se le derrumba su tan atesorada obra “política”.
Lo que se podría rescatar de la aseveración del ex presidente, es que reconoce que estamos frente a una “crisis institucional” bastante severa (aunque la presidente Bachelet dice que es sólo un problema de la élite); pero ¿qué representa la palabra crisis realmente? Según el Diccionario etimológico de la lengua castellana: Crisis, 1705, es la ‘mutación grave que sobreviene en una enfermedad para mejoría o empeoramiento’, ‘momento decisivo en un asunto de importancia’; lat. crisis. Tom. del gr. krisis ‘decisión’, derivado de krinö ‘yo decido, separo, juzgo’.
Entonces, y de acuerdo con el ex presidente, hemos llegado (al fin) a un punto en que el pueblo de Chile (no la gente), ha tomado conciencia de que la institucionalidad pinochetista (o el modelito) sigue intacta gracias al maquillaje realizado a la Constitución de 1980 en el que se involucraron, en abyecto contubernio, la Concertación y la Alianza. Es el momento, por lo tanto, de tomar una “decisión” (crisis), aquí y ahora. Pero no será el señor Lagos ni sus secuaces (en el sentido de seguidores), quienes deban tomar esta decisión, pues ha llegado demasiado tarde. Por lo demás, los que llevaron a esta “crisis”, están totalmente inhabilitados para conducir un proyecto en que el país tome la senda que le permita transitar a un cambio de las estructuras económicas y políticas, con el objetivo que se pueda constituir en un Estado de Derecho con sus tres poderes independientes, funcionando en una verdadera República Democrática. Entre paréntesis, el diputado Jorge Cándido Tarud espetó que “las declaraciones de Lagos le causan daño a la imagen internacional de Chile”. ¿Imagen internacional?
El ex ministro descarrilado.
En este mismo sentido, y ya que hablamos de retomar la senda democrática, deseo decirle al ex ministro señor Burgos, que concuerdo totalmente con su aseveración de que “el país se descarriló”; el problema radica en que don Jorge se viene a dar cuenta recién ahora, después de 43 años. Por si no se percató antes, le quiero contar que el 11 de septiembre de 1973, en nuestro país hubo un golpe de Estado, que destruyó la institucionalidad (de la que tanto le gusta hablar a Lagos Escobar) y que descarriló a Chile para instalarlo en un ramal (que luego se convirtió en una vía expresa gracias a la invaluable colaboración de Estados Unidos), que lo conduciría, raudo y veloz, a un neoliberalismo extremo, asentado sobre asesinatos, torturas, desapariciones, latrocinios y despojos de los bienes del Estado.
El señor ex ministro, implora para que se ponga de nuevo en la vía, pero no será en la vía a la que él aspira (vía paralela no Constitucional por la que ha corrido desde 1973 hasta ahora), será la vía que el pueblo construya a través de todo Chile, con rieles de acero por los que se deslice el tren bala, cuya potente locomotora de varios HP, llevará el nombre de Asamblea Constituyente. Nada más, pero nada menos.
La ministra y la autonomía.
No puedo dejar pasar la declaración de otro personaje de la élite de nuestro país (es que es de nunca acabar). En este caso se trata de la funcionaria que oficia de ministra de Educación: “Aquí no se está violando ninguna autonomía universitaria, porque la universidad como tal no existe todavía”. Muy bien, si partimos de esta premisa, (Aristóteles se revuelca en su tumba), usted tampoco es ministra de Educación, pues ningún Ministerio ha sido creado dentro de un Estado de Derecho que debiera regir los destinos de nuestro país. Como lo he explicado en múltiples ocasiones, el Estado de Chile es un Estado fallido, por lo tanto ilegal e ilegítimo, porque no ha sido constituido como Estado de Derecho, ya que no es más que la continuación (Constitución de 1980 mediante), del Estado de excepción (dictadura cívico-militar) instaurado desde 1973 hasta la fecha y que emana de un Bando Militar, redactado en pleno régimen de facto.
