Son miles los indignados que votaron por/para que Piñera sea presidente, y se encuentran hoy día profundamente desencantados. Miles y miles lamentan haber votado por él pensando que Chile sería un país nuevo, como si se tratara de ir a buscarlo en el fondo del sombrero de un mago.
Son miles los indignados que pensaron que Piñera dejaría sin efecto el 7% que deben pagar las personas mayores, no cumplió. Piñera les mintió a los chilenos más sencillos, a los chilenos más pobres, a los más golpeados por el modelo neoliberal. Miles de chilenos votaron por él y le creyeron, pensaron que si no pagaban el 7% podrían mejorar las paupérrimas condiciones de vida, esa que se bate y se debate en los cordones marginales, en las poblaciones de todo el país, ese Chile pobre que no sale en las páginas sociales, ese Chile que se ve después de un terremoto o de alguna inundación.
Cuando hace ya algún tiempo Piñera prometía UN MILLON DE EMPLEOS, muchos le creyeron, y nada era verdad. Piñera prometió 20.000 puestos de trabajo en la zona norte para potenciar el turismo, y el norte de Chile sigue siendo un sector de alta cesantía….el presidente mintió
Tiene carácter de criminalidad hacer del sistema de salud una actividad lucrativa, sencillamente porque el presidente tiene miles y miles de acciones entre clínicas, hospitales y servicios privados de salud, y claro también sus amigos, sus cercanos, su clase social, esos que huelen bien… y caro.
Son miles los indignados que se ven enfrentados en el dilema que para poder obtener un titulo universitario deben endeudarse por muchos años, es casi lo mismo que pagar una casa o un departamento, en resumen, encontramos entonces a una generación de ciudadanos pagando dos hipotecas sustentados por salarios bajos, muy distantes de la dignidad humana, y así Chile no puede tratar a sus ciudadanos. Constituye un insulto y una agresión dictados por un sector social. Chile no es un país sin recursos naturales, Chile tiene una enorme capital que debe ser estructurada y diseñada pensando en los hijos de los hijos, y de los que vendrán
Entre los indignados y deudores están los futuros profesores y pediatras, dentistas y cirujanos, los investigadores, bioquímicos y científicos, a los que hay que sumar a los pescadores y artesanos, a los trabajadores que son entre todos el pilar fundamental de un proyecto entero que se denomina… un país llamado Chile.
No se puede dejar una tarea de construcción colectiva en manos de la derecha, donde el único interés es la ganancia, y la avaricia se les ve dibujada en sus rostros. A la derecha se le pone la cara de indignados cuando deben pagar impuestos, o cuando hay que hacérselos pagar a sus socios extranjeros. Chile no es un país sin fondo, Chile es un proyecto de vida justa y digna que une a millones de hombres y mujeres que sencillamente aspiran a vivir dignamente… tan simple como eso.
Chile está viviendo momentos históricos.
Nadie puede quedar al margen y sin decir nada. Los contenidos de las manifestaciones son y tocan a todos los sectores mayoritarios de la sociedad. Todos los chilenos tienen hijos en la escuela, colegios y universidades. Son miles los indignados que reciben mensualmente un salario miserable, precario.
Chile, no es creíble ni aceptable. Existe cerca de un millón de personas que viven con el salario mínimo, tan alejado de lo ético. Ninguna autoridad puede sentirse contenta de su oficio ante el drama de la pobreza. Chile tiene una deuda eterna con sus ciudadanos. Cada mañana ellos se levantan y se van a las fábricas, a la mina o a los colegios, pero transitar por un país tan enclenque es seguir con hambre en el día siguiente
Y es un buen momento para el país.
Las reivindicaciones están en las calles, suenan de esquina a esquina, siempre han estado allí, lo que sucede es que no existió verdaderamente la voluntad política de cambio. Muchos funcionarios de los anteriores gobiernos son parte del entramado complejo subvencionado, y claro, nadie mata a la gallina de los huevos de oro, y eso y de eso… nunca más
Pero estamos en tiempos nuevos.
Esos millones de chilenos descontentos tienen toda la razón. El futuro es ahora. Es claro que ahora es cuando hay que cambiar a Chile, todas las reivindicaciones tienen su razón y fundamento. Una nueva Constitución es indispensable pero especialmente esa imperiosa urgencia de hacer que el sistema educativo vuelva a la responsabilidad del Estado. A Piñera, a la derecha no le interesa lo público, porque huele a clase obrera, a pobre, si de eso se trata todo este asunto finalmente. Chile es un país que no se puede permitir que miles se vayan a dormir con hambre, y esto sucede, así que es ahora….y hasta donde más se pueda