Primero llegaron como inmigrantes y pequeños comerciantes. Se instalaron en el mercado de las calles San Diego y Alonso Ovalle. Ahora se están moviendo hacia la calle Meiggs.
En marzo, China dio un gran salto: adquirió a través de la empresa estatal CHEMCHINA la mayor empresa suiza de tecnología agraria. Pagaron 42 mil millones de dólares por Syngenta, empresa que se dedica a recuperar tierras para la agricultura, desarrolla nuevas semillas, prepara científicos en agroindustrias y tiene un total de 29.000 empleados nivel mundial. Solo en Chile trabajan 200.
La noticia ha pasado un poco inadvertida, pues –como dice un experto– tal vez las autoridades no desean que se deduzca e interprete que China no será capaz de alimentar a su población por mucho tiempo más sin contar con apoyo externo.
Hay un extraordinario realismo en la política alimentaria de China: al adquirir Syngenta, no pusieron a uno de los suyos al frente de la empresa recién adquirida, nombraron al mejor ejecutivo norteamericano que pudieron encontrar: Erik Fyrwald, presidente ejecutivo de la compañía de distribución de EE.UU. Química Univar Inc.
¿Es tan grave el futuro alimenticio de China?
Según el experto Sheng Yun, de la Academia de Ciencias Sociales de Shanghái, quien publicó en mayo pasado un artículo sobre lo que ha significado para China poner fin a la audaz política de un hijo único por familia que rigió entre 1980 y 2015, “durante los 35 años en que se aplicó esta política la población siguió creciendo desde los mil millones en 1980 hasta los aproximadamente 1.400 millones de hoy día. Si hubiéramos permitido a nuestra población crecer como en India, estaríamos consumiendo mucha mayor cantidad de granos y ganado que lo que ahora estamos haciendo. A la revistaThe Economist le gusta recordarnos que con nuestra actual población ya estamos consumiendo la mitad de toda la carne de cerdo que se produce en el mundo”.
China es el mayor poseedor de bonos del gobierno de EE.UU. Sin proceder a venderlos masivamente, el gobierno chino los está vendiendo para comprar empresas extranjeras que refuercen su capacidad productiva, adquieren tierra agrícola en países africanos y en Ucrania. La compra de Syngenta revela la profunda preocupación por el futuro alimenticio de su población.
El interés del gobierno de China por Chile está también aumentando. Primero hicieron un muy buen negocio adelantando recursos a Codelco para una nueva mina, adquiriendo 400 mil toneladas de cobre a 1 dólar la libra, lo que le significó a Codelco una cuantiosa pérdida.
La noticia ha pasado un poco inadvertida, pues –como dice un experto– tal vez las autoridades no desean que se deduzca e interprete que China no será capaz de alimentar a su población por mucho tiempo más sin contar con apoyo externo.
Tiene pendiente una solicitud para abrir una nueva oficina en Chile del Banco de China, que todavía no se aprueba.
Compraron este año 20 mil vaquillas para mejorar su plantel lechero. Chile le exporta además carne de cerdo, pollos y frutas.
Pero Chile no dispone de grandes praderas para producción de forrajes y trigo. El futuro parece concentrarse en agroindustria especializada, no en producciones masivas de productos agrícolas.
La gran duda ante la expansión de China en nuestro país es la siguiente: ¿será afectada por la incorporación de Chile al TPP, del que China está excluida? Buen problema para nuestras autoridades económicas.