La sentencia dictada contra el exteniente Pedro Barrientos, acusado del asesinato del cantautor Víctor Jara, dejó abierto el camino para seguir indagando sobre lo que ocurrió en Chile durante el golpe militar en 1973. Un jurado federal en Orlando, Florida, condenó la víspera a Barrientos como responsable de la tortura y ejecución extrajudicial del popular músico, poeta, y activista político, en los primeros días del golpe militar encabezado por el general Augusto Pinochet contra el presidente Salvador Allende hace 43 años.
El tribunal federal ordenó al acusado pagar 28 millones de dólares a la familia de Jara, para saldar los daños y prejuicios provocados por el crimen, así como dejó abierta una puerta para que el criminal pueda ser extraditado a Chile en caso de otras demandas judiciales en su contra.
Para Barrientos queda pendiente en su país natal, una demanda establecida por el juez Miguel Vázquez, quien dictó diferentes cargos que van desde homicidio y secuestro calificado, secuestro simple y encubrimiento, también vinculados a la muerte del trovador chileno.
Este represor, de 67 años de edad, naturalizado como ciudadano de Estados Unidos y residente en el poblado de Deltona, cerca de la ciudad de Daytona Beach, en Florida, vive en el país norteño desde 1989, respondió ante las cortes en virtud de una ley que busca ayudar a víctimas de violaciones de derechos humanos cometidas en el extranjero.
Según los registros de los servicios de inmigración estadounidenses, el exmilitar chileno no declaró su vinculación con las fuerzas armadas golpistas, ni su participación en los procesos de torturas y asesinatos en el estadio de Santiago de Chile.
La demanda civil, presentada por Joan Jara, viuda del cantante chileno, y sus hijas Manuela y Amanda, estuvo representada por el Centro de Justicia y Responsabilidad (CJA), organización legal con sede en San Francisco, California, y el bufete de abogados Chadbourne & Parke, de Nueva York.
La querella contra Barrientos se llevó a las cortes en 2013, bajo la Ley de Protección de víctimas de la tortura, diseñado para enjuiciar a los violadores de derechos humanos que viven en Estados Unidos, finalmente presentado ante los tribunales en Orlando, el pasado 13 de junio.
Durante el proceso judicial, Barrientos negó conocer al popular cantautor y haber estado en el estadio santiaguino, convertido en centro de torturas, en el momento del asesinato.
La fiscalía rebatió los argumentos del exoficial, a partir de testimonios grabados en Chile de seis exsoldados leales a la junta militar encabezada por Pinochet, quienes aseguraron haberlo visto en las instalaciones deportivas al menos 20 veces entre esos días.
Resaltó la declaración del exsoldado José Navarrete Barra, quien afirmó que Barrientos llegó a jactarse del crimen que había cometido. “Él dijo muchas veces que había matado a Víctor Jara”, aseguró el militar en el video.
Joan Jara nunca perdió la esperanza que el asesinato de su esposo fuera presentado ante las cortes de justicia. Tuvo que esperar más casi 40 años para escuchar un veredicto condenatorio en Estados Unidos, a pesar de haber presentado una demanda criminal en Chile en 1978.
“Es el inicio de la justicia para toda esa gente, para los familiares en Chile que están esperando conocer el destino de sus seres queridos, y que por muchos, muchos años han querido justicia y conocimiento, como nosotras”, declaró la viuda de Jara al periódico británico The Guardian.
Por su parte, Almudena Bernabéu, abogado del CJA, y que dirigió la investigación del caso, afirmó estar profundamente satisfecha con el veredicto.
“Este veredicto no es el fin, sino un comienzo para trabajar hacia la extradición o expulsión de Barrientos y encontrar plena justicia para la familia de Jara”.