(Pensiones solidarias para los socios de la casta cívica militar)
Una de las características de la casta política es la habilidad para repartirse el botín del Estado, y cada partido político se adjudica su parcela, que las hay para todos los gustos: la gerencia de las empresas fiscales, los directores de las AFP, los altos cargos en el Banco Estado, el directorio del Canal Nacional, intendencias, gobernaciones, Seremis (hay para todos).
Pocos sospechábamos que instituciones, como Gendarmería, fueran un paraíso para lograr jubilaciones millonarias que, en el caso de la mujer del presidente de la Cámara de Diputados, Myriam Olate, pudiera alcanzar un monto superior a los cinco millones de pesos mensuales, un verdadero paraíso para solazarse en los últimos de su vida. Si recordamos someramente la historia de Chile podemos comprobar que el cargo de director de Gendarmería eran bastante apreciados por los partidos que se repartían los cargos públicos en la época parlamentaria.
Nada más indignante que “la religión de la desigualdad” que se profesa en nuestro país. Baste considerar que en Chile hay un abismo entre quienes perciben una jubilación solidaria de menos de $100.000 y los que reciben $5.000.000 o más. Lo más probable es que el caso de la periodista Myriam Olate no sea el único, pero ha despertado mayor escándalo por ser la esposa del presidente de una rama del poder legislativo.
La dictadura de Augusto Pinochet dejó a las Fuerzas Armadas y de Orden fuera del sistema de previsión de ahorro individual, administrado por las AFP: quería con esta prerrogativa salvar a estas instituciones de la miseria en que caería la mayoría de los ciudadanos chilenos en edad de jubilar, gracias al “genial invento” del hermano de Sebastián Piñera Echeñique, José, mientras los civiles tienen jubilaciones de miseria que, en muchos casos, ni siquiera llegan al sueldo vital – cerca de $250.000 -. Los cotizantes de la Caja de Previsión de la Defensa Nacional (CAPREDENA), y la Dirección Previsional de Carabineros de Chile, (DIPRECA), pueden lograr jubilaciones que triplican o cuadriplican las que obtienen quienes obligadamente deben cotizar en las AFP.
Las Cajas de Previsión de las Fuerzas Armadas están, en su mayoría, en déficit, cubierto con el dinero de todos los chilenos, es decir, los pobres jubilados deben hacerse cargo de un injusto sistema previsional que premia la desigualdad ante la ley dando privilegio a ese sector de los llamados “servidores públicos”, que no pocas veces se constituye en una casta privilegiada respecto a la jubilación del ciudadano de a pie.
La Comisión Bravo, encargada de proponer una reforma al sistema de pensiones plantea, nada menos, que se hace necesario aumentar en cinco años la edad de las mujeres para su jubilación, a fin de que puedan ahorrar más dinero y aumentar, según el informe de la Comisión, el monto en un 40%. Esta propuesta es una verdadera cachetada, una vejación y un insulto hacia la dignidad cuando se le compara con los $5.000.000 y más que ganan algunos miembros de la direcciones de las Fuerzas Armadas y de Orden, que cotizan en el sistema previsión ad hoc, sólo para estas reparticiones.
El mismo informe de la Comisión Bravo asegura que dentro de pocos años el sistema del pilar solidario abarcará el 50% de los jubilados de Chile, es decir que la tercera edad estará condenada a sobrevivir con una pensión que, actualmente, no llega ni a $100.000 al mes.
La edad de supervivencia de este sector de la sociedad es cada vez más mayor, por consiguiente, el monto de lo ahorrado durante su vida laboral tendrá que distribuirse en más años, con la consecuente reducción del monto mensual – durante estos últimos días se ha anunciado la reducción de un 2% de las pensiones, en razón de la extensión de la longevidad, sobre todo, en las mujeres, que tiene un promedio de vida más alto que los varones -.(mejor matarse que llegar a viejo)
Volviendo al tema de las jubilaciones en Gendarmería es necesario distinguir los estamentos altos, que logran jubilaciones millonarias, cuya tarea es diferente a la del gendarme que tiene una dura y sacrificada, que debe pernoctar, caso como un interno, en un sistema carcelario inhumano, cuya dignidad se ve menguada, al igual que la de aquellas personas que custodian, que ganan sueldos miserables y cuya jubilación es varias veces menor que la de los personajes políticos, introducidos como cuotas, en el reparto del botín del Estado.
La forma en que en Chile se trata a los adultos mayores es verdaderamente degradante y, por desgracia, ningún gobierno se ha atrevido a poner fin al venenoso legado de la dictadura.
El caso de la jubilación millonaria de la periodista Myriam Olate debiera servir despertar y organizar un gran movimiento de la sociedad civil para poner fin al abyecto sistema de capitalización individual.
Rafael Luis Gumucio Rivas (El Viejo)
06/07/2016