“Según la doctrina del gobierno de facto o de hecho, en oposición al gobierno de jure o de derecho, el acceso a los cargos o roles de gobierno por parte de los nuevos ocupantes se efectúa contrariando normas jurídicas, o por lo menos, al margen de ellas. Por lo tanto el gobierno será de facto hasta que se produzca la instalación de un nuevo orden constitucional mediante el poder constituyente, y el gobierno se convierta en de jure, ya queestará encuadrado dentro del nuevo ordenamiento jurídico”. (Giorgio del Vecchio”.
Mientras no se constituya el Estado de Derecho, (como lo expliqué en párrafos anteriores), todos los actos emanados de la “autoridad” de un Estado de excepción (o de facto), son nulos y no obligan a los ciudadanos.
El charlatán y su culebra.
En estos días se han dado a conocer las actas en que el charlatán venido del norte, le presentara la pomada de las AFP al general Pinochet, en las que se muestra al dictador “muy preocupado” (o se hizo el muy preocupado) por quien o quienes administrarían tan suculento botín. Y aquí deseo contar una anécdota de la que me tocó (por esas casualidades de la vida), ser uno de los protagonistas. Corría el año 1994 y don Enrique Méndez (a quien conocí en esa circunstancia), me pasa a buscar en su auto con su chofer para dirigirnos a la notaría de Melipilla con el propósito de firmar unos documentos en representación de sendos parientes. Durante el viaje, don Enrique me cuenta que por encargo de don José Piñera, -tal vez en su calidad de ex Ministro del Trabajo del Presidente Carlos Ibáñez del Campo, (1952-1958) y gran conocedor del tema previsional- le correspondió presidir la Comisión para estudiar el cambio del Sistema Previsional que funcionaba en Chile hasta ese momento, y proponer uno de capitalización individual. Así se hizo, pero con una salvedad –y en eso le mintió a Pinochet y sigue mintiendo descaradamente el señor José Piñera- la administración de los fondos estaría a cargo de los propios cotizantes, es decir de los trabajadores. Hasta aquí la anécdota, y mi comentario sobre el tema de marras, pues sobre las AFP la discusión está radicada en personas mucho más entendidas que yo.
La isla dinamitada
Por último, pero no menos importante (tal vez lo más importante), hemos sido sorprendidos (aunque en la Copia Feliz ya nada puede sorprendernos), que el gobierno (en un acto masoquista por el que desea seguir bajando en las encuestas), ha autorizado la extracción del carbón en Isla Riesco con el método de tronaduras ¿con dinamita? A partir de esta “gran iniciativa”, deseo proponer que se aproveche el impulso y la pericia de esos mismos técnicos para efectuar una gran tronadura en La Moneda. Me explico: El palacio de La Moneda fue bombardeado por orden de Augusto José Ramón Pinochet Ugarte y reconstruido por el mismo dictador donde, además, ejerció su poder, mismo que permanece hasta nuestros días. Se le ha tratado de limpiar de las malas vibras -que todavía penetran por los intersticios de sus muros y rincones-, por la vía de ritos sanadores realizados por damas con sus copales alrededor del palacio. Ha trascendido que piensan realizar un nuevo rito, pero ahora en su interior. Sin embargo, por la magnitud y cantidad de fantasmas malignos que pululan por sus salones y pasillos, pienso que el rito debe ser directamente proporcional al mal que se desea sanar. Dinamitar La Moneda y volverla a construir en democracia puede ser el único acto sanador por excelencia (me refiero al edificio, sin sus habitantes de turno, pues no es mi intención y no tengo ningún interés en que alguno de los ineptos habitantes que ofician de funcionarios, puedan convertirse en héroes de pacotilla, ya que los verdaderos, permanecen en nuestros recuerdos desde un 11 de septiembre de 1973. Mientras se reconstruye, la Presidente Bachelet y los ministros y subsecretarios (sin menospreciar a los asesores del segundo piso), pueden ocuparse del despacho de los asuntos que le son propios, desde las instalaciones del CEP o de Casapiedra, sin necesidad de tener que trasladarse para tomar las decisiones de rigor